¿Qué vas a leer con tu hijo esta noche? Una caja repleta de besos y otros cuentos delirantes
Un recorrido por seis libros ilustrados de edición reciente, ideales para los más chicos de la casa
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Esta semana presentamos una selección de libros recomendados para lectores iniciales. Son historias tiernas, divertidas y muy originales. Hay un personaje que recibe una caja con un regalo sorpresa; un sapo que bosteza y bosteza pero no se puede dormir; una nena que vive aventuras cada vez que sale de su casa; una profe de ciencias que hace experimentos fantásticos; una pareja que quiere ponerle Mayo a su hijo; y una señora monstruosa con olor apestoso. Pasen y lean. El viaje recién empieza.
La caja de besos, de María José de Tellería (Edelvives). En su primer libro como autora integral, la ilustradora y diseñadora cuenta una historia encantadora con dibujos y palabras a partir de un regalo sorpresa: una caja con ochenta besos. “Respiré hondo. ¡Tanto amor amontonado!”, suspira la narradora. Y ahí nomás empieza a investigar quién le mandó esa caja tan especial. Les pregunta a los vecinos, va al correo, al puerto, pero nadie tiene la menor idea. ¿O sí? El cuento de amor para pequeños lectores (de la serie Ala Delta) me fascinó tanto como el mapa que ofrece pistas para encontrar a quien se le ocurrió regalar una caja llena de besos.
Bostezo de sapo, de Sandra Siemens (Periplo). Con ilustraciones de Pablo I. Elías, es un lanzamiento de mayo de este sello independiente que se está enfocando en los lectores más pequeños de la casa. La autora narra un cuento ideal para compartir a la hora de dormir, en especial con los chicos a los que les cuesta quedarse dormidos, como al protagonista. Sapo bosteza y bosteza y en sus bostezos hay personajes fantásticos. Perfecto para inducir lindos sueños.
Todo lo que pasa (donde no pasa nada), de Eleonora Garriga y Ana Sanfelippo (Lecturita Ediciones). Novedad de la pata editorial del club Lecturita, este libro está dedicado por la autora a “los ojos atentos que nos recuerdan la belleza del mundo”. Lo van a disfrutar las chicas y los chicos inquietos, como Lara, una nena que vive cada paseo como si fuera una aventura. “Es especialista en escondites. Puede tocar el cielo con las manos” porque, como suele suceder en la infancia, “en lo pequeño encuentra algo muy grande”.
Clarisa y las plantas mutantes, de Cristina Macjus (AZ). De la Serie del Boleto, que ofrece contenido adicional a través de un sitio web y un código QR, este libro ilustrado por Juan Chavetta tiene una particularidad que vale la pena resaltar: el foco está puesto en un adulto, Clarisa, la maestra de Ciencias Naturales, que prepara junto con sus alumnos algunos experimentos para presentar en la feria de ciencias del cole. Como en esta historia fascinante todo es un delirio desde el primer párrafo, a los lectores les parecerá “lógico” que un grupo muestre, por ejemplo, “una máquina generadora de energía eléctrica a base de caca de perro”. O que el equipo de Clarisa exhiba una vaquita de San Antonio enorme que caza al vuelo “tronquitos de lechuga, huesos de pollo y cáscaras de naranja”. Divertido e inteligente, no se pierdan las páginas finales del relato donde todas las piezas locas encajan a la perfección. Y hay un bonus track: un glosario de “palabras útiles para un viaje de ciencias a Noruega”, donde figura, por ejemplo, cómo se dice “mi maestra se enamoró de un científico”.
¿Qué tiene de malo Mayo?, de Walter P. Poser (Riderchail). Un cuento de la colección Letras animadas que me gustó porque también juega con el absurdo: una pareja quiere ponerle de nombre a su hijo Mayo y ese objetivo no resulta nada fácil. El empleado del Registro Civil quiere convencerlos a toda costa que el nene tiene cara de Sebastián, “con algunos rasgos de Juan Manuel o Juan Ignacio”. Pero no hay caso: ellos insisten con llamarlo Mayo, aunque los burócratas a cargo no se lo permitan. Y ojo que no son unos burócratas cualquiera: uno se llama Domingo De Franco y otro, Armando Torres.
La señora Tufo, de Alessandra Cattori y Simona Meisser (Gribaudo). Es violeta y peluda, tiene un cuerno en la cabeza tipo unicornio y un par de colmillos filosos. Es una señora monstruosa que mide dos metros y medio y pesa 210 kilos. Los vecinos del pueblo le decían “señora Tufo”. ¿Se imaginan por qué? Tufo, como su apodo lo indica, no se baña ni de casualidad. Ni siquiera con el agua de lluvia, ya que cuando hay tormenta sale con paraguas. Por suerte, se encontró con Paulino, un nene que la tiene muy clara con las cuestiones de la higiene. Dirigido a primeros lectores, el libro está impreso con tipografía especial para las personas que tienen dificultades de lectura.
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