Quién es Pablo Reinoso, el autor de la escultura que se inauguró hoy en Recoleta
Sorprendió con uno de sus "bancos espaguetis" de madera que se expandía por los pasillos del Malba; instaló un mástil monumental en el campus de la Universidad Nacional de San Martín; realizó otra obra site specific en arteBA e incluso colaboró con Martín Churba en el diseño de una colección de moda, que presentaron juntos en el Palacio de Correos cuando fue sede temporaria del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires.
Ahora, casi medio siglo después de su primera muestra en la mítica galería Lirolay, y a días de haber representado a la Argentina con otros artistas en Art Basel Miami, Pablo Reinoso volvió a Buenos Aires para instalar la primera escultura pública donada a su ciudad natal.
"Adoro Buenos Aires. Vengo todo lo que puedo", dice a LA NACION este artista de 64 años que creció en Paraguay y Pueyrredón, se formó como arquitecto en la UBA y se radicó en París en 1978, en tiempos de dictadura militar.
Su carrera ganó desde allí una gran proyección internacional. No sólo se dio el gusto de instalar sus esculturas en el palacio del Elíseo, sede de la presidencia francesa, y en el Jardín de las Tullerías, durante la prestigiosa Feria Internacional de Arte Contemporáneo (FIAC). También rediseñó por completo el restaurante parisiense de la Maison de l’Amérique Latine, la casa sobre el bulevar Saint Germain, en cuyo jardín instaló la obra Talking Bench.
Más allá de las fronteras parisinas, este año inauguró su tercera escultura pública en Londres y la cuarta en Lyon, mientras presentaba otra en la Bienal de Venecia y preparaba un proyecto monumental de cien metros de largo que presentará el año próximo en Corea del Sur.
"El arte en el espacio público es complicado, porque hay que contemplar cuestiones como la responsabilidad civil y el deterioro de la obra por factores climáticos. Pero es uno de los lugares en los que más me interesa estar", dice Reinoso sobre Aires de Buenos Aires, la pieza de seis metros de altura inaugurada hoy en el corazón de Recoleta. Está ubicada en la Plaza Ramón J. Cárcano, sobre la Avenida Alvear y a metros del Centro Cultural Recoleta.
La imponente estructura de acero, similar a un árbol, se parece a The Ark, la que instaló este año en Lincoln Square, en Londres, y a Still Tree, escultura con la que participó de Disruptions en el Collins Park de Miami. "Todas tienen que ver con la estrategia del crecimiento vegetal", explicó el artista, famoso por crear formas orgánicas aún con los materiales más duros.
En el caso de Still Tree, usó como base un árbol que cayó junto a su taller y le agregó un exoesqueleto de metal que simula devolverle su posibilidad de crecimiento. "El fin del ciclo de la vida por la explotación industrial es mi preocupación número uno", había asegurado días atrás a LA NACION en Miami, donde su obra coincidió con otras inspiradas en la degradación del medioambiente.
La madera, el metal y la naturaleza amenazada también conformaron la instalación con la que participó este año de Bienalsur, en uno de los diques abandonados de Puerto Madero, visible desde el Hotel de Inmigrantes.
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