¿Qué dicen los escritores sobre la prohibición del lenguaje inclusivo?
La prohibición del uso de la e, la arroba y la x, y de la perspectiva de género, encuentra también posturas a favor y en contra entre los autores: hay quienes lo usan hasta en sus libros y otros que, como las academias, no dejan de señalar que trae problemas y es impronunciable
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Tuvo alcances en el ámbito cultural el anuncio de la prohibición del uso del lenguaje inclusivo y de la perspectiva de género en la administración pública nacional. “No se va a poder utilizar la letra e, la arroba, la x, y evitar la innecesaria inclusión del femenino en todos los documentos”, explicó ayer el vocero Manuel Adorni. La iniciativa cuenta con el beneplácito presidencial y se dio a conocer un día después de que el ministro de Defensa, Luis Petri, dispusiera la “obligatoriedad” del idioma español en las comunicaciones de esa cartera. La resolución, publicada en el Boletín Oficial el viernes, se reforzó con argumentos de la Real Academia Española y la Academia Argentina de Letras.
Desde 1996, los Estados miembro de la Organización de Naciones Unidas se han comprometido en diversos documentos a defender la incorporación de la perspectiva de género en las organizaciones públicas y privadas de los países, así como también en políticas públicas. Para algunos escritores e intelectuales, la “batalla cultural” del Gobierno contra el progresismo intenta desviar la atención de los problemas socioeconómicos en el país; para otros, se da en simultáneo con la “guerra” contra la inflación y la “casta”. En redes sociales, la medida gubernamental fue objeto de críticas, elogios e ironías.
El "lenguaje inclusivo" queda en el museo de aquellas afectaciones de ex gente joven que pretende seguir con esa pose que sólo se usó en sus ámbitos elitistas y en sus funcionarios obligados a hablar en la neolengua. pic.twitter.com/NId1M8zfjB
— Alejo Schapire⚡️ (@aschapire) February 28, 2024
Consultados por LA NACION, varios escritores brindaron su punto de vista sobre la medida libertaria: algunos de ellos utilizaron el inclusivo en sus cuentos, novelas y ensayos; otros le reconocen un poder simbólico y de “visibilización” de personas no binarias. Para algunos, es más bien un testimonio de las luchas del feminismo y la comunidad LGBTIQ+ y , como las academias, están quienes no dejan de señalar que trae problemas y es impronunciable.
María Rosa Lojo
El llamado lenguaje inclusivo surge de la voluntad filosófica y política de visibilizar colectivos de género que nuestra lengua, tal como existe hoy, no representa de manera diferenciada, porque subsume esa diversidad en lo masculino genérico. Por más que se pueda compartir (y de hecho, lo hago, como ciudadana y como escritora) la voluntad de dar cuenta de todas las identidades, ese lenguaje modificado supone la introducción de nuevos elementos no pronunciables (como la arroba, o la x para el plural) y plantea, entre otros, muchos problemas de concordancia y también confusiones. Más allá de esto, lo más importante de todo es que la mayoría de la sociedad no habla ni escribe así habitualmente y esto (el uso generalizado) es lo único que da legitimidad a los cambios lingüísticos, que son creaciones colectivas y democráticas, no decisiones individuales o de grupos de opinión. Las academias dictan normativas apoyadas en ese uso mayoritario, no es a la inversa. Por eso no me parece mal que la normativa en los documentos e instituciones oficiales se atenga a la consensuada hasta hoy por el conjunto de la sociedad y que reflejan las academias. Otra cosa son las decisiones individuales, particularmente las creativas, que no deberían estar alcanzadas por esta ni por ninguna restricción. Creo que esta prohibición tiene que ver con las batallas que el partido gobernante quiere dar (su lucha contra lo que ellos llaman “ideología de género”) y no tanto con una genuina preocupación por la comunicabilidad o por el proceso colectivo de construcción de lengua.
hay que organizar una perfo que consista en cantar le mer estebe serene en todas las plazas del país a la vez
— Tamara Tenenbaum (@tamtenenbaum) February 27, 2024
Luisa Valenzuela
Como resulta habitual en estos tiempos, impera la doble vara. Desde el oficialismo se permiten los mayores improperios a la vez que intentan proscribir una forma de expresión verbal que reconoce la igualdad y diversidad de los géneros, y contribuye a hermanar a las personas.
"La innecesaria inclusión del género femenino" sería casi como "el innecesario respeto e inclusión a personas con síndrome de down".
— Juliana Rodríguez Salvador (@Xules) February 27, 2024
Daniel Molina
Me parece bien (lo sostengo desde hace diez años) que el gobierno prohíba la difusión de ese neutro artificial que se escribe con e, con x o con signos impronunciables y que los militantes llaman “inclusivo”. No es castellano y dificulta que los niños menos favorecidos aprendan. El gobierno debería haber llamado a un plebiscito para prohibir el uso del lenguaje inclusivo y la perspectiva de género en el Estado. Creo que sacaba más del 60% de los votos. Hay pocas cosas que concitan menos adhesión fuera del limitado mundo de la progresía woke de Chacarita. El gobierno no prohibió (ni piensa en eso) prohibir cómo la gente quiera hablar; lo que prohibió es que el Estado boludee con la x o la e en vez de publicar sus textos en castellano.
Ariel Magnus
Asombra que la libertad esté compuesta básicamente por prohibiciones, ¿no? En vez de terminar donde empieza la ajena, arranca por suprimir la del que no piensa como uno. El lenguaje inclusivo me gusta precisamente porque me incomoda, recordándome con cada e malsonante lo sexista de nuestro idioma, reflejo de lo sexista de nuestra sociedad. No es la solución de nada, pero es la señal de que al menos la estamos buscando. Que de pronto se tomen el trabajo de prohibirlo quizá indica que logró sobrepasar el nivel de lo meramente simbólico. En todo caso, espero que sirva para renovar su visibilidad y ayudarlo a conservar la malsonancia.
Nunca me acostumbré al inclusivo, ahora me parece q usarlo es casi una obligación contra el totalitarismo.
— Mercedes Funes 💚 (@MercedesFunes) February 27, 2024
Ana Ojeda
Desde el 10 de diciembre estamos viviendo un proceso restaurador de valores que las feministas consideramos caducos: los que afianzan un sistema explotador sexista con la violencia (simbólica y real) como herramienta principal. Es el Medioevo que insiste hoy desde la investidura presidencial contra las pibas y disidencias, pero también contra la población en su conjunto, contra el pueblo, tratando de sobrescribir la potencia de la sororidad, que es solidaridad con le prójime. Hoy, el sillón de Rivadavia lo ocupa un poder vengativo e intolerante, beligerante y psicotizante: tan a la derecha que se inscribe en la tradición fascista. No será él quien nos conduzca a fuerza de prohibiciones. El lenguaje y las maneras del decir no se imponen (ni se prohíben) por decreto. La pobreza, sí.
Muy liberal la decisión de Milei de prohibir el lenguaje inclusivo en la administración pública. Tan liberal como la ley del gobierno anterior de obligar a usarlo en el mismo ámbito. Reiteramos: el lenguaje no se impone desde arriba, es un fenómeno social. Ya que está, podría…
— Roxana Kreimer (@RoxanaKreimer) February 27, 2024
Luciana De Luca
Manuel Adorni no solo anuncia la prohibición del lenguaje inclusivo; anuncia que se prohibirá la perspectiva de género: de repente no existen más, para el lenguaje que usa el Estado, las personas transgénero, travestis, no binarias. No explica, por otro lado, de qué se trata el fin de la perspectiva en el ámbito estatal. Pero sí es claro y conciso: se prohibirá. La perspectiva de género va mucho más allá del uso de la E como emergente de búsqueda de una parte de la sociedad. La perspectiva de género garantiza otras cosas vinculadas al derecho a la salud, a la educación, al empleo, al respeto. El lenguaje inclusivo puede molestar, irritar, pero, seamos honestos. ¿Cuán honrado es decir que el uso de la E ha causado al Estado, a la sociedad, un daño severo? ¿Más severo que el que estamos viviendo y, por lo visto, está destinada a sufrir la mayoría de la población argentina, año tras año?
entre morales metiendo presa gente por decirle cornudo y estos prohibiendo el lenguaje inclusivo, siento que tenemos la tasa de masculinidad mas frágil de la región
— silvina giaganti (@sgigantic) February 27, 2024
Osvaldo Baigorria
“Prohibido prohibir”, como decían las paredes del Mayo Francés: nada en el lenguaje debería estar prohibido ni tampoco impuesto. No escribo ni hablo en el llamado “lenguaje inclusivo” pero estoy en contra de toda imposición y de toda prohibición. Entre otras razones, porque la prohibición no hace más que estimular el deseo de aquello que se prohíbe.
Gabriela Borrelli Azara
Principalmente, lo considero un retroceso que no por anunciado deja de impactar. Es un retroceso, pero no aislado sino parte de un plan de retroceso de derechos en general. Empiezan por los más simbólicos, como el cierre del Inadi, y ahora esto. No usar el femenino salvo cuando sea necesario es un retroceso muy grande que, insisto, hay que mirar como parte de un plan de recorte de derechos. Los simbólicos y los culturales primero, necesarios para implementar un plan económico que también implica el retroceso de otros derechos laborales, civiles. No lo miro como algo aislado o distractivo.
#declaracion pic.twitter.com/rLWbXP2gWQ
— Instituto de Lingüística (@ILinguistica) February 28, 2024
Enzo Maqueira
El gobierno que nos empobrece, nos ajusta, destruye la industria nacional, las pymes, aumenta la cantidad de niño y jubilados pobres, el gobierno que pretende entregar tierras argentinas a extranjeros, que quiere gobernar por decreto, con un presidente que atropella, que falta el respeto, le parece importante prohibir el lenguaje inclusivo y la perspectiva de género, y ocuparse de algo que a la sociedad le costó mucho conseguir en lugar de preocuparse de los enormes problemas que heredó y los enormes problemas que está generando. Es una vergüenza, pero es coherente. Su gobierno es producto de una reacción conservadora ante las conquistas de derechos sociales de diversidades y de las mujeres que se lograron en los últimos años. ¿Qué nos pasó que a mucha gente la escandaliza la e del inclusivo que un presidente que comparte memes con descalificaciones a las personas con síndrome de Down?
Gabriela Larralde
La prohibición del uso del lenguaje inclusivo en el ámbito del gobierno nacional y la recomendación de no incluir el femenino “en los casos donde no hiciera falta” es una provocación más que intenta imponernos nuestra agenda de pensamiento y militancia. Los ejemplos son variados y van en la misma dirección. Los más recientes: la propuesta para cerrar el Inadi, acompañada de la foto de un león en pose de guerra, y las injurias a la artista Lali Espósito, entre otros temas. Lo que estas acciones pretenden es entretenernos a quienes no lo votamos y debilitarnos, amargarnos, preocuparnos aún más. Terminamos corriendo siempre atrás de lo nuevo que dijeron o hicieron sin tener tiempo a reflexionar sobre aquello que nosotros quisiéramos decir sobre el gobierno, en materia económica y de soberanía política, por ejemplo, o acerca de todas las acciones colectivas bellísimas que están surgiendo en escuelas, barrios, fundaciones, bibliotecas, contrarrestando el empecinamiento que tiene el gobierno nacional en degradar nuestra forma de vida y pensamiento. Como referente de Educación Sexual Integral (ESI) estoy segura que esta acción no va a modificar la aceptación que la ley ya tiene en escuelas y en familias.
Gaita Nihil
Por un lado, viene de la mano con la prohibición de su uso en los colegios en CABA por Soledad Acuña en 2022. Nos habíamos acostumbrado a una perspectiva de género que había tomado parte de los reclamos feministas. Es un intento de ocultarnos como comunidad, de desaparición de muchas identidades no binarias que se nombran exclusivamente con la “e”. El problema que va a tener este gobierno es que como sociedad estamos un paso adelante de las normas y por eso las exigimos. Venimos llevando a cabo un cambio cultural, y la cultura tiene su propio motor que no se borra con una ley. El lenguaje es versátil y responde a nombrar la realidad, las personas disidentes y no binarias existen y existimos, así tenga que ser por fuera de la ley.