¿Qué vas a leer con tu hijo esta noche? 9 libros con fantasmas y leyendas urbanas
Las historias de fantasmas fascinan a los chicos a cierta edad, cuando ya no son tan chicos como para entrar en pánico ni tan grandes como para internarse con los amigos a ver maratones de series con zombies como The Walking Dead. En los catálogos de literatura infantil de la mayoría de las editoriales hay libros con fantasmas de toda clase: amigables, como Fran, que es rosado y no sabe cómo hacer para asustar de verdad, y Leo, que es el amigo invisible de una chica real. El colectivo fantasma y otros cuentos del cementerio, de Ricardo Mariño (Loqueleo), es ideal para los que se asustan en la oscuridad: trae una tapa a todo color, que brilla cuando no hay luz. En esta selección no falta, por supuesto, un clásico que me encanta: El fantasma de Canterville, de Oscar Wilde, que fue editado por varios sellos en versiones ilustradas para atraer a los pequeños lectores. La edición de Planeta Lector tiene traducción de Elvio Gandolfo e ilustraciones de Nehuén Wolf. Y la de Loqueleo, con prólogo de Jorge Accame, incluye también los cuentos "El ruiseñor y la rosa" y "El amigo fiel".
El fantasma Fran, de Guido van Genetchen (SM). De la serie Los piratas de El Barco de Vapor, un encantador libro para los más chiquitos. Un cuento sobre un pequeño fantasma, diferente a todos: Fran es rosado. En la escuela de fantasmas le enseñan lo que debe saber para asustar, en especial, cómo es el "buuuuhhh" perfecto. Pero a Fran no le sale.
Leo. Un cuento de fantasmas, de Mac Barnett (Catapulta). Leo es distinto a los demás: es un fantasma que un día debe abandonar la casa donde vive porque asusta, sin querer, a los nuevos dueños. En su derrotero por el barrio conoce a Juana y se hacen amigos. Para Juana, Leo es su amigo imaginario. Pero para Leo, Juana es su única amiga real.
Hay un fantasma en mi baño, de Mónica López (AZ). Ilustrado por Gabriela Ricardi, este cuento de la colección Lectonautas está narrado por Lauti, un chico un tanto miedoso y muy imaginativo. Mientras espera la hora del cine en un bar, junto con su abuelo, Lauti le cuenta una historia maravillosa de fantasmas y ogros que hará reír a los más chicos (y también a los más grandes).
El fantasma de Talcual, de Mercedes Pérez Sabbi (AZ). De la misma colección que el anterior, sugerida para chicos desde los 11 años, ilustrado por Nicolás Mezquita. El primer capítulo, "Todo sucedió tal cual lo cuento, empieza así": "Se puede vivir frente a un mercado, una farmacia, una panadería…: a un parque, si se tiene suerte; pero vivir frente a un cementerio, eso sí que es poco agradable, por no decir tenebroso. Esto les pasa a Simón Céspedes y a Romina Pomarolo, que justo, justito, son vecinos…" Simón es el arquero de Los Roñosos de Talcual, único equipo de fútbol del pueblo, Talcual es tan pequeño que solo tiene 198 habitantes. Bueno, en realidad, son 198 y un fantasma.
Los fantasmas no llaman a la puerta, de Eulalia Canal y Rocío Bonilla (Algar). Esta historia también tiene fantasmas, pero es ante todo un cuento sobre la amistad. Está protagonizado por Oso y Marmota, dos animales que se la pasan jugando a los dardos y a buscar tesoros escondidos. Juntos se divierten mucho. Un día, Pato quiere sumarse a sus juegos. Y esa intromisión no le gusta nada a Marmota. Por eso, inventa un plan terrorífico para librarse del intruso. "¡Somos fantasmas!", escribe Marmota en un cartel y lo pega en la puerta para asustar a Pato. No les voy a contar cómo sigue, pero les recomiendo que lo compartan con lectores iniciales. Es un cuento muy divertido y no asusta: se puede leer a la hora de dormir. Sorpresa: al final, viene un poster desplegable con los personajes ilustrado por Bonilla.
El fantasma de Canterville, de Oscar Wilde (unaLuna). "He aquí el fantasma Otis, el único espíritu auténtico y verdadero. Cuidado con las imitaciones. Todos los demás son falsos", escribe Wilde en este cuento. La edición que aquí presento está ilustrada por Barbara Brun y es un álbum de formato gigante y tapa dura muy atractivo. Trae ilustraciones a toda página, algo góticas y coloridas. Además, afiches que imitan publicidades de la época de los productos que aparecen mencionados en la historia: detergente para eliminar manchas de sangre y lubricante de metales para que evitar ruidos y crujidos. En las páginas finales vienen los archivos Canterville: bocetos y estudios de los personajes realizados por la ilustradora. Una especie de trastienda creativa que remata con un retrato del autor irlandés.Otras dos historias de fantasmas para chicos del mismo sello: Ascensor fantasma, de Fernando de Vedia y Eugenia Nobati, y Cómo se enamora a una fantasma, de Luciano Saracino, ilustrado por Sebastián Barreiro;
Urbanas. Leyendas de ciudades, de Graciela Repún y Enrique Melantoni (Norma). Una recopilación de mitos y leyendas urbanas, de esas que circulan de boca en boca y, bien contadas, pueden causar escalofríos. Los autores cuentan en este libro, sugerido para lectores desde los 9 años, historias terroríficas con fantasmas, aparecidos, espíritus en sitios reales como los barrios porteños de La Boca y Barracas, la tasca de los cuchilleros, el arroyo Maldonado, el parque Lezama, la Manzana de las luces, el hotel Edén y el hotel Viena, de Córdoba. Así, en las leyendas aparecen el fantasma de Felicitas Guerrero, el mito de la Maldonada, la maldición de Osorio, la dama de blanco del Hotel Edén, los duendes de la torre de un viejo edificio de La Boca, entre otros personajes tenebrosos. Un libro fascinante, que atrapará a chicos y grandes.
Mi vecina es un fantasma (y su hija también), de Germán Cáceres (Del Naranjo). Una novela de intrigas repleta de referencias urbanas, culturales y artísticas de Buenos Aires. Todo empieza cuando el protagonista, Valentín, se muda con sus padres a un departamento de un edificio antiguo en la esquina de Virrey Liniers y Moreno, que parecía un castillo medieval. Como todo castillo medieval, en la torre del último piso vive el fantasma de una mujer que llora y hace ruidos extraños por la noche. O al menos eso dicen los vecinos. Pero la historia no convence a Valentín, que decide investigar el asunto como si se tratara de un caso policial. Un relato apasionante, con humor, amor y aventuras, que van a disfrutar los adolescentes. De la misma editorial recomiendo otros dos títulos del género: El Ñato, un fantasma en el estadio, de Javier Chiabrando; y Cuentos de fantasmas y aparecidos, que incluye "El fantasma de la señora Crowl", de Sheridan Le Fanu; "Aparición", de Guy de Maupassant; "La casa del juez", de Bram Stoker, y "Miss Mary Pask", de Edith Wharton.
Entre noches y fantasmas, de Francisco Tario (Fondo de Cultura Económica). La ilustración de la tapa, de Isidro R. Esquivel, es espeluznante: hay un cuerpo humano, vestido con traje, sin cabeza y un perro esquelético en medio de un paisaje desolador que parece un bosque. La imagen de portada representa de la mejor manera posible el tono terrorífico de los relatos: uno está narrado por un féretro, que piensa y se expresa aunque nadie pueda oírlo; otro, por un traje gris asesino. Todos los personajes que pueblan el libro son extraños e inquietantes. Y así lo son también los cuentos reunidos en esta edición excelente de la colección Clásicos del Fondo. Imperdible para los amantes del género de terror jóvenes y adultos.
Bonus track
Los mundos invisibles, de Nelvy Bustamante (Edelvives). Un libro excepcional, con textos breves y muy breves sobre cuestiones sobrenaturales. Cada entrada ofrece una frase, un párrafo, una escena fantástica que perturba y deja pensando. "No es un ánima en pena; ama tanto su vida de fantasma que daría cualquier cosa por volver a nacer para morir de nuevo". De la serie Ala Delta, para lectores avanzados. No lo dejan pasar.
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