¿Qué vas a leer con tu hijo esta noche? La biblioteca infinita y nuevas colecciones para pequeños lectores
Los libros para la primera infancia siguen como fuerte tendencia editorial: un recorrido por algunas series recién llegadas a las librerías
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El baby boom literario que originó la pandemia en 2020 sigue en marcha. Este año, varias editoriales chicas, medianas y grandes continuaron expandiendo el nicho de los libros pensados especialmente para la primerísima infancia. Este mes se sumó Loqueleo con la colección Dadá + Lelé, que incluye propuestas para bebés de 0 a 24 meses, con texturas blandas, sonidos y accesorios para morder y tocar. Esta semana los presentamos, junto con la nueva serie de Lecturita escrita por Nicolás Schuff e ilustrada por distintos dibujantes. También, damos la bienvenida al libro-juego Myriorama, la biblioteca infinita, creado por Mariana Ruiz Johnson para la colección editada por Tinkuy. Hay más novedades. Pasen y lean.
Myriorama, la biblioteca infinita, de Mariana Ruiz Johnson (Tinkuy). Un nuevo mazo de cartas ilustradas con consignas creativas se suma a la familia de juegos literarios de Tinkuy. En el “manual de instrucciones” que viene adentro de la caja (atención: hay dos “modelos” de envases diferentes), los creadores (Gloria Claro y Ariel Marcel) explican qué es un “myriorama” y la explicación breve y sencilla viene muy bien porque yo, lo confieso, no tenía la menor idea. Acá va: “Es un juego popular que surge a principios del siglo XIX. Su nombre deriva del griego. Myrias significa multitud. Orama refiere a una escena. Por eso se usaba para representar ‘miríadas o multitud de escenas’.” Y eso es justo lo que propone “la biblioteca infinita”: crear infinitas historias a partir de los 50 naipes ilustrados por Ruiz Johnson con diferentes situaciones que se conectan entre sí para disparar la imaginación e inventar todo lo que puede pasar adentro de una biblioteca. Según Tinkuy, hay “más de 5 trillones de posibilidades”. Ni llego a dimensionar cuánto es eso, pero sé que es mucho. Muchísimo. Entre las sugerencias de juego vienen, por ejemplo, crear una historia a partir de siete escenas; inventar microrrelatos; imaginar una trama colaborativa entre todos los participantes. Sin reglas fijas, se puede jugar de manera individual o grupal y los relatos se pueden narrar en forma oral o escrita. Original, ingenioso y entretenido. En el sitio web de Tinkuy figuran las librerías, jugueterías y tiendas online donde se consigue Myriorama, la biblioteca infinita.
Dadá + Lelé, de Gabriela Keselman y Huemula (Loqueleo). “Una serie de títulos para acompañar a los más pequeños a descubrir el fascinante mundo de los libros”: así se presenta esta nueva colección pensada para bebés y niños de hasta dos años (meses más, meses menos). Con textos de Keselman e imágenes realizadas por la ilustradora y diseñadora Huemula, los libros son de distintos tamaños y materiales: los que están dirigidos a los recién nacidos, como Dadá pasea, por ejemplo, son pequeños, de cartoné y traen un tira de tela y un accesorio para colgar. También hay libros para leer durante el momento del baño, como Dadá se baña, con páginas plásticas, blandas y acolchadas. Para compartir con chicos que esperan un hermanito, Mientras te esperamos, de la misma autora y la misma ilustradora, es un álbum de formato grande y tiene hojas desplegables donde se desarrolla el relato en primera persona del plural dirigido al hijo en camino. “Nuestra casa tiene espacios grandes y rincones pequeños. Pero el más especial es el tuyo. Un lugar para ensuciar, alborotar y poner patas arriba. Lo llenarás de risas y de algunas lágrimas, de aromas conocidos y de sonidos raros”, dicen los narradores, que también ofrecen una lista de deseos como “palabras que te protejan” y “palabras que te expliquen lo que no entiendas”. Un álbum para leer y también para intervenir con frases y deseos propios para compartir en familia cuando llegue el momento.
Colección del sombrerero, de Nicolás Schuff (Lecturita Ediciones). Integrada por cuatro títulos ilustrados por distintos dibujantes, esta nueva serie de cartoné escrita por el autor de libros geniales como Las interrupciones presenta personajes curiosos y un tanto extravagantes que me encantan. Uno es Tantalio Toloso, un elefante que camina en dos patas y usa antifaz, dibujado por Joaquín Camp. Otro es Nina Nené, ilustrado por Pablo Luebert, que “se levanta cuando los pájaros cantan” y “se come dos hamburguesas y hace gimnasia con pesas”. Loli Lamar, dibujada por Pupé, es una gata que ama bailar “en las calles y terrazas, en los trenes y en las plazas”. Y otro que también adora bailar y cantar es Nicolón Nicolasito, un conejo imaginado por Pablo I. Elías. Todos son encantadores y van a fascinar a los más chicos de la casa. No se los pierdan: forman un combo delicioso.
Hilario, el gato arrugado, de Florencia Esses y Martín Morón (Albatros). Un cachorrito felino llamado Hilario se siente raro: dice que tiene el cuerpo arrugado “por dentro”. ¿Cómo puede ser?, se pregunta el gato papá. Entonces el gatito se pone a pensar qué fue lo que lo hizo sentir así, como tristón y decaído. “La primera arruga se me hizo ayer, cuando se fue el sol por atrás del mar. Lo vi por la ventana de la cocina a upa de Matilde”, recuerda Hilario. Y así, de una en una, van apareciendo las posibles causas de su tristeza. Los dibujos súper tiernos y expresivos de Morón logran transmitir a los lectores las distintas sensaciones que cuenta el gatito y a uno le dan ganas de ir a buscarlo, alzarlo y hacerle mimos. Hilario también protagoniza otro título de la serie “Mis emociones”, dedicado a los miedos. Se llama Hilario y los rayos y en la historia vuelve a aparecer la abuela Matilde, que está arrugada “por fuera”, y su nieta. Y las dos le hacen upa cuando siente miedo a causa de las tormentas.
Mi sueño y Mi cama, de Santi Szulman y Lucía Mancilla Prieto (Ralenti). Nuevitos, recién salidos del horno, estos libros mudos invitan a construir historias narradas a través de unas series de imágenes sucesivas, estilo historieta. En el primero hay una chica que sueña con jirafas y quiere dibujarlas pero siempre algo pasa. Como suele suceder en el mundo de los sueños, la nena interactúa con sus personajes soñados. Pero no se puede contar más. Hay que animarse y dibujar el sueño (uno propio) en las hojas en blanco que vienen al final. En Mi cama, el protagonista vive una historia fantástica que parece un sueño. Al final, chicos, grandes y medianos podrán dibujar una cama (la suya o la que quieran).
Mi libro de los opuestos (Catapulta junior). De la colección Pequeños curiosos, recomendada para niños de un año en adelante. Con ilustraciones de Nathalie Choux, tiene solapas deslizables (de muy buena calidad, por cierto) que se mueven de arriba abajo y de un costado hacia el otro para que los chicos descubran dónde están los personajes y, de paso, aprendan conceptos opuestos como “caliente y frío”, “suave y pinchudo”. El juego que más me gustó (por lo original) es el que invita a descubrir si un frasco está lleno o vacío.
Campeonato en el bosque, de Karina Macadar (La brujita de papel). Un cuento ilustrado por Héctor Borlasca de la colección De oreja a oreja, dirigida a lectores del primer ciclo de la escuela. Es la historia del búho Roque, el menor de la familia Sabelotodo Sabelomucho. A sus padres, Enrique y Enriqueta, los van a consultar los demás de animales del gran bosque de piedra: una paloma mensajera que no recuerda para quién es el mensaje que le encargaron entregar y una cotorra enojada porque el loro no para de decir malas palabras. Las hermanas y el hermano de Roque también saben mucho de todo: por ejemplo, deletrear palabras difíciles y multiplicar cifras a gran velocidad. Pero Roque siente que tiene esos talentos especiales y por eso cree que sus apellidos deberían ser “Sabelopoco Sabelonada”. Hay que seguir la lectura hasta el final para descubrir qué es lo que Roque sabe hacer muy pero muy bien.