¿Qué vas a leer con tu hijo esta noche? Un cuento de Navidad y otros elegidos para la biblioteca familiar
Un recorrido guiado por diez libros para pequeños lectores: todos fueron publicados este año y son ideales para leer en vacaciones
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Es Navidad y seguimos recomendando libros de calidad para pequeños y medianos lectores. Ya terminaron las clases, las chicas y los chicos están de vacaciones y nada mejor que invertir un poco (o mucho, depende) del tiempo libre en lecturas placenteras que abren las cabezas e invitan a viajar. Los invitamos a descubrir diez elegidos de esta sección que se publicaron en el transcurso del año. Todos son excelentes. No se los pierdan.
Para mover el mundo, de Pablo Bernasconi (Fondo de Cultura Económica). Estructurado a partir de las letras de la frase que le da título al libro (paciencia, abundancia, rumbo, ambición son las primeras palabras ilustradas, unidas por una nena que tira de un ovillo), Para mover el mundo es “un libro que claramente podrían leer los chicos, pero no diría que es exclusivo material para la niñez”. Según me dijo el autor e ilustrador en una entrevista reciente, “la impronta y la intención del libro intenta justamente unir la mayor cantidad de franjas etarias, para poder consensuar cuál es el compromiso que entre todos tomamos ante los cambios que necesita el mundo. Creo que el aporte de una mirada de niño es esencial para poder disparar cierto estado de conciencia que hoy busca el adulto”.
La idea inicial partió “de una analogía de Arquímedes que dice: ‘Denme un punto de apoyo y moveré el mundo’”, contó Bernasconi. Y agregó: “Hace mucho tiempo que juego con la idea de trasladar ese principio, esa herramienta, a un experimento social, vinculando por supuesto el punto de apoyo con la ayuda, la solidaridad, la confianza en el otro. Este libro sugiere a partir del acrónimo, 16 maneras de comenzar a mover el mundo. Por supuesto, es una lista acotada y personal, pero no deja de ser un comienzo. Creo que la voluntad de expresar que las propuestas son más importantes que quienes las lleven adelante se refleja en cada página. No por nada comienza con una frase de Noam Chomsky: ‘No deberíamos estar buscando héroes. Deberíamos estar buscando buenas ideas’.”
Botiquín emocional para humanos y superhéroes, de Luis Pescetti (Loqueleo). “El problema con las emociones es cómo lidiamos con ellas”, me dijo el autor de Natacha hace unas semanas cuando lo entrevisté sobre el origen de su nuevo libro en el que ofrece, con humor, dibujos propios y guiños de complicidad a los lectores, una serie de recursos para (intentar) lidiar con lo que sentimos. En el botiquín literario de Pescetti hay “remedios” para todo: mal de amores, burlas, timidez, miedos y otras tantas emociones que muchas veces no sabemos cómo encarar. También, una guía de “derechos sobre las emociones” como “el derecho a sentir; a guardarte lo que sentís. A tener alguien que dé confianza y seguridad para contar lo que sea. A que no le pongan nombre o etiqueta a lo que sentís”; “A no sentir lo mismo que todos y a sentirte diferente”; a “Tener sentimientos encontrados y a estar en crisis”. Un libro ideal para tener siempre a mano en caso de emergencia emocional (o, porque sí, porque se nos canta).
El regalo de Tusitala, de Cecilia Blanco (AZ). Con ilustraciones de Javier Joaquín, esta novela para chicas y chicos integra la Serie del Boleto, que trae código QR para acceder a material adicional. Una bellísima historia armada a partir de cartas que el escritor Robert Louis Stevenson intercambia con la protagonista, una nena llamada Annie, que odia la Navidad porque coincide con el día de su cumpleaños. Basado en sucesos reales, el relato parte de una propuesta original que el autor de La isla del tesoro le hace a Annie, hija de su mejor amigo: regalarle una fecha distinta para celebrar su cumpleaños.
La señora Planchita y un cuento de hadas, pero no tanto, de Graciela Cabal (Alfaguara). Una reedición imprescindible para los fanáticos de los cuentos con humor y picardía de alrededor de 9 o 10 años (más o menos, ¿por qué no?). En los dos relatos, “La señora Planchita” y “Blanca como la nieve, roja como la sangre”, la autora se ríe con inteligencia de ciertos roles socioculturales tradicionales. Por ejemplo, que a las mujeres les encanta planchar y que Blancanieves es fanática del orden, la limpieza y la cocina. Nada que ver, por suerte.
El calígrafo de Voltaire, de Pablo de Santis (Booket). Celebro la reedición de esta novela de intrigas que salió originalmente hace veinte años. Con maestría, el autor de la reciente Academia Belladonna (publicada hace unos meses por Planeta) nos guía por un universo histórico fascinante: la Francia de la época de la Ilustración, donde abundan las confabulaciones, traiciones, intrigas y un gran enigma que inquieta el protagonista, un calígrafo que trabaja para el filósofo Voltaire. Una historia cautivante, de esas para dejarse llevar y leer sin parar hasta el final.
Él quería cambiar el mundo, de Juliia y Célia Chauffrey (El Ateneo). Me encantan los cuentos que empiezan con “Había una vez…” como éste: “Había una vez un país muy pequeñito, montañoso, donde durante mucho tiempo los hombres sabios habían anunciado que llegaría un rey que cambiaría el mundo”. Una mujer del pueblo, que cantaba sola cuando llegaba la noche, y un extranjero que se enamoró de ella al escuchar su canción tuvieron un hijo, Simón. El niño crece rodeado de historias de aventuras y de reyes y decide convertirse, algún día, en ese hombre especial que logrará (o, al menos, intentará) cambiar el mundo.
Universos fugaces, de Cintia Roberts, Ana Sagripanti y Sofía Chas (Casitas de Papel). Un bellísimo álbum ilustrado por Pilar Centeno con un texto poético delicioso que nos invita a pensar (y a disfrutar) de esos momentos “fugaces” de la vida cotidiana que no siempre sabemos apreciar. Desde “una sonrisa, un gesto, un abrazo” hasta la simple compañía de un ser querido pasando por un día de lluvia o un cambio inesperado. También, a enfrentar el dolor de un recuerdo, una pérdida, una despedida. Sencillo y conmovedor, es un libro para compartir con lectores de todas las edades al abrigo de uno de esos abrazos que siempre nos hacen falta.
La caja de besos, de María José de Tellería (Edelvives). En su primer libro como autora integral, la ilustradora y diseñadora cuenta una historia encantadora con dibujos y palabras a partir de un regalo sorpresa: una caja con ochenta besos. “Respiré hondo. ¡Tanto amor amontonado!”, suspira la narradora. Y ahí nomás empieza a investigar quién le mandó esa caja tan especial. Les pregunta a los vecinos, va al correo, al puerto, pero nadie tiene la menor idea. ¿O sí? El cuento de amor para pequeños lectores (de la serie Ala Delta) me fascinó tanto como el mapa que ofrece pistas para encontrar a quien se le ocurrió regalar una caja llena de besos.
El duende de la guitarra, de Jorge Luján y Piet Grobler (La Brujita de Papel). El ilustrador sudafricano (al que vale la pena conocer a través de su sitio web) le da color, ritmo y movimiento a la canción de Luján publicada en un nuevo libro de altísima calidad gráfica. “El duende de la guitarra / no sabe cómo tocarla / mas la lleva a todas partes / en su estuche de hojalata”: así empieza la letra poética que da ganas de escuchar la música. Si les pasa lo mismo que a mí, no se preocupen: el libro trae en la contratapa un código QR para escanear y acceder al tema. Una linda sorpresa que complementa la experiencia de la lectura de esta historia mágica escrita por el poeta, compositor y músico argentino radicado en México.
10 motivos para que vengas pronto a casa, de Pablo Lugones y Alexandre Rampazo (Quipu). Me fascinan los libros que son tan sencillos como conmovedores. Con pocas palabras e ilustraciones despojadas, los autores de este título para pequeños y medianos lectores transmiten toda clase de sensaciones: de esas que nos inquietan un poco cuando esperamos la llegada de alguien querido. Expectativas, ganas de compartir planes y juegos, de contar secretos y descubrimientos: los motivos son diez, pero podrían ser muchos más. En las páginas finales se revela la razón principal de la “ansiedad” del narrador, pero no la vamos a contar.
Bonus track
Buenas noticias
Clásicos Desatados, el programa de radio creado y conducido por la periodista y escritora Jessica Fainsod junto a un grupo de jóvenes periodistas de hasta dieciséis años, fue elegido como mejor programa infantil por colegas de todo el país.
El programa, que se emite los sábados de 11 a 12 por Radio Nacional Clásica 96.7, ganó el premio Aire Nacional, creado este año con el propósito de que todas las emisoras nacionales del país escuchen y reconozcan entre sí las mejores producciones del año. “Lo que más me gusta de hacer Clásicos desatados es que me escuchan de diferentes lugares del país y del mundo”, dijo Juli, de 8 años, integrante del equipo ganador.