¿Qué vas a leer con tu hijo esta noche? 7 novedades fascinantes para descubrir en las librerías
Poemas ilustrados de Federico García Lorca y Canela en libros para los más chicos, la tercera entrega de un cómic nacional y la historia de una oruga que se siente mala como un ogro
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Termina el mes, terminan las vacaciones escolares, pero siguen firmes las ganas de leer y de descubrir nuevos libros. Por eso, esta semana les presentamos los dos títulos recientes de Canela, dirigidos a los más chiquitos de la casa; el nuevo “durazno” ilustrado por Bianki a partir de un poema de García Lorca; la historia de una mudanza que le cambia la vida a un chico; y qué encuentra Raf cuando decide abrir una puerta misteriosa. Hay más novedades. Pasen y lean.
Amigos y Corre, corre, de Canela (Nazhira). Dos nuevos libros de Canela, con poemas e ilustraciones de Vanessa Zorn, para los más chicos de la casa. En Amigos, la autora cuenta la amistad entre un avioncito de papel y un pajarito, que se conocen “entre el aire y el viento”. Y en Corre, corre, ofrece versos bellísimos dedicados a las cosquillas, un plato enojado con una cuchara y la sensación de descalzarse cuando hace calor, entre otras cuestiones de la vida cotidiana. Bienvenidos al universo de Canela para la primerísima infancia.
¡Noche toca los platillos!, de Federico García Lorca (Pequeño Editor). Diego Bianki le pone formas, colores y texturas a un breve poema de García Lorca que forma parte del Romancero gitano y empieza así: “Bajo el agua/ siguen las palabras/ Sobre el agua/ una luna redonda/ se baña/ dando envidia a la otra/ ¡tan alta!”. Una novedad de la excelente colección Los duraznos para sumar a la biblioteca familiar. En este enlace pueden ver un video con el trabajo creativo de Bianki musicalizado por “El sonido de los libros”. Imperdible.
Una cabañita entre manzanas, de Fabián Sevilla e Ivana Calamita (El Ateneo). Ya desde la imagen de la tapa, este libro me hizo acordar a un juego de mesa que siempre me encantó: el de armar palabras en un enorme crucigrama con piezas que tienen letras y puntajes. Es uno de los recursos visuales que utiliza la ilustradora para darle forma a la historia contada por Sevilla: la historia de Francisco, un chico que vive con su mamá y su abuelo en un barrio que él adora. Pero, como suele suceder en esta vida, un día la familia debe mudarse a otro sitio. Franchu, como le dicen sus amigos y vecinos, extraña muchas cosas de su antigua casa; entre ellas, la casita de madera que le había construido el abuelo entre las ramas de un manzano. De tanto extrañar se puso triste. Pero, por suerte, como en los cuentos que a mí me gustan, sucede algo mágico.
Raf y su puerta, de Florencia Fragasso y Eva Mastrogiulio (Pupek). Raf tiene una puerta misteriosa que, un día, decide abrir. Y cuando la abre empiezan a aparecer personajes en distintas escenas. La autora / lectora establece un diálogo directo con el personaje, al que le pregunta qué vio y qué hizo en cada situación. Con preciosas ilustraciones de Mastrogiulio, es un libro fascinante para descubrir en estos últimos días de vacaciones.
Otto & Vera de vacaciones, de Andrés Rapoport y Krysthoper Woods (Ralenti). En el tercer tomo de la historieta protagonizada por Vera y Otto, los hermanos viven aventuras durante unos días de vacaciones al aire libre. Hay peleas, claro. Pero también hay humor y nuevas amistades: en el complejo de cabañas conocen a Lucas. No voy a adelantar qué pasa con ese personaje. Solo voy a resaltar un “detalle” de las ilustraciones que me encantó: presten atención en los cuadros en los que aparece la mamá. La ventana de diálogo siempre (pero siempre) le tapa la cara. No sé por qué, pero me gusta.
¡Un momentito!, de Gaëtan Dorémus (Océano Travesía). En este álbum, el autor e ilustrador francés cuenta la historia de una oruga que cree que es un ogro. No es que el bicho simula ser un ogro, sino que realmente está convencido de que lo es. Y para demostrarlo, la oruga / ogro le responde al narrador en cada página con refutaciones rotundas como que prefiere “mordisquear ballenas” y “devorar pajaritos” a comer hojas y verduras. Bastante enojada, asegura a modo de prueba que le encantar comerse a los niños crudos. Mientras tanto, en cada página, los lectores atentos veremos algunos colores que aparecen en el cuerpo de la oruga. Del ogro, perdón.
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