¿Qué es un artista excéntrico?
Hace unos días fui al Museo de Arte Moderno a ver una muestra llamada Excéntricos y Superilustrados, llevada por el título y por una lista de artistas tan diversos como geniales. La sala estaba atiborrada de obra muy heterogénea: video, cuadros, libros, esculturas, afiches. Como en un hospicio de artistas, Ricardo Carreira le sacaba la lengua a Federico Peralta Ramos, que recitaba poemas en el programa de Tato Bores con una cacerola en la cabeza mientras Alejandra Urresti hacía rebotar una paleta de ping pong con pelotita incorporada en todos los espacios de una casa. Y entre ellos flotaban: las fotos de las esculturas de pelo de Zoe di Rienzo, los platos voladores de Benito Laren, los collages de Fernanda Laguna, los poemas infinitos de Mariano Blatt.
Mientras planeaba entre las obras, me preguntaba ¿Qué es un artista excéntrico? Según el diccionario de la Real Academia Española, excéntrico quiere decir raro, extravagante, que no tiene centro o que tiene un centro diferente. En la pared de la muestra leo: "Son excéntricos respectos de las tendencias de sus contemporáneos y superilustrados porque transitan por fuera de los filosos márgenes de la intelectualidad académica¨. La fórmula "excéntricos y superilustrados" es una buena excusa para reordenar el canon contemporáneo estableciendo relaciones y genealogías entre artistas de los últimos cincuenta años, haciendo hablar entre sí obras que nunca se encontrarían de otro modo. Pero: ¿son todos los artistas excéntricos?
Llamamos excéntrico a aquella persona que vive fuera de la norma: se viste raro, tiene costumbres disparatadas, dice lo que nadie dice, hace cosas que nadie puede explicar. Es decir, es alguien que hace de su vida una obra de arte. En ese sentido, algunos que encarnan este modelo de una forma radical.
Sergio de Loof no tiene una obra material; sólo tiene su memoria para hablar de lo que hizo. En la película dirigida por Francisco Garamona se lo ve como un mendigo chic fumando acostado en una camita destartalada contando sus obras: la creación de lugares míticos como Ave Porco o El Dorado, la invención de revistas, la curaduría de eventos y desfiles. El film funciona como el testamento de alguien que transformó la noche, creó un estilo: el trash rococó, combinando frivolidad y genialidad, pobreza y glamour. Un artista cuya obra es inventar lugares, modas, formas de relacionarse. Algo que también podría decirse de Fernanda Laguna, que inventó una escuela y galería de arte en Villa Fiorito, entre muchas otras cosas.
Uno podría pensar que los artistas excéntricos no son simplemente los raros sino también los gestores de espacios, los inventores, los agitadores. Por eso, una exhibición de excéntricos es un gesto político, un lugar donde conocer y pensar sobre nuevas formas de vivir, gestionar y hacer arte. Algo digno de ver en un momento donde la política cultural está en manos de productores comerciales y desinformados que sueñan con transformar la escena cultural porteña en una comedia musical.
La autora es escritora, dramaturga y directora de teatro
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