¿Qué vas a leer con tu hijo esta noche? El pan de los Patricios y Sherlock Holmes en Buenos Aires
Una guía con novedades de grandes autores extranjeros como Oliver Jeffers y Anthony Browne y de firmas nacionales como Laura Ávila y Mario Méndez
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En este fin de semana largo recomendamos siete libros de aventuras para chicos que transcurren en distintas épocas: una larguísima travesía en tiempos de la Revolución de Mayo; una visita del famoso detective británico Sherlock Holmes a Buenos Aires; el gran descubrimiento del elefante Ernesto, en el nuevo libro de Anthony Browne, y una peculiar búsqueda de fantasmas en la última creación de Oliver Jeffers. Además, todo lo que tiene que tener un día genial, la historia de una nube que quiere ser diferente a las demás y una visita al espacio y al océano más profundo. Pasen y lean. Todos invitados.
El pan de los Patricios, de Laura Ávila (Planeta Lector). En plena época de la Revolución de Mayo, cuando ya gobernaba la junta patriótica, Hilarión y Graciana, dos pequeños habitantes de la Buenos Aires colonial, trabajan en la panadería que provee –a regañadientes del dueño- el pan que alimenta al ejército de los Patricios. Con diferencias de clase muy marcada y soportando el destrato del panadero don Gonzalo, que no simpatiza con los aires revolucionarios, los adolescentes emprenden una larga y riesgosa travesía para salvar a Juan José Castelli y su tropa de una partida de dulces envenenados, una misión ideada por el secretario Mariano Moreno. Los acompaña Feliciano, un joven de clase acomodada que sueña con ser poeta, aunque su padre pretende que sea soldado y su madre, cura. De esa misión pasan a otra que los lleva a tierras más lejanas. En el camino se conocen y aprender a aceptar las diferencias. Y a entender, por experiencia propia, qué significa de verdad el concepto de libertad. Una novela de aventuras que los lectores desde 10 u 11 años no podrán soltar hasta el final.
Hay un fantasma en esta casa, de Oliver Jeffers (Fondo de Cultura Económica). Un nuevo libro álbum del autor e ilustrador australiano que se suma al exquisito catálogo de la colección Los especiales de A la orilla del viento. Con páginas de papel transparente intercaladas, presenta una historia misteriosa para descubrir apenas la narradora nos abre la puerta de la mansión y nos invita a pasar. Sorprendida porque no ha recibido visitas en mucho tiempo, la ¿única? protagonista del relato nos pide ayuda para encontrar un fantasma que oye, pero no ve. No les puedo contar más: solo les digo que miren bien por todos lados porque que los hay, los hay.
Ernesto, el elefante, de Anthony Browne (FCE). Este nuevo título del creador de Willy, entre otros personajes entrañables, también integra la colección Los especiales de A la orilla del viento y es otra novedad, en este caso dirigida a los más chicos, para sumar a la biblioteca familiar. El cuento está centrado en Ernesto, un pequeño elefante que vive con su mamá y se pregunta qué hay más allá del territorio que habita su manada. Un día decide explorar la selva y, por supuesto, se pierde. Y ahí empieza la verdadera aventura “humana”: dar con quien puede ayudarlo a encontrar a su mamá.
Sherlock en Buenos Aires, de Mario Méndez (AZ). En 1905, un misterioso caballero inglés desembarca en el puerto porteño invitado por la legación británica. Se trata, nada más y nada menos, que del famoso detective Sherlock Holmes: sí, el personaje inventado por Arthur Conan Doyle al que el autor de esta novela para chicos rinde homenaje con una trama bien “sherlockiana”. Como admiradora de la saga de Holmes, debo decir que me devoré la historia de Méndez que tuvo la gran idea de traer al investigador británico de visita a Buenos Aires. No se pierdan este libro: tiene guiños literarios muy interesantes.
Un día genial, de Anne Laval (Limonero). Los editores independientes, que fueron premiados en la última Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, publicaron recientemente este álbum de la joven autora francesa (nació en 1979) que vive en Estrasburgo. Un cuento ilustrado con colores vivos que tiene como protagonista a Rosi que se reúne con sus amigos a jugar a descubrir quién vive en cada caso del barrio de las construcciones con formas extrañas. Pero hay muchos otros juegos que comparten y así es como se disfruta un día genial.
Historia de una nube, de Eleonora Garriga y Gómez (Lecturita Ediciones). Una nube pequeña, blanca y esponjosa necesita a veces alejarse un poco de su familia de nubarrones. “Pero siempre ocurre lo mismo. Apenas me vuelo un poquito, las otras nubes se ponen alerta. Según ellas, yo tengo que quedarme cerca y parecerme más a sus formas”, se lamenta. Y empiezan a aparecer, página tras página, toda clase de nubes: las tormentosas, las pasajeras (mis preferidas), las que traen nieve, las rosadas del atardecer. Pero ella se mantiene firme: lo único que quiere es ser fiel a su esencia. ¿Para qué mimetizarse con el resto cuando uno tiene una personalidad diferente?
Espacio océano, de María Luz Malamud y Margarita Cubino (Periplo). Un viaje poético e ilustrado que nos lleva al espacio exterior, “en lo profundo de lo profundo”, donde termina el cielo, y al fondo marino, “lejos de la superficie del océano”. Uno generalmente no lo piensa, pero tal como dicen las autoras, “el espacio y el océano se parecen tanto que creemos que las estrellas nadan y los peces titilan”. Ambos cuenta con “cosas monstruosas” y “cosas bellas”. Los invito a abrir el libro y descubrirlas.
Bonus Track
Una poesía de Magela Demarco dedicada a las maestras jardineras que celebran su día y el de los jardines de infantes el domingo 28, con una bellísima ilustración de Melanie Florian.
Guardianas de semillas
Para ellas,
guardianas de nuestros pimpollos,
que recién salen del nido y necesitan de su apoyo.
Para ellas,
que arrancan enseñándoles el mundo,
y con dulzura y paciencia se los van contando,
cantando, rimando y bailando.
Para ellas, magas especializadas
en hacer desaparecer angustias y llantos.
Con masters variados en “Te presto” y “¿Jugamos?”,
domadoras de menesundas, rabietas y miedos,
diplomadas en caricias, abrazos y besos,
con innumerables doctorados en “Vos podés, intentalo”
Para ellas,
con alma de gallinas cuida pollitos,
y corazón de guardianas de semillas y brotecitos.
Para ellas en su día: un GRACIAS enorme,
todo nuestro amor y un jardín entero
lleno de lavandas, mariposas, colibríes y benteveos.
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