¿Qué vas a leer con tu hijo esta noche? 20 “postas” para la Maratón Nacional de Lectura
Más de cien libros infantiles estarán disponibles de manera gratuita durante la semana de la maratón organizada por Fundación Leer; las familias y escuelas que quieran participar pueden registrarse en la plataforma digital hasta el 24
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El viernes 24 se larga una nueva edición de la tradicional maratón nacional de lectura con la participación de autores reconocidos como Canela, Liniers, Antonio Santa Ana, Laura Ávila, Fabián Sevilla y María Laura Dedé e ilustradores como Poly Bernatene, Alberto Pez, Roberto Cubillas, Damián Zain, Walter Poser y Pablo Picyk. Luciano Saracino y la actriz y narradora Shumi Gauto serán los conductores del encuentro virtual que tendrá como “sede” la plataforma digital de Fundación Leer. Habrá cien libros para leer online, además de talleres, charlas y trivias. La participación es gratuita, pero requiere inscripción previa.
Esta semana nos preparamos para correr la próxima maratón con una serie de títulos para distintas edades escritos e ilustrados por los autores invitados. Pasen y lean: estos son los “veintipico” libros recomendados.
Canela: poesía ilustrada
Para cuando llueve (Sudamericana). Poemas con animales, con estrellas, con nubes y gotas de lluvia. Poemas para leer al aire libre y también para disfrutar los días grises. “En días grises/ el cielo está enredado/ de pájaros de viento/ malhumorados”. Los versos de Canela abren puertas para jugar con las rimas y las sensaciones alrededor de un universo conocido por los chicos: los piojos y las mochilas, el frío del invierno, los paraguas y la lluvia, las palabras y los garabatos, las bicicletas y el monopatín. De la colección Los caminadores, con ilustraciones de Claudia Legnazzi, ideal para compartir en voz alta y soñar despiertos.
Amigos y Corre, corre (Nazhira). Dos nuevos libros de Canela, con poemas e ilustraciones de Vanessa Zorn, para los más chicos de la casa. En Amigos, la autora cuenta la amistad entre un avioncito de papel y un pajarito, que se conocen “entre el aire y el viento”. Y en Corre, corre, ofrece versos bellísimos dedicados a las cosquillas, un plato enojado con una cuchara y la sensación de descalzarse cuando hace calor, entre otras cuestiones de la vida cotidiana. Bienvenidos al universo de Canela para la primerísima infancia.
Las viñetas de Liniers
Flores salvajes (La Editorial Común). Dedicado a sus hijas, Matilda, Clementina y Emma, el nuevo cómic de Liniers está protagonizado por tres chicas que viven una extraña aventura en una isla desierta. No tan desierta, en realidad, ya que está habitada por animales fantásticos como un enorme dragón y un mini gorila. En esa isla pasan cosas raras: cae nieve con sabor a pochoclo y hay flores exóticas que hablan. Me salteo el final (porque no me gusta arruinar las buenas sorpresas) y voy hasta la última página para contarles que el autor de Macanudo incluyó una imagen familiar. “Este libro nació con una foto que les saqué a mis hijas mientras miraban fascinadas la jungla en el Yucatán. En ese momento empecé a imaginar la historia”, dice Liniers, que completa con este libro la trilogía de historias en viñetas inspiradas en sus hijas.
Macanudo 15 (Reservoir Books). “Enriqueta lee porque yo leo”, dice Liniers. Ya en las primeras páginas de este volumen, que reúne la serie Macanudo publicada en LA NACION como tira diaria, Liniers presenta a Enriqueta como una niña lectora. Siempre acompañada por su gato Fellini, se la ve leyendo fragmentos de libros que no nombra de manera directa pero que muchos reconocerán: Las aventuras de Tom Sawyer, La metamorfosis, Peter Pan. A lo largo de las casi 190 páginas aparecen personajes como Olga, los pingüinos, el conejo (que no es otro que el propio Liniers), los duendes con los gorros rayados y el misterioso hombre de negro. Álbum de colección, recomendado especialmente para fanáticos, al final trae una especie de despedida. Dice Liniers: “Con este libro cierro la colección 1-15. Seguramente habrá otras colecciones de Macanudo en otros formatos. Gracias por acompañarme todos estos años”.
Antonio Santa Ana, para chicos, medianos y grandes
Bajo el cielo del sur (Norma). Esta novela del autor del best seller juvenil Los ojos del perro siberiano retoma la historia del narrador de la primera parte, ahora desde el punto de vista de un adulto que regresa a Buenos Aires uno años después de la muerte de su hermano Ezequiel. “Hay veces que de algo roto puede nacer algo bello”, dice una amiga del protagonista. “El pasado no se queda quieto. Pensé en eso durante mis caminatas, en algunos reencuentros. Un perfume nos puede llevar a él. En algún momento, el pasado debería prescribir. Pero no, el pasado no se queda quieto. El pasado se mueve”, piensa él. Quienes hayan leído Los ojos…, publicado en 1998 y convertido ya en un referente de la literatura juvenil argentina, se van a reencontrar con el mismo personaje, solitario y reflexivo como entonces. Quienes se encuentren con él por primera vez van a descubrir una historia profunda y melancólica, con múltiples referencias literarias, musicales y cinematográficas, que se lee (y se disfruta) como una pieza independiente. Literatura de la buena para sumergirse en la lectura (y olvidarse de todo por un rato) en una edición limitada, firmada por el autor.
Las canciones de Constanza (Norma). La gata que protagoniza este cuento de Santa Ana tiene pelo rojo, orejas puntiagudas y enormes ojos verdes. Es juguetona y le encanta mirar la luna. Pero no solo eso: más que nada disfruta cantar canciones a la luna. “Canciones que hablan de viajes y viajeros... Canciones de tristezas y alegrías. De encuentros y despedidas”. Ilustrado por Lara Dombret, integra la colección Buenas Noches, especial para los más chiquitos de la casa. Atención lectores y narradores: trae un títere de dedo para acompañar la lectura.
Laura Ávila: la historia como ficción
El fantasma del aljibe (Edelvives). Una novela de misterio, ambientada en mayo de 1810, que cruza la historia de amistad entre Inés y Calixto con romances secretos, conspiraciones y fantasmas. En palabras de la autora, el relato “explora las condiciones de vida de los esclavizados y las mujeres en 1810”. Sugerido para chicos de 10 años en adelante, integra la serie Verde de la colección Ala Delta. Ávila es una especialista en novelas históricas para chicos y adolescentes. Otros de sus títulos del género que recomiendo son: El pan de los patricios (Edebé), una historia de amor que transcurre en los meses posteriores al 25 de mayo y cuenta cómo la gente se va acomodando y tomando partido ante la revolución, y Moreno (Edelvives), escrito como un guion cinematográfico que se lee como una novela. “Originalmente era un guion para una película y devino en novela para adolescentes. Cuenta la vida de Mariano Moreno y su relación con María Guadalupe, además de la marcha de la revolución”, explica Ávila. Además, otros dos libros de Ávila integran el catálogo de Planeta Lector: Los músicos del 8, protagonizado por dos hermanos, Benito y Simón, que son esclavos, y El sello de piedra, una novela ambientada en la época de Juan Manuel de Rosas.
El general y la niña (Norma). “Aunque documentada y ubicada en contextos históricos, esta es una obra de ficción”, se aclara en una de las primeras páginas de esta novela centrada en la relación entre José de San Martín y su hija Mercedes cuando se reencuentran en Buenos Aires después de la muerte de Remedios de Escalada. Mercedes tiene 7 años, vive con su abuela materna y casi no se acuerda de su padre cuando el general decide llevarla con él a Europa. La historia transcurre entre el largo viaje en barco, sus estadías en Francia e Inglaterra, la educación en el internado inglés, la mudanza a Bruselas, los recuerdos de las batallas del ejército y las anécdotas familiares. Sugerido para chicos desde los 9 años, el relato avanza con fluidez entre referencias históricas y sucesos de la vida cotidiana de San Martín y Mercedes, que tuvo una infancia difícil. Ávila narra los hechos más tristes con naturalidad, sin minimizarlos ni dramatizarlos, y logra conmover a los lectores, en especial, cuando se detiene en la particular relación entre un padre y una hija pequeña que le reclama atención, aunque él sea el gran Libertador de América. Al igual que los demás títulos de esta colección de novelas históricas, la tapa tiene una ilustración de Juan Pablo Zaramella, realizada con plastilina.
Un cuento delirante de Fabián Sevilla
La señora que usaba galera, de Fabián Sevilla e Ivana Calamita (El Ateneo). Me encantan los libros delirantes como éste que está protagonizado por una mujer estrafalaria que usa galera y una mochila y tiene un grano peludo en la nariz. Lo que diferencia este relato muy divertido de otros es que el narrador se dirige directamente a los lectores como si les estuviera leyendo un cuento con muchos detalles, personajes y subtramas. Hasta aclara en ciertos capítulos a qué se debe el cambio de color de la tinta del texto impreso. “Ustedes dirán que se me acabó la tinta negra. Y yo les diré que no. Esta parte está en azul porque quiero que les quede bien azul claro que voy a contarles otra cosa”. Y ahí nomás empieza a narrar otra historia tan delirante como el resto. Es un libro ideal para los que se copan con las ficciones locas y con mucho sentido del humor.
Sevilla & Dedé: relatos surgidos en pandemia
Cuentos de una pandemia (Planeta Lector). Esta antología publicada a principios de año reúne cinco relatos escritos durante los meses más duros del confinamiento. Seleccionados por Diego F. Barros e ilustrados por Daniela Zeppa, los cuentos surgieron a partir de la consigna creativa de imaginar historias en el marco de una situación extraordinaria como la que vive el mundo desde fines de 2019. “Resultado de un fascinante experimento editorial”, como dice en la contratapa, está dirigido a lectores a partir de los doce años. El menú es rico y variado: hay ciencia ficción delirante (“Luna”, de María Laura Dedé), misterios (“Esta noche Joaquín hace pizzas”, de los hermanos Fabián y Ariel Sevilla; y “Nunca te cruces con un mosquito vampiro”, de Fernando De Vedia), romance (“Empandemiados, envirusados… ¿enamorados”, de Olga Drennen) y hasta una especie de diccionario pandémico con mucho humor (“A B C de la P(andemia)”, de Cecilia Pisos). Ideal para llevar al colegio y proponerle a la maestra una ronda de lectura compartida. Eso sí: con distancia y barbijo.
María Laura Dedé y una mona que sabe volar
Como una mona (Del Naranjo). Este cuento ilustrado por Viviana Brass integra la colección Luna de Azafrán. Todo empieza con un huevo que cae del nido y nace un pajarito. Apenas sale del cascarón empieza a buscar a su mamá. En ese camino se cruza con otros animales que lo ayudan a comer, a tomar agua, a refugiarse cuando llueve. Pero hay un animal en especial que lo cobija: es una mona que le enseña a volar.
Poly Bernatene por dos
El club de los detectives feroces, de Liliana Cinetto (Norma). Con ilustraciones Bernatene, este título de la colección Torre de Papel Roja es ideal para chicos de 7, 8 años en adelante que se copen con las historias de misterio. Con humor y buena pluma, Cinetto va desarrollando la trama protagonizada por animales con nombre de animales y, en el camino, suma referencias a cuentos clásicos, fabulas y personajes que los lectores reconocerán enseguida. Con la ayuda de un grupo de amigos (una coneja, un perro, una tortuga) Liebre intenta descubrir cómo y por qué ha desparecido un trébol de cuatro hojas, que es su talismán de la suerte. El caso que investigan estos detectives feroces es complejo: la casa estaba cerrada y no hay testigos. Presten atención a las imágenes porque ahí se esconden algunas pistas.
¡A volar!, de Bernatene y Rodrigo Folgueira (unaLuna). Álbum mudo, de gran formato y excelente edición, con ilustraciones muy coloridas a toda página que cuenta la historia de unos simpáticos animalitos que quieren construir una máquina para volar. Aunque la historia se “lee” perfectamente sin palabras, para los que no pueden prescindir del texto la página final se despliega y deja al descubierto el cuento en seis breves escenas.
Pablo Picyk, las ovejas y la sopa
Así queda demostrado, de Nicolás Schuff y Picyk (Ojoreja). Gracias a los editores que rescatan libros maravillosos descatalogados para reeditarlos, los nuevos lectores pueden descubrir genialidades como este álbum que había sido publicado en su momento por Ediciones del Eclipse. A partir de hipótesis como “si la luna fuera de queso” o “si contar ovejas diera sueño” y de datos clave como que los ratones no viajaron a la luna o que los pastores se quedarían dormidos si contar ovejas diera sueño, el autor va demostrando que esas frases comunes no son tan reales. Me encantaron las deducciones de Schuff (y las ilustraciones de Picyk) para dilucidar porque a los bebés no los traen las cigüeñas. No se lo pierdan.
Física hasta en la sopa, de Hernán Grecco (Iamiqué). Un libro de divulgación científica para chicos desde los 8 años narrado por un físico llamado Hernán, que transcurre durante un día, desde las 9 de la mañana hasta las 9 de la noche. Para demostrar a sus hijos que la física está presente en muchas situaciones cotidianas que ellos no imaginaban, Hernán va respondiendo preguntas que todos nos hacemos como ¿por qué caliente el sol?, ¿cómo enfría la heladera?, ¿por qué las cosas se caen?, ¿por qué sube el agua en el bebedero de la plaza? y ¿por qué rebota la pelota? Otros títulos geniales de la serie Sopa de ciencias son Ecología hasta en la sopa, con ilustraciones de Picyk, Matemática hasta en la sopa y Química hasta en la sopa. Iamiqué tiene más de quince colecciones temáticas para lectores curiosos que vale la pena descubrir.
Pez & Cubillas
Liebre y león, de Alberto Pez y Roberto Cubillas (Edelvives). De la serie Peque Letras, un precioso libro ilustrado protagonizado por los animales del título. El relato tiene la particularidad de mostrar a los lectores con sutileza y naturalidad que los dos personajes (la liebre y el león) comparten las tareas domésticas sin distinción de sexo, raza o tamaño. Claro que, apenas salen al campo, la liebre “trabaja” de liebre y el león, de león. Recomendado para: los que están en edad de aprender hábitos y rutinas.
La vida secreta de las pulgas (Sudamericana). Del mismo dúo creativo, está protagonizado por un gato llamado Antonio que le declara la guerra a las pulgas, en este cuento los bichos picadores vuelven loco al felino hasta que le negocian un acuerdo animal.
Zain y una pulgar peculiar
La pulga despistada, de Liliana Cinetto y Damián Zain (Riderchail). Me divierten mucho los cuentos protagonizados por pulgas. En especial, cuando se trata de pulgas irreverentes como las que imaginó en su momento Gustavo Roldán y también, las muy despistadas como Ludivina. En esta historia, dirigida a los más chicos, que se presenta con letras de imprenta mayúscula y dibujos súper coloridos, la autora nos cuenta las aventuras de una pulga que anda en busca de un nuevo hogar. Es decir, de un perro. Porque a Ludivina no le gustan los gatos y tampoco le gusta cualquier perro. Tiene que ser muy especial.
Poser y el absurdo
¿Qué tiene de malo Mayo?, de Walter P. Poser (Riderchail). Un cuento de la colección Letras animadas que me gustó porque también juega con el absurdo: una pareja quiere ponerle de nombre a su hijo Mayo y ese objetivo no resulta nada fácil. El empleado del Registro Civil quiere convencerlos a toda costa que el nene tiene cara de Sebastián, “con algunos rasgos de Juan Manuel o Juan Ignacio”. Pero no hay caso: ellos insisten con llamarlo Mayo, aunque los burócratas a cargo no se lo permitan. Y ojo que no son unos burócratas cualquiera: uno se llama Domingo De Franco y otro, Armando Torres.
Saracino: puro miedo
¡Epa! Ese miedo no es mío, de Luciano Saracino y Alejandro O’Kif (Riderchail). Este cuento habla sobre miedos propios y ajenos y propone desde la ficción cómo hacer para sacarse de encima los que no son nuestros. Es lo que hace Lucía, una chica que tiene sus miedos bajo control y que convive con ellos muy tranquila: hasta les puso nombres graciosos. Una noche se encuentra con un miedo desconocido. En lugar de esconderse o llorar, Lucía lo enfrenta y lo devuelve a su dueño.
Historias entre tumbas, de Saracino y Gustavo Mazali (Riderchail). Una saga con cuatro títulos (“Moritz y su abuelo Arcano”, “Los niños en las paredes”, “Angélica y sus hermanas” y “La chica en el jardín”) que ofrece diversos modos de lectura: el tradicional (por el orden de los tomos); centrándose en la historia de Moritz y su abuelo al saltear los relatos incluidos en cada episodio; o leyendo en cualquier orden las historias tenebrosas incluidas en la trama. Todas conducen al mismo camino. Para los fanáticos de la historieta vienen dos adaptaciones creadas por los mismos autores que se disfrutan de manera independiente: “Noche de terror en la ciudad” y “Una puerta llena de misterios”.