Queridos letraheridos
Laberíntica y babélica, impacta por su exquisito diseño, donde las luces que se cuelan por los vidrios y se refractan en espejos le conceden una luminosidad que da vida al espacio. Incalculable la cantidad de libros que pueden albergar tantos anaqueles. Todos juntos brindan un espectáculo que invita a quedarse en ese mundo mágico que contiene aquello cuyo fin ya hace varias décadas se viene vaticinando: la muerte del libro y, por lo tanto, de las librerías. Pero los dispositivos electrónicos de lectura ya han demostrado que no van a ser sus verdugos. Las librerías siguen vivitas y coleando, y a la espera de nuevos lectores, como estos niños que aparecen en la imagen. Sostiene Roger Chartier, historiador del libro y de la lectura, que “la librería es una de las raras instituciones […] capaz de reconstituir la sociabilidad que hemos perdido”. Letraheridos y letraheridas, confiemos en que esté en lo cierto.