Del Obelisco de Pan Dulce de treinta metros de alto que Marta Minujín construyó en 1979 a la intervención sobre el Obelisco real que Leandro Erlich hizo más de tres décadas después, cuando sembró el pánico colectivo al simular el traslado de la punta del monumento porteño a la explanada del Malba: la historia del arte público tuvo varios hitos impulsados por artistas argentinos -a tal punto que Minujín recreó en la Documenta de Kassel su Partenón de libros prohibidos de 1983-, y todo indica que la tendencia se fortalecerá a nivel global como consecuencia de la pandemia. Impulsado por el coronavirus, el arte se dispone a salir del "cubo blanco" y reconquistar la calle.
La necesidad de distancia social como medida preventiva hasta que una vacuna esté disponible a nivel masivo probablemente hará que se replique en todo el mundo lo que ya se adelantó en diciembre último durante la semana de Art Basel Miami. Varios artistas argentinos instalaron entonces sus intervenciones en una de las plazas centrales de Miami Beach, mientras Erlich sorprendía en la playa de la isla con su monumental congestión de autos de arena y anunciaba el paso siguiente: recrearlos bajo el agua, como obra pionera de un parque de arrecifes de coral creados por artistas.
"El espacio público va a ser fundamental en el rol del arte y la cultura en la poscuarentena, y seguramente en la pospandemia", adelantó a LA NACION Enrique Avogadro, ministro de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, meses después de haber presentado con un asado en el Collins Park de Miami el cierre del programa Art Basel Cities: Buenos Aires. Esa alianza con la feria de arte más importante del mundo incluyó un circuito de intervenciones artísticas porteñas diseñado por Cecilia Alemani, curadora del célebre High Line de Manhattan, que sirvió como precedente para la instalación de esculturas públicas en la Plaza Seeber el año pasado, durante la Semana del Arte.
"El espacio público es el espacio de todas las personas, es el lugar donde construimos ciudadanía, al encontrarnos en nuestras diferencias", recordó Avogadro antes de señalar que "en este contexto es un tema de absoluta prioridad para nosotros" y adelantar que la temporada primavera/verano incluirá "muchos eventos chicos, con distancia, con cuidado, con responsabilidad, que permitirán encontrarnos a través de la cultura". "El arte público está ahí para no solo embellecer -opinó- sino también para estimular la conversación, la discusión, para provocar, para hacernos reflexionar".
En esa discusión ocupa un rol clave la Legislatura porteña, ámbito en el que están representadas todas las fuerzas políticas, responsable de autorizar la instalación y el traslado de monumentos de forma permanente. Entre ellos Más allá del tiempo, instalación de Marie Orensanz formada por enormes agujas de relojes que participó de la primera edición de Bienalsur y luego en la Semana del Arte, y podría quedar en forma definitiva en la Plaza Seeber.
Si no se la roban, claro. Ese riesgo es cada vez mayor, como quedó demostrado en los últimos meses con la vandalización de varios monumentos en Retiro y Recoleta e incluso a nivel global, por motivos políticos. "La restauración está en marcha", dijo a LA NACION Juan Vacas, subsecretario de Paisaje Urbano del gobierno porteño, al afirmar que se están reemplazando las piezas de bronce desaparecidas por otras similares realizadas con resina y cemento. Mientras tanto, anticipó, se evalúa impulsar "intervenciones contemporáneas, que podrían ser performativas, en torno a esos monumentos que la gente no identifica como arte y que queremos que valorice como propios".
Entre esas acciones se cuenta también un proyecto pensado junto con asociaciones culturales para la "apropiación" creativa por parte del barrio del bajo autopista de San Telmo, junto al Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, institución que se dispone a salir a "tomar" la calle. "Estamos proyectando un museo que en las próximas semanas retomará su actividad desde el espacio público, para luego atravesar su fachada cuando reabramos las puertas", sostuvo Victoria Noorthoorn, directora del Moderno. Según adelantó, se buscará integrar la institución en la vida comunitaria "con acciones, performances e intervenciones de artistas de las más variadas disciplinas y generaciones". Entre ellos Elián Chali, que intervendrá la Avenida San Juan y la fachada del museo, y Verónica Meloni, que rendirá homenaje a los trabajadores esenciales en la vía pública.
Cerca de allí, en La Boca, una obra del artista estadounidense Dan Graham se puede recorrer en la explanada de Fundación Proa, la misma vereda que alojó obras inolvidables como Maman, la araña gigantesca de Louise Bourgeois, y Forever Bicycles, la monumental instalación creada con más de mil bicicletas por el artista chino Ai Weiwei. Mientras puertas adentro se prepara la muestra Crear Mundos -que incluirá obras de Jenny Holzer, artista que intervino en el año 2000 la fachada de Proa, y Agnes Denes, una de las pioneras del Land Art-, desde su plataforma online está por lanzar un curso virtual dedicado a seguir el camino que llevó a la creación artística a atravesar las paredes de las instituciones.
"La idea es que a mediados del siglo XX y con el crecimiento de la urbe, la ciudad se tornó espacio para la obra. Los artistas no se conforman con el cubo blanco si no necesitan de la dimensión monumental", señala Adriana Rosenberg, directora de la fundación, antes de pronosticar que en los primeros meses postcuarentena "las actividades van a estar centradas en el espacio abierto".
"La primavera y el verano es un momento oportuno para inventar y diseñar obras, performances, teatro, cine. Las tecnologías hoy colaboran para que eso sea posible", agregó sobre un tema que fue debatido ayer por varios directores de museos del país en una charla virtual impulsada por RAME, la flamante alianza de museos argentinos. En ese diálogo, la experiencia de apertura en San Juan, compartida por Virginia Agote, llamó la atención de Andrés Duprat, director del Museo Nacional de Bellas Artes.
"Me pregunto si lo público es el aire libre. En este momento, Internet es más pública que el espacio público", señaló por su parte en dicho encuentro y en diálogo con LA NACION Gabriela Rangel, directora artística del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba), que en los próximos meses tiene previsto instalar en su explanada un subibaja colectivo creado por el artista mexicano Pedro Reyes. En referencia a ese terreno común físico, donde la vandalización de estatuas se viralizó en los últimos meses al ritmo del virus, opinó que es necesario "cambiar nuestras prácticas y generar comunidad de consenso".
Eso parecieron haber entendido los curadores del High Line de Manhattan. "¿Es una propuesta apropiada para el High Line? ¿Para Nueva York? ¿Para nuestro tiempo?", pregunta en una encuesta online la organización sin fines de lucro que administra el parque construido sobre antiguas vías de tren, con el fin de sumar la opinión de la comunidad a la de los curadores para la selección final de un concurso de esculturas que abarca ochenta artistas de cuarenta países. Entre ellos, los argentinos Claudia Fontes y Matías Duville.
"En cuanto a la instalación de obras en espacios públicos, ha habido muchos cambios en los últimos años tendientes a "democratizar" su implementación, pero las soluciones no son simples. Cada vez es más difícil encontrar consensos en la sociedad, y aunque se arribe a alguno, siempre habrá gente o sectores que se sientan excluidos. Esto comenzó en la década del ochenta y no siempre da buenos resultados", observa Rodrigo Alonso, curador y docente del curso que distará Proa.
Según este experto, el problema no tiene que ver tanto con las obras sino con la idea de representatividad, cada vez más cuestionada. "Es decir, hasta que punto la obra que se instala en el espacio público representa a las personas o los grupos que integran una determinada comunidad -explica-. Con los próceres es un verdadero conflicto: ¿qué ser humano es por completo incuestionable? Además, hay que pensar que los tiempos cambian y las obras de arte público permanecen… ¿Qué nos asegura que una obra que hoy logra el consenso para ocupar el espacio público lo conservará en el futuro?"
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