Puccini y la Argentina: tres sedes para explayar el intenso vínculo del compositor italiano con nuestro país
La muerte lo encontró hace cien años mientras componía “Turandot”; para entonces, ya le había dado al repertorio lírico tres creaciones de las más populares: “Tosca”, “La Bohème” y “Madama Butterfly”
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Giacomo Puccini murió el 29 de noviembre de 1924 mientras trabajaba en Turandot, la ópera que dejó inconclusa, advirtiendo, sobre el futuro del género, que el público de la nueva música –”ilógica y desprovista de sentido”– estaba perdiendo el gusto. “La gente cree que el elemento sinfónico debe prevalecer por sobre la melodía. Yo creo, en cambio –afirmaba el compositor en el ocaso de su vida–, que ese es el fin de la ópera.”
A cien años de su muerte, el mundo celebra el arte y la figura del gran operista italiano. Puccini y la Argentina es el título de la exposición que hoy se inaugura en el Museo de Arte Decorativo, el Instituto Italiano y la Casa de la Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, con el auspicio de la Embajada de Italia. Recorre los hitos del intenso vínculo que une al país con el autor de Tosca, La Bohème y Madama Butterfly, tres de las creaciones más populares de la lírica.
“Cuando llegué a Buenos Aires por primera vez, me impactó comprobar la enorme popularidad de la que goza Puccini en la Argentina, una popularidad temprana que quedó documentada a partir de la visita del músico a comienzos del siglo XX”, cuenta Livia Raponi, directora del Instituto Italiano, responsable de la exhibición curada por Laura Malosetti y Daniel Varacalli, autor de Puccini en la Argentina, libro que recoge aquella documentación como punto de partida. “La idea para este aniversario –explica Raponi– fue precisamente la de destacar esa devoción que no se dio en ningún otro lugar del mundo, contando aquel histórico viaje (que fue la primera travesía transatlántica en la que se embarcó el compositor) y la extensa visita que duró 47 días entre junio y agosto de 1905, invitado y hospedado en el edificio de La Prensa, la actual Casa de la Cultura, cuando se desarrolló el primer Festival Puccini. A través de esa narración contamos el éxito de su obra y el entusiasmo extraordinario con que fue recibido, sin dejar de ser halagado ni por un minuto, en aquel entonces y hasta el día de hoy, a cien años de su muerte.”
La muestra, que se desarrolla en las tres sedes simultáneamente y se extenderá hasta el 15 de diciembre, propone adentrarse en el fascinante universo de la lírica pucciniana con una experiencia inmersiva que abarca no solo su música con una programación de conciertos y la exhibición de documentos relativos a la estada porteña —fotografías, recortes de prensa, autógrafos, partituras con anotaciones y la página manuscrita del himno escolar Dios y Patria compuesto por encargo de La Prensa, única partitura de Puccini en castellano—, sino también una colección de trajes, bocetos y piezas escenográficas pertenecientes a las óperas representadas en el Teatro Colón durante su presencia.
“Se trata de un conjunto de elementos alusivos que se distribuyen en las tres sedes complementariamente. En el Museo de Arte Decorativo tenemos lo más impactante que son las pertenencias del Colón cedidas en préstamo. Son las piezas tridimensionales, lo relativo al escenario, los trajes y la utilería, lo más plástico y precioso del proyecto, integrado a un video y una producción sonora. La exhibición en la Casa de la Cultura tiene que ver con el viaje propiamente dicho ya que se desarrolla en el mismo edificio donde se hospedó el músico. Y la del Instituto Italiano que ofrece un recorrido fotográfico con unos retratos magníficos, bocetos y figurines de las óperas más icónicas. El orden es indistinto y se las puede completar asistiendo a la programación de charlas y conciertos.”
“Lo que más nos interesa –concluye Raponi– es mostrar ese fervor, el hecho de que los argentinos, los italianos y sus descendientes en este país fueron sus primeros grandes admiradores y que Buenos Aires fue un escenario fundamental para los estrenos de sus óperas fuera de Italia. Tanto la lengua como la cultura italiana se expandieron en el mundo gracias sobre todo al cine y la música. De las formas musicales, fue la ópera; y dentro de la ópera, fue Puccini el que más llegó al público con el poder de sus melodías, ricas y a la vez sencillas, que nos impactan y nos quedan inscriptas en la memoria y el corazón para siempre.”
A Puccini le preocupaba la deriva de la música al final de su existencia, el ideal de una “música nueva” que denostaba la melodía y con ella la pasión, el sentimiento y la humanidad a la que aspiraba su arte. Para él, ése era el final de la ópera. “Porque no hay ni rastros de música –escribía el genio de Lucca en una carta a su amigo, el libretista Giuseppe Adami–. ¿Música? Yo tengo la gran debilidad de ser capaz de escribir solamente cuando tengo a mis títeres en la escena ¡He nacido hace tantos años! Y cuando nací, hace casi un siglo, Dios Todopoderoso me tocó con su meñique y me dijo: ¡Escribe para el teatro! Recuerda: sólo para el teatro. Y yo obedecí ese mandato supremo.”
Para agendar
Puccini y la Argentina. Exposición en el Museo Nacional de Arte Decorativo (Libertador 1902), Instituto Italiano de Cultura (Marcelo T. de Alvear 1119) y Casa de la Cultura (Av. de Mayo 575). Del 9 de octubre al 15 de diciembre, de miércoles a domingo, con entrada libre y gratuita.
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