Que se respire cada vez más fresco
Crear siempre con los mismos tres elementos: la tipografía, el blanco del papel y alguna que otra línea negra. ¿Es poco? ¿Es mucho? Son los mismos tres elementos que desde hace años utilizamos en el mundo del diseño editorial. Textos y fotos, títulos y epígrafes componen nuestro menú básico. ¿Es todo muy austero? ¿O en cambio somos ricos porque necesitamos poco?
Lo que puedo contar en primera persona, y sé que lo comparte cada uno de los integrantes del equipo de arte, es la inmensa satisfacción cada vez que logramos conjugar esos tres elementos para contar una historia nueva, una noticia sobre un tema cotidiano o un análisis de fondo. Encontrar la frecuencia que necesita cada latir es un placer tan pleno y tan sutil que lo buscamos una y otra vez para volver a sentirlo.
Los temas son muchos; las ópticas, diferentes. La temperatura de las noticias varía de los asuntos más calientes a las miradas más analíticas, de la literatura a la economía, de la ciudad a los memes o de la gracia ácida de Carlos Roberts a la mirada filosa de Hugo Alconada Mon. Darle visibilidad a una frase que lo dice todo para que no sea un texto más, llenar de juego una página para que sintamos que es domingo o que con sólo mirar la nota siguiente sepamos si es momento para un sorbo de café ante una lectura distendida son parte de la magia de buscar nuevas combinaciones.
¡Y esta búsqueda es tan linda! Si logramos que se respire cada vez más fresco, cada vez más claro, cada vez más asertivo, entonces nuestras historias podrán llegar a la posta siguiente, a la posta que tiene la capacidad de acción, la que termina de darle sentido a todo, la posta del lector.ß