Premio Estímulo a la Escritura: ¿quiénes ganaron la cuarta edición del certamen de obras en proceso?
“Todos los tiempos el tiempo”, impulsado por LA NACION, Fundación Bunge y Born y Fundación Proa, entregó los reconocimientos a los jóvenes autores de obras en proceso
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La espera llegó a su fin. Ayer a la tarde, en el Auditorio de Fundación Proa, se anunciaron los nombres de los ganadores de la cuarta edición del Premio Estímulo a la Escritura “Todos los tiempos el tiempo” ideado por Fundación Bunge y Born, Fundación Proa y LA NACION para impulsar el desarrollo de autores de 20 a 40 años, a través de apoyos al proceso de creación, incentivos a la edición de las obras y clínicas de escritura. De la ceremonia, conducida por el periodista y escritor Maximiliano Legnani, participaron integrantes del jurado, representantes de las empresas organizadoras y los jóvenes finalistas. “Por suerte cada obra tiene su destino -dijo la directora de Fundación Proa, Adriana Rosenberg-. La creatividad es inmensa”.
“En la Argentina hay un cuerpo de creadores muy importante que puede soñar y construir un país”, coincidió Norberto Frigerio, director de Relaciones Institucionales de LA NACION. En esta edición participaron 1120 proyectos en cinco categorías: narrativa, narrativa breve, guion, dramaturgia y narrativa gráfica. En las primeras cuatro se entrega un premio de $ 600.000 a cada ganador; en la de narrativa gráfica, uno de $ 400.000 para ser destinado a la edición de la obra. Se enviaron “obras en proceso” de todo el país.
El jurado de esta edición, integrado por los escritores Romina Paula, Paula Pérez Alonso, Héctor Guyot y Alan Pauls, seleccionó un proyecto ganador en cada categoría. En ediciones anteriores, figuras reconocidas de la cultura como Alfredo Arias, María Sonia Cristoff, Mercedes Halfon, Ariana Harwicz, Pablo Gianera, Leila Guerriero, Mariano Llinás, Daniel Link, Pola Oloixarac y Sole Otero fueron jurados de “Todos los tiempos el tiempo”.
En narrativa, donde concursaron 360 proyectos, el premio lo obtuvo Giuliana Migale Rocco (CABA, 1994), por “Algo”. La autora es licenciada en Relaciones Internacionales y Magíster en Gestión de la Cultura por la Universidad de San Andrés (UdeSA), y se desempeña como gestora cultural en ámbitos institucionales e independientes vinculados a las artes escénicas, la literatura y las artes visuales, y como consultora independiente en políticas públicas. Actualmente es coordinadora académica de la Maestría en Gestión de la Cultura de la UdeSA y una de las organizadoras del Mundial de Escritura.
Pérez Alonso entregó el premio. “Es una propuesta audaz y contemporánea, compacta y con una gran tensión narrativa, que sostiene su drama en el lenguaje, el ritmo y la sintaxis -dijo sobre ‘Algo’-. Nos cautivó a todos”. Rocco dijo que su texto era “una pregunta todo el tiempo” y se llevó de suvenir el escrito con las palabras de la escritora y jurado.
Las menciones fueron para “Los signos blandos de la simetría”, relato policial de Patricio Cerminaro (CABA, 1995); “Lucio”, de Mariana Komiseroff (Don Torcuato, 1984), sobre el atroz asesinato de Lucio Dupuy; “La flamenca”, de Ana Montes (CABA, 1992), y “Caribe”, de Pilar Renau (CABA, 1989).
En narrativa breve, ganó Manuel Cantón (CABA, 1996), con “Obsolescencia Programada”. Licenciado en Letras por la Universidad de Buenos Aires y especializado en literatura argentina y latinoamericana, en 2019 Cantón fue uno de los ganadores de la Bienal de Arte Joven de la ciudad de Buenos Aires e integró la antología Divino tesoro. Ese año publicó su primer libro de cuentos, Un año sin verano. Ha publicado cuentos y artículos en Orsai, Crisis, La Agenda y Taipei. Es editor de la revista Desmadres y productor del festival homónimo.
Según destacó Pauls, desde Berlín, el ganador es un “un escritor ambicioso, en el mejor, más audaz, más riesgoso sentido de la palabra”. Cantón reveló que su proyecto estaba basado en un escrito de uno de sus abuelos.
Las menciones de esta categoría fueron para “Al infierno igual”, de Ju Donzelli (Santiago del Estero, 1994), con historias ambientadas en pueblos, y “Salmos”, de Rocío Lago (25 de Mayo, 1986).
En guion, el ganador fue Luciano Salerno, por “Tierra adentro” (CABA, 1989). Es licenciado en Guion de Artes Audiovisuales por la Universidad Nacional de las Artes (UNA) y egresado del Professional Program in Screenwriting de UCLA, Los Ángeles. Entre sus proyectos recientes como guionista se encuentra la escritura de Ciudad Oculta, largometraje coescrito y dirigido por Francisco Bouzas; la colaboración autoral en Moheda y la consultoría de guion para la serie Sobre cosas que se ven en el cielo.
“Estoy muy contento de participar por segunda vez en el jurado -dijo Guyot, al anunciar el nombre del ganador-. Se trata de un guion inspirado en Una excursión a los indios ranqueles, de Lucio V. Mansilla; es muy sólido desde lo literario y su interés va más allá de lo histórico”. Salerno reside en Berlín y recibió el premio Pablo Vera Solari.
Hubo menciones para “Fuego”, de Agustín Godoy (CABA, 1987), y “Lo que trajo la tormenta”, de Miguel de Zuviría (CABA, 1992).
En dramaturgia, la ganadora fue Rocío Muñoz (CABA, 1992), con “Campera”. Escritora y actriz, se formó con profesores como Nora Moseinco, Federico León, el grupo Piel de Lava e Ignacio Sánchez Mestre en actuación y con Gabriel Medina en guión. Actualmente cursa la carrera de Escritura Creativa en la Universidad Nacional de las Artes y el taller de dramaturgia de Mariana Chaud. Escribió y actuó en La niña elefante, serie web ganadora de la Bienal de Arte Joven y premiada por I-Sat en 2015.
Paula destacó que la obra de Muñoz tenía “personajes entrañables”. “Esta obra está basada en la historia de mi hermano, que hoy cumpliría años”, dijo, emocionada, la ganadora.
Recibieron menciones “Óliver, el último hit del verano”, de Lucas Sánchez (Tandil, 1990), y “Sidra caliente”, de Alejo Sulleiro (Allen, 1998), que fusiona la tragedia griega con el teatro de revistas porteño.
En narrativa gráfica, el premio estímulo fue para el proyecto “Exterior Playa Atardecer”, de Lara Sade (San Carlos de Bariloche, 1992) y Camila Tellería (La Plata, 1995). Sade es licenciada y profesora en Artes Audiovisuales (UNLP), y Magíster en Escritura Creativa (UNTREF). Reside actualmente en La Plata, y escribe narrativa y poesía. Sus poemas integran diversas antologías; también publicó plaquetas de poesía. Trabaja como asistente de dirección en cortometrajes, videoclips y publicidades e integra la Colectiva Audiovisual Feminista de La Plata.
Telleria es estudiante avanzada de la carrera de Artes Plásticas, con orientación en Escenografía de la UNLP. Su quehacer artístico se divide entre la realización de dirección de arte y vestuario para audiovisuales y las artes plásticas, en especial la ilustración. Al recibir el premio, Sade contó que Tellería no había podido asistir porque estaba terminando de escribir su tesis.
Las menciones fueron para “Aliens”, de Clarisa Lea Place (CABA, 1993) y Juan Martín Paz (Neuquén, 1991), que narra la llegada de una familia de inmigrantes a Estados Unidos, y “Un camino a rayas”, de Lucía Marroquín (Suipacha, 1985).
Tanto los autores premiados como los finalistas podrán participar en las clínicas de escritura a cargo de Daniel Link y Ariana Harwicz. Legnani leyó un texto enviado desde Francia por la autora de Matate, amor, que les deseó éxito a todos en la finalización de sus obras y, aforísticamente, agregó: “Un escritor no tiene que dejarse arrastrar por nada que no sea su escritura. Su única causa, su épica, es su escritura”. Link resaltó la “política de cuidado y acompañamiento” de los proyectos seleccionados.
Gerardo Della Paolera, director ejecutivo de la Fundación Bunge y Born, cerró el evento con un agradecimiento al jurado y los participantes. “Además del talento y la creatividad, la actividad de ustedes representa un enorme coraje porque estamos en una sociedad donde no siempre se valora el arte, la literatura y la creatividad”, reflexionó. Por último, recordó que varias obras del Premio Estímulo se habían publicado o estrenado recientemente y, para la quinta edición, en 2024, prometió hacer junto con los coorganizadores un “mayor esfuerzo” en materia económica.