El escritor nicaragüense Sergio Ramírez recibió el Premio Cervantes
ALCALÁ DE HENARES.– En la ciudad que vio nacer a Miguel de Cervantes , en la centenaria Universidad de Alcalá de Henares, el autor nicaragüense Sergio Ramírez recibió el premio más prestigioso de las letras hispánicas, anunciado en noviembre pasado. El rey Felipe VI, la reina Letizia, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy y la presidenta de la comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, oficiaron como anfitriones de la ceremonia. Sergio Ramírez había adelantado el sábado a LA NACION que su discurso de aceptación ya estaba cerrado, sin embargo, agregó un breve prólogo en las horas previas a su pronunciación para referirse a la crítica situación que Nicaragua atraviesa en los últimos días, poblada de protestas contra las reformas sociales que impulsaba Daniel Ortega [anoche las ha revocado], y que ha cobrado 27 muertes y 100 heridos. Ramírez expresó su deseo de que Nicaragua vuelva pronto a ser una república.
El Ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo, fue el responsable de pronunciar el primer discurso de la sesión, y al inicio del mismo recordó al recientemente fallecido autor mexicano Sergio Pitol ("un escritor sobresaliente") y también pidió por la pronta recuperación de Joaquín Sabina, cuyo tema "En el boulevard de los sueños rotos" destacó. "El español es libertad: desde Cervantes hasta Sergio Ramírez. Es una lengua que no tiene dueño, y ahí reside su fortaleza", pronunció en el solemne paraninfo [del griego y del latín tardío, paraninphus, "el más noble salón de actos de las universidades"].
La obra y trayectoria de Ramírez se recorrió con minuciosidad, desde las lecturas que cimentaron su prosa y sus versos –Gabriel García Márquez, Amado Nervo, Juan Rulfo, José Martí y Julio Cortázar– hasta detalles de la composición de su familia, constituida por su mujer, sus tres hijos y sus ocho nietos (todos ellos presentes en la ceremonia). También Méndez de Vigo destacó el origen humilde de Ramírez, hijo de Pedro, un tendero de Masatepe, quien logró estudiar en la universidad, obtener un doctorado en Derecho y convertirse en vicepresidente de su país.
"Vengo de un pequeño país que erige su cordillera de volcanes a mitad del ardiente paisaje centroamericano, al que Neruda llamó en una de las estancias del Canto General «la dulce cintura de América». Una cintura explosiva. Balcanes y volcanes puse por título a un ensayo de mis años juveniles donde trataba de explicar la naturaleza cultural de esa región marcada a hierro ardiente en su historia por los cataclismos, las tiranías reiteradas, las rebeliones y las pendencias; pero en lo que hace a Nicaragua, también por la poesía. Todos somos poetas de nacimiento, salvo prueba en contrario", comenzó su extenso agradecimiento Ramírez, quien luego prosiguió con un recorrido por la influencia que "la sombra tutelar" de Rubén Darío en él ejerció y también en su país. "Curioso que una nación americana haya sido fundada por un poeta con las palabras, y no por un general a caballo con la espada al aire", dijo del poeta y cronista, a quien Jorge Luis Borges llamó "el Libertador". Además, expresó Ramírez que "la virtud de Rubén está en revolverlo todo, poner sátiros y bacantes al lado de santos ultrajados y vírgenes piadosas, hallar gusto en los colores constatados, ser dueño de un oído mágico para la música y otro no menos mágico para el ritmo, sonsacar vocablos sonoros de otros idiomas, dar al oropel la apariencia del oro y a los decorados sustancia real".
Ramírez se refirió también a su otro gran referente literario: "Cervantino y dariano, ato mi escritura con un nudo que nadie puede cortar ni desatar". El escritor se refirió a Cervantes como un autor "caribeño", capaz de descoyuntar lo real y encontrar las claves de lo maravilloso cuando nos habla en El coloquio de los perros de la Camacha de Montilla, que "congelaba las nubes cuando quería…".
El autor de Margarita, está linda la mar y Adiós muchachos se refirió a su abuelo Teófilo Mercado, de quien recibió el primer ejemplar del Quijote. "Era agricultor, agrimensor, constructor de pozos artesianos y ebanista. La mesa donde escribo salió de sus manos. Y entre sus libros de medicina, agronomía, y geodesia, y manuales de geometría plana y álgebra elemental, estaba El Quijote". También se refirió a su abuelo músico: "Siento que soy, así, la síntesis de mis dos abuelos, el músico y el ebanista, el que pulsa el arco y el que empuña la gubia, a medias el compositor que llenaba con sus signos melódicos la hoja de papel pautado, ya medias el artesano que nunca estuvo conforme con un mueble de gavetas desencajadas, que no asentara bien sobre el suelo o cuyas junturas dejaran luces".
Novelista, cuentista, poeta, ensayista, consideró en su discurso: "Escribo entre cuatro paredes, pero con las ventanas abiertas, porque como novelista no puedo ignorar la anormalidad constante de las ocurrencias de la realidad en que vivo, tan desconcertantes y tornadizas, y no pocas veces tan trágicas pero siempre seductoras. Mi América, nuestra América, como solía decir Martí. La Homérica Latina, como la bautizó Marta Traba".
Las palabras del rey
El rey Felipe VI, quien fue el responsable de iniciar la sesión, también pronunció el último discurso de la gala de premiación. "Sergio Ramírez es una rama esencial de ese árbol que es la literatura de raíz cervantina (…) La vida ha puesto a nuestro autor muchas veces en una encrucijada: o asumir un compromiso político activo o dedicarse a la literatura (…) La historia podría haber sido diferente. Y ciertamente ese fue su temor, cuando vio cómo las tareas como vicepresidente de su país a mediados de los ochenta, y bajo el embate de un conflicto cruento, comprometían su tiempo completo y sus energías. Pero en lugar de resignarse, el escritor decidió robarle tiempo a la madrugada y escribir al menos dos horas cada día antes de volver a vestir la camisa de líder político. Fue en ese tiempo de sacrificios cuando engendró su novela más querida: Castigo divino".
El monarca consideró que Ramírez le ha otorgado "modernidad y amplitud" a la ficción de su patria y de su región. Pidió permiso para referirse a la mujer de Ramírez con el apelativo cariñoso con el que se la conoce, "Tulita", y miró de modo amistoso al ganador del Cervantes: "Es un embajador de una lengua de todos, enriquecida con la enorme herencia de las culturas indígenas mayas, chorotegas, náhuatl, y de las culturas afrodescendientes de la costa Caribe, cuya sabiduría y lirismo podemos apenas vislumbrar en las palabras que pasaron a engrosar el español que tan magistralmente usted ha cultivado".
El Premio Miguel de Cervantes está dotado con 125.000 euros y es otorgado desde 1976 a los escritores que "contribuyen con obras de notable calidad a enriquecer el legado literario hispánico". El jurado que distinguió a Ramírez está integrado por Darío Villanueva, representante de la Real Academia Española; el último ganador del premio, Eduardo Mendoza: Beatriz Vegh, de la Academia Nacional de Letras de Uruguay, y otras personalidades de la cultura hispánica.
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