David Klavins es un pianista letón que no estaba satisfecho con la forma en que se crearon los pianos tradicionales. Para mejorar la calidad del sonido, construyó el piano vertical más grande del mundo.
"Así como para tocar el violín o el piano, para pensar también hay que practicar todos los días", dijo Charlie Chaplin .
Imagínate un piano. Posiblemente en tu mente está uno de esos hermosos pianos de cola como los que los virtuosos tocan en los conciertos o quizás uno de esos más discretos que se encuentran en los hogares apoyados contra una pared.
¿Alguna vez te haz preguntado por qué tienen esa forma o si sonarían mejor si tuvieran otra?
Quizás no, pero el pianista letón David Klavins, quien sabía la respuesta a la primera pregunta, sí se hizo la segunda.
El resultado fue la creación del piano vertical más grande que jamás se haya construido, pues mide 4,5 metros de altura.
Pero, ¿por qué tan alto?
Para producir el bajo de un acorde -la nota musical más grave tocada- en el piano una cuerda debe...
- estar menos tensionada o
- ser más gruesa o
- ser más larga
El problema es que las dos primeras opciones degradan la calidad del sonido.
Así que lo único que se puede hacer es:
- Arriesgarse a introducir distorsión armónica, usando cuerdas más gruesas y rígidas (que es lo que se hace normalmente) o
- Diseñar un piano tradicional con cuerdas de la longitud ideal, lo que implicaría una cola larguísima o
- Encontrar otra manera de acomodar cuerdas largas, delgadas y flexibles
Y, como imaginarás, Klavins escogió esta última opción.
Vibraciones en tu cuerpo
Inspirado, investigó, probó y trabajó años hasta que produjo el piano más alto del mundo, que se levantaba 3,7 metros sobre el suelo. Y luego rompió su propio récord, con el Klavins 450i de 4,5 metros de altura.
"Para tocarlo, el pianista sube por una escalera que típicamente está detrás del piano hasta llegar a una plataforma", contó Klavins.
"Tocarlo es muy especial pues sientes las vibraciones en tu cuerpo; sientes como si estuvieras sentado en el piano, no frente al piano. Es una sensación difícil de describir, como explicarte a qué sabe un champiñón si nunca has probado uno".
Su amor por el instrumento se remonta a "cuando tenía unos 3 años y escuchaba a mi mamá tocando Chopin". "Me fascinaba la belleza de la música de piano".
Como era uno de 8 hijos, sus padres no podían pagar por lecciones de piano, así que aprendió solo, "nota por nota".
Más tarde, "quienes hacían pianos estaban buscando a la nueva generación para continuar con la tradición, pero no era algo muy atractivo para los jóvenes". Pero para él sí, así que entró en un taller como aprendiz.
Para tener éxito
A pesar de no ser un instrumento, digamos, portátil, para Klavins "el piano de cola es muy pequeño. Suena como sofocado, demasiado tosco y desafinado. El sonido no es tan bueno como puede serlo".
"Cada vez que preguntaba si no sería mejor hacerlo de otra manera, la respuesta era: 'No pierdas el tiempo. Gente más inteligente que vos lo han hecho así durante cientos de años y no hay nada que cambiar'".
Desde que Steinway & Sons introdujo el modelo D-274 en 1884, las innovaciones en la fabricación de pianos, aparte de las variaciones sutiles, se habían congelado en gran medida.
No obstante, un encuentro fortuito lo cambió todo.
"Conocí a un norteamericano en una cafetería y me preguntó a qué me dedicaba. Le dije que era un fabricante de pianos y me dijo: 'Si querés tener éxito en la vida tenés que hacer algo que sea lo mejor, así que si podés hacer el mejor piano del planeta, lo más probable es que tengas éxito'".
Lo tomó como un reto y "un día la forma del piano apareció como una visión y supe cuál era el camino".
"Casi todo el mundo se rió de la idea, incluso mi hermano, quien trabajaba conmigo y no le entusiasmaba construir un 'piano monstruoso'".
Obsesionado, David Klavins no cesó hasta que lo logró. "Cuando lo escucharon, todos me felicitaron, hasta mi hermano".
Largas, delgadas y flexibles
Klavins había logrado su propósito: había encontrado la forma de acomodar cuerdas largas, delgadas y flexibles.
Para darte una idea, la longitud de la cuerda más larga del poderoso piano de cola Steinway modelo D -el más común en salas de conciertos- mide 201 cm.
La cuerda más larga del Klavins M450i es de 390 cm.
Así se ve montado en un escenario.
¿Quiere decir que es mejor?
Varios entendidos dicen que efectivamente las características especiales le dan al piano una claridad de sonido única.
¿Entonces es el mejor piano?
Eso es distinto. Muchos conocedores responderían con otra pregunta: ¿el mejor piano, para qué?
Aunque a menudo la respuesta de los expertos a la pregunta "cuál es el mejor piano" es: el que tenés en tu casa, si tenés la suerte de tener uno.
Dalia Ventura - BBC Mundo
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