Princesa de Asturias de las Letras para un poeta de lo sencillo
El polaco Adam Zagajewski es uno de los autores más prestigiosos de la posguerra
MADRID. -El poeta y prosista polaco Adam Zagajewski ha sido distinguido con el Premio Princesa de Asturias de las Letras, acordado ayer por el jurado, reunido en el hotel de la Reconquista de Oviedo. El jurado distingue a un creador que contribuye, "de manera extraordinaria y a nivel internacional, al progreso y bienestar social a través del cultivo y perfeccionamiento de la creación literaria en todos sus géneros".
Adam Zagajewski suele decir que todo gran poeta vive entre dos mundos -el tangible y el imaginario, el de la historia y del de los sueños- y que de los acuerdos y desacuerdos entre ambos surgen, tras "arduas negociaciones", los poemas. Zagajewski no lo dice de sí mismo, pero en pocos casos es tan cierto como en el suyo. Toda su vida ha sido una pura dicotomía, desde el principio. Si la ciudad polaca en la que nació en 1945, Lvov, pertenece ahora a Ucrania, su infancia transcurrió en Gliwice, un "lugar gris" de la Silesia alemana que Polonia se anexó al final de la segunda guerra mundial, igual que la URSS se había anexado Lvov.
Zagajewski es, de los pies a la cabeza, un fruto de la posguerra. Primero un desplazado y luego un exiliado. En 1982 se instaló en París para recalar en Cracovia veinte años después, tras ejercer como profesor en diversas universidades en Estados Unidos. De hecho, sigue vinculado a la de Chicago.
Miembro de la llamada Generación del 68 (o de la Nueva Ola), el autor de títulos como Comunicado (1972) o Carta. Oda a la mayoría (1982), es un destacado continuador de una lírica, la polaca del siglo XX, que ha dado a las letras universales dos premios Nobel -Czeslaw Milosz y Wislawa Szymborska- y a punto estuvo de darles un tercero: Zbigniew Herbert. Como ellos, y tras debutar con una poesía "airada, política, dirigida contra el sistema", Zagajewski ha sabido conjugar en sus versos la ironía y el éxtasis, lo sublime y lo cotidiano, sin renunciar a la claridad pero tampoco al misterio. No es casual que uno de sus libros de ensayos se titule Solidaridad y soledad. Así arranca el poema "Autorretrato", escrito en 1997: "Entre el ordenador, el lápiz y la máquina de escribir / se me escapa medio día. Algún día sumará medio siglo./ Vivo en ciudades extranjeras y a veces con personas / extranjeras hablo sobre cosas que me son extrañas. / Escucho mucha música: Bach, Mahler, Chopin, Shostakovich. / En ella encuentro tres elementos, fuerza, debilidad y dolor. / El cuarto no tiene nombre".
El Premio Princesa de Asturias es parte del idilio de Adam Zagajewski, que es tan gran prosista como poeta, con las letras españolas y con España. Al traductor Xavier Farré y a la editorial Acantilado debemos el grueso de las versiones de Zagajewski publicadas en España. En ese sello pueden encontrarse poemarios como Tierra del fuego, Deseo o Antenas y brillantes muestra de sus memorias y ensayos como En defensa del fervor, el citado Solidaridad y soledad y el imprescindible Dos ciudades.
Ese libro, que arranca con los tragicómicos recuerdos infantiles de Zagajewski, se cierra con una nota sobre William Blake que parece otro autorretrato: "¿De veras la inocencia es algo que perdemos como la infancia, de una vez para siempre? ¿Acaso no podemos perder también la experiencia? La experiencia es un tipo de conocimiento. Y no hay nada más frágil que los conocimientos [...] No es nada seguro que la experiencia llegue la última. La inocencia sigue a la experiencia, y no al revés. Una inocencia más rica en experiencia, pero menos rica en seguridad en sí misma. Sabemos muy pocas cosas. Por un segundo entendemos algo y pronto olvidamos o traicionamos ese momento. La que llega la última es la inocencia, la amarga inocencia del ignorante, del que hace preguntas sin respuesta, del que se desespera y no puede saciar su curiosidad". La amarga inocencia del ignorante insaciable. Se diría que está hablando de un poeta.
El jurado del galardón ha estado integrado por: Félix de Azúa Comella; Xosé Ballesteros Rey; Xuan Bello Fernández; Blanca Berasátegui Garaizábal; Juan Cruz Ruiz; Luis Alberto de Cuenca y Prado; Álex Grijelmo García; Manuel Llorente Manchado; Carmen Millán Grajales; Ángeles Mora Fragoso; Carme Riera i Guilera; Ana Santos Aramburo; Sergio Vila-Sanjuán Robert; Darío Villanueva Prieto; Juan Villoro Ruiz y José Luis García Delgado (secretario).
El acto de entrega de los Premios Princesa de Asturias, dotados cada uno con 50.000 euros y la reproducción de una escultura diseñada por Joan Miró, se celebrará en octubre, en el Teatro Campoamor de Oviedo, en una ceremonia presidida por los reyes.