¿Qué vas a leer con tu hijo esta noche? 7 libros enigmáticos que estimulan la imaginación
Me gustan mucho los libros que no cuentan todo, esos que muestran escenas y personajes pero se guardan partes de la historia para que los lectores podamos descubrirlas. O imaginar otras. Son libros que abren puertas y no buscan cerrarlas, que generan preguntas y no se preocupan por contestarlas. Son libros fascinantes, como los que hoy recomiendo: un álbum mudo recién editado por Pípala para lectores de todas las edades; un cuento ilustrado que hace foco en una sonrisa que desaparece (y todo lo que hace su dueña por recuperarla); la historia de un ser muy especial que busca cosas simples; y más. Pasen y lean.
El sendero, de Mariano Díaz Prieto (Pípala). Un libro mudo misterioso para descubrir de a poco. Cada doble página cuenta una escena sin palabras y nos lleva a seguir el camino de un personaje. A medida que avanza la historia ilustrada no sabemos si el protagonista está en mundo surreal o si está soñando con una extraña travesía. Cada uno interpretará lo que le parezca. Lo cierto es que se trata de un viaje de iniciación fantástico.
¿Lista?, de Virginia Piñón (Gerbera). "El domingo amaneció con sol. De repente, recordé que se acercaba el día de la fiesta. Y mi sonrisa desapareció". Así empieza este cuento conmovedor escrito e ilustrado por Piñón sobre una joven que pierde la sonrisa, pero está dispuesta a recuperarla. "Me enchastro, me divierto, me enojo, me acalambro, me canso. Me tomo un recreo y vuelvo a agarrar el lápiz. Cuando termino un libro, cierro los ojos y abrazo fuerte a mis personajes, con quienes compartí mis sentimientos a lo largo del camino creativo. Vivo en Buenos Aires y dedico mi vida a ilustrar historias escritas por otros autores, pero lo que más me gusta es ilustrar mis vivencias propias", dice Virginia en última página a modo de presentación y despedida a los lectores.
Así de simple, de Toño Malpica y Roger Ycaza (Océano Travesía). Zek es un explorador del universo. Una criatura amigable que viaja de galaxia en galaxia en su pequeña nave. Es muy curioso y sociable. Un día llega a un planeta hermoso y se propone conocer a sus habitantes. Así de simple. Pero le cuesta un par de viajes descubrir cuál es el mejor medio para comunicarse con esos seres peculiares. Una historia cautivante, sencilla y muy tierna.
Las cosas que guardo, de Mo Gutiérrez Serna (Calibroscopio). "Las cosas que me parecen importantes, las voy poniendo todas dentro de mi cabeza", dice la autora e ilustradora española al inicio de este libro poético. Hay otras cosas, nos cuenta la narradora, que prefiere no guardar para tenerlas al alcance de la mano. Son recuerdos y vivencias, imágenes de la infancia, experiencias que la hicieron sentirse fuerte y feliz.
13 palabras, de Lemony Snicket y Maira Kalman (Limonero). Una historia sin historia (al menos, convencional), construida con imágenes y a partir de 13 palabras. En cada capítulo, el autor estadounidense (cuyo nombre real es Daniel Handler) construye un relato delirante en el que va incorporando términos en forma caprichosa: pájara, alicaída, pastel y perro, entre otras. Un álbum original para compartir con chicos y chicas que disfruten de los libros mágicos.
Eric, de Shaun Tan (Loqueleo). En este precioso libro, el autor e ilustrador australiano (ganador en 2011 del prestigioso premio Astrid Lindgren) presenta a Eric, un peculiar estudiante extranjero que se instala durante un tiempo en la casa del narrador. Pequeño y curioso, Eric pasa el tiempo investigando para qué sirven ciertas cosas que encuentra en el suelo: un botón, un papel de caramelo, una hoja. Un día, el visitante desaparece. Sus anfitriones quedan muy sorprendidos. Hasta que descubren algunas sorpresas que les dejó Eric. Ideal para lectores sensibles, imaginativos y soñadores.
¡Qué lío!, de Ivanke y Mey (Arte a Babor / Lecturita). "¿Qué hacemos con todo este lío? ¡Jugar!". Desde las primeras páginas de este libro de formato pequeño, perfecto para las manitos de los más chicos de la casa, los autores e ilustradores invitan a jugar con los colores, las formas y las figuras. De la colección Había una vez un cuadro, está inspirado en las obras de Kazimir Malevich. Lo más interesante es que no pretende enseñar arte ni historia sino que convoca a los lectores a imaginar escenas y personajes a partir del estilo de Malevich.
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