¿Qué vas a leer con tu hijo esta noche? Los 20 años de “Mayor y Menor” y un cuento lleno de problemas
El cómic creado por Chanti cumple dos décadas y sigue convocando lectores de distintas edades; las reediciones y novedades del sello de la Biblioteca Nacional y la presentación de dos libros infinitos
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El tiempo pasa, los chicos crecen, pero no dejan de hacer travesuras. Los hermanos que protagonizan Mayor y Menor, la exitosa saga de historieta para chicos creada por Chanti, celebran los veinte años de la tira con un volumen especial (el número 20, justamente) que el autor e ilustrador mendocino presentó en la última Feria del Libro de Buenos Aires con una charla “dibujada” de sus famosos personajes organizada por el sello Sudamericana.
“Este año salió el volumen 20 y se cumplen 20 años desde que empezó a salir la historieta en la revista Rumbos. Hay chicos que han crecido con la tira: me pasó en el encuentro con lectores en la Feria que fueron niños y, también, jóvenes de 19, 20 que me pidieron sacarse una foto en un arranque de nostalgia”, contó Chanti a LA NACION. “En Mayor y Menor, los personajes crecen en modo lento para que sigan siendo niños. Pero ya han pasado muchas cosas: la historia comienza cuando los padres están esperando a Tobi, que es el segundo hermano, el “menor” del título. Ahora ya son tres y Lola, la más chica, ya tiene dos años, Tobi, 7 y diez, Nacho”.
La llegada de Lola causó una revolución en la familia no solo porque el menor pasó a ser el hermano del medio sino, también, porque los cuatro integrantes de la familia (incluidos, mamá y papá) creían que sería un varón, pero resultó nena. Una nena que detesta el color rosa y, antes de aprender a hablar, ya demostraba su fuerte carácter. “Lola es muy poco princesita y muy rebelde”, según palabras del autor.
“Al principio, la idea fue hacer una historieta sobre la relación entre hermanos: por eso se llama Mayor y Menor y no ‘Nacho y Tobi’, por ejemplo. Empecé con dos varones porque me inspiré en mis sobrinos. Me gustaba reflejar los celos y las peleas, pero también el compañerismo, los secretos que se cuentan y lo que le enseña el mayor al más chico con su particular visión del mundo. Pero los lectores empezaron a pedir una nena y me pareció buena idea sumar un personaje después de varios años. En la página 500 de la historieta (del tomo 12 de la colección), los padres anuncian la llegada de un hermanito. Me gustó la idea de incorporar un personaje femenino y ver cómo se iba a manejar con sus hermanos varones. Le dio un soplo de aire fresco, renovó la tira. Y también rompió la dinámica de los otros dos personajes”.
“Yo soy hermano del medio y sé muy bien que quedás como desdibujado: no sos ni el mayor ni el menor y te tocan todos los retos”, dijo el dibujante entre risas. “Tobi quedó desdibujado al principio. Pero, también lo disfruta. Ahora algo cambió: Tobi empezó a tener celos de Lola y Nacho es el que le enseña cosas con mucha paciencia, mucha más de la que tenía con Tobi”.
Con veinte entregas, la tira se volvió tan popular que atraviesa edades y niveles socioculturales. Atrae a los más chiquitos, incluso a los que todavía no leen solos, y también a los más grandes que se identifican con alguno de los tres hermanos. Para Chanti, la clave del fenómeno Mayor y Menor es que “los personajes son reales y los chicos los sienten vivos”.
Desde que dejó de salir la revista Rumbos hace dos años, Chanti hace las historietas especialmente para el formato libro. Y aunque no tiene decidido todavía hasta cuándo seguirán las aventuras de los hermanos, trabaja en un proyecto especial: una versión animada de Mayor y Menor con sus entrañables personajes en 3D.
Detrás de él estaba su nariz, de Istvansch (Gerbera). ¡Qué alegría la reedición de este libro que adoro! Publicado originalmente por Ediciones del Eclipse, ahora vuelve a salir de la mano de Gerbera. Atención: el autor e ilustrador lo presenta el miércoles 28, a las 18, en el auditorio de la Biblioteca del Congreso (Alsina 1835), junto con un nuevo libro “infinito”: Una vaca que habla, Saturno y Plutón.
“El formato (historias ilustradas en tiras independientes que se unen para formar un símbolo del infinito) se me ocurrió al conocer las bandas de Moebius”, me explicó Istvansch tiempo atrás cuando le pregunté de dónde sacó la idea de hacer un libro alargado, con páginas que parecen señaladores y que vienen adentro de un sobre. Son siete cuentos breves, que proponen un juego muy divertido para acompañar la lectura. Cada historia comienza, se desarrolla, finaliza y… vuelve a empezar. Los personajes son ideales para este libro delirante: un perro salchicha que se huele la cola, un narigón que no llega a verse la punta de la nariz, un tren con muchos vagones de colores. Para demostrar que existen otras formas de lecturas, más allá de la lineal.
Quelonios y guardianes de la cultura
Otra buena noticia del campo de la literatura para chicos es la reimpresión y ampliación de la colección Quelonios, de la Biblioteca Nacional. Lanzada en la gestión de Horacio González, volvió a librerías de todo el país con antologías de algunos de los autores más emblemáticos de la Argentina y América latina y con nuevos relatos: ¿Quién le pone nombre al gato?, de María Pía López, y Un cuento lleno de problemas, de Julián López. Ambos marcan el debut de estos autores en la ficción para pequeños y medianos lectores y forman parte de la nueva serie Otros cuentos, ilustrada con collages por Cecilia Codoni.
Además de los tres volúmenes que reúnen cuentos de escritores como Horacio Quiroga, Elsa Bornemann, Luis María Pescetti, Sandra Comino y Ana María Shua, el sello de la BN presenta también la serie Guardianes de la cultura, que reúne 23 cuentos escritos e ilustrados por alumnos de escuelas rurales de todas las provincias. Es un proyecto de la pareja creativa formada por Mey e Ivanke, autores e ilustradores súper talentosos.
Un cuento lleno de problemas, de Julián López (Ediciones Biblioteca Nacional). “El problema de este cuento es que no cuenta. No es demasiado largo ni demasiado corto, ni demasiado a color ni demasiado en blanco y negro”: así empieza este cuento lleno de problemas que me fascinó ya desde el título. “Es un cuento que tiene una idea, no tiene dos ni tres ni cuatro ideas” y esa idea, claro, se queda sola y no tiene con quién jugar, discutir ni charlar un rato. Y eso sí que es un verdadero problema. Aunque todo esto no parezca más que un juego de palabras, en realidad, si tiramos de la cuerda que nos tira el narrador con una “única” idea vamos a descubrir otras grandes ideas que se cruzan, divertidas, con los problemas originales del cuento que tanto van a disfrutar los lectores. Espero que tanto como yo.
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