¿Qué vas a leer con tu hijo esta noche? El curioso caso de Titán (y otros cuentos geniales para chicos)
Esta semana seleccionamos algunos libros muy especiales que fueron escritos e ilustrados en estos meses de pandemia y cuarentena. El mundo se dio vuelta como una media fue creado a cuatro manos por dos hermanas y cuenta algunas situaciones y experiencias de esta nueva vida desde la perspectiva de una nena. También recomendamos la colección "Cuentos x contar", que forma parte de un proyecto literario social que incluye un sitio web con audios y actividades para hacer en casa con los chicos. Y, además de otros libros geniales con cuentos disparatados, incluimos como bonus track la historia de un relato escrito por una madre para sus cinco hijos. Pasen y lean.
Un perro no tan perro, de Carolina Tosi (Edebé). Con ilustraciones de Gabriela Burin este cuento para lectores iniciales está protagonizado por Ulises, un chico que sueña con tener un perro. Pero (en las buenas historias siempre hay un "pero") sus padres no comparten la idea. "Hay que bañarlos, sacarlos a pasear, peinarlos y perfumarlos", dicen. Entonces, Ulises propone otros animales para adoptar como mascota: un león, un yacaré, un guepardo. Hasta que aparece Titán, un perro no tan perro.
El mundo se dio vuelta como una media, de Analía y María Sivak (Ralenti). Ya desde la tapa, este libro recién editado muestra una escena de estos días raros que todavía no se ha visto en otros libros para chicos: una nena anda en bicicleta con un barbijo colorido que le cubre la nariz y la boca. Narrado desde el punto de vista de una nena, el cuento creado por dos hermanas (Analía y María) habla sobre el mundo al revés en el que vivimos hace seis meses con los padres trabajando en casa, las clases por Internet, los juegos de las plazas sin chicos y las salidas con distancia y barbijo. Mientras que el texto plantea reflexiones y preguntas ("Cuando un día la cuarentena termine, ¿querré que todo vuelva a ser como era?"), los dibujos muestran escenas entre fantásticas y surrealistas. Al final vienen unas páginas en blanco con consignas creativas que invitan a los lectores a contar qué es lo mejor y lo peor de la cuarentena, cómo les cambió la vida, qué pueden hacer y qué no, qué cosas nuevas aprendieron y cuál fue el sueño más loco de estos meses. Además, ofrece el inicio de una historia para que inventen lo que sigue con palabras y dibujos.
Yo soy la reina, de Maricel Santin y Marina Zan (Abran Cancha). "Colorín, colorado. Todo fin es un comienzo. ¡Aquí nada ha terminado!". Me encanta cómo empieza este cuento: a partir del final feliz de un relato con un rey y una reina que comen perdices, una maestra propone a los alumnos inventar escenas que no se cuentan en la historia que acaba de leerles. "Les pareció genial, por supuesto. Siempre era un plomo analizar el cuento o responder preguntas obvias. Inventar algo nuevo y actuarlo hacía que se sintieran artistas", dice la autora. Ahí nomás los chicos y las chicas empiezan a elegir personajes: panadera, cocinero, bailarina, princesa y hasta Mickey y Maradona (que no tienen nada que ver con la trama que leyó la docente, pero no importa). Cuando Hernán anuncia a los gritos que él quiere ser la reina, los demás se quedan mudos. Pero tampoco importa. Cada uno puede ser y hacer lo que quiera. Así que siguen adelante creando una historia divertida y delirante.
Gris, de Silvi Hei (Gerbera). "En la ciudad gris, todo era gris". Todo: las casas, los vehículos, las familias, la ropa y hasta los juguetes. Por suerte, hay un habitante que vive rodeado de colores. Y, por suerte, tiene una magnífica idea para inundar la ciudad de tonos, aromas y flores. Un libro precioso, con tipografía amigable para compartir con lectores con dislexia.
El encargo, de Claudia Rueda (Océano Travesía). Un emperador, que amaba los gallos, le encarga al mejor artista del imperio que le pinte un cuadro con un gallo. El artista acepta el pedido y se encierra en su taller a trabajar. Pasa el tiempo y el emperador se impacienta porque no tiene noticias del pintor ni del gallo. Entonces, por supuesto, reclama. El artista lo sorprende con la rapidez con que cumple con el pedido, ahí nomás, frente de sus ojos. ¿Por qué se tomó tanto tiempo, entonces?, lo increpa el emperador. La respuesta es tan simple como la historia que cuenta este libro escrito e ilustrado por la autora colombiana. Un gran cuento sobre el proceso creativo y sus misterios.
Cuentos x contar, de Darío Nudler Cabrera. Una colección de libros infantiles con trece cuentos ilustrados por Pablo Motta, Marcos Ramón y Sofía Nudler Giunta y actividades para jugar: trivias con preguntas sobre las historias, sopa de letras con palabras que aparecen en los relatos, dibujos para colorear y para inventar. Este proyecto literario y participativo tiene un sitio propio www.cuentosxcontar.com, gratuito y sin publicidad, que desde 2017 fue visitado por más de 730 mil personas (la mayoría de la Argentina, y algunos también de Colombia y Uruguay). Allí se pueden encargar los libros, que son de edición independiente. También se puede consultar en la cuenta de Instagram
En el sitio web, que este año recibió una Mención Especial en la categoría Entornos Digitales del Premio Vivalectura 2020, de Fundación Santillana, se pueden escuchar los cuentos narrados (algunos también están en inglés, italiano e hebrero), hay guías para docentes y padres y más juegos sobre los personajes de las historias para que los lectores voten por sus favoritos. Ideal para chicos de 4 a 10 años, familias y maestros.
Bonus track
Un libro artesanal único
Tsunami y la tierra de los Rospos, de Lucy Sulpis. Este libro es muy especial: lo escribió una madre para sus cinco hijos durante estos meses de cuarentena. Y eso no es todo: es muy especial, también, porque hay un solo ejemplar. Sí, Lucy es diseñadora gráfica y mandó a imprimir uno solo, que encuadernó ella misma. Además, la historia tiene dibujos de los chicos.
"Cuando empezó la pandemia en marzo, se me ocurrió escribir un cuento, en el que ellos fueran los protagonistas. La idea comenzó como un puntapié para que adquirieran el hábito de leer. Quería generar una historia que los atrapara para que puedieran descubrir lo lindo que es desarrollar la imaginación a través de la lectura. A su vez, me gustaba hacer algo importante que les quedara de recuerdo para siempre de esta rara (y espero irrepetible) vivencia que le tocó padecer al mundo entero", contó la autora a esta sección.
La cuestión fue que el cuento inicial creció y creció hasta convertirse en un relato de cien páginas. "Cuando me pregunté cómo serían los dibujos de los personajes, se me ocurrió que los chicos podrían ilustrarlos. Así fue que las largas tardes de la cuarentena la pasamos dibujando los distintos personajes y episodios más importantes de la historia". En el prólogo, Lucy le cuenta a sus hijos cómo se le ocurrió este proyecto creativo, que le llevó unos cuatro meses de trabajo durante los meses de aislamiento social más estrictos.
"La verdad es que no soy escritora, ni pretendo serlo. Simplemente lo que me gustaría transmitir con esta historia es que las madres tenemos la posibilidad (y diría responsabilidad) de transformar la realidad de nuestros chicos. Transformar la quietud y malas noticias en historias lindas que siempre quedarán en nuestros recuerdos". Los que quieran saber más sobre el libro pueden seguir la cuenta de Instagram
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