Por el placer de leer
CUENTOS SELECTOS Por Marco Denevi (Corregidor)-398 páginas-($ 15)
LA responsable de esta selección, Cristina Piña, propone en su prólogo que Denevi ha sido pionero del postmodernismo en la literatura argentina.Del otro lado del océano, Francisca Noguerol abunda en ejemplos de Denevi para justificar su hipótesis de que el cuento brevísimo es una modalidad textual posmoderna.
Ambas estudiosas, la de Buenos Aires y la de Salamanca, coinciden en advertir en la obra de Denevi las cualidades características de la posmodernidad: el humor y la ironía como actitudes distanciadoras de la realidad, el escepticismo, el predominio de la interpretación frente al conocimiento objetivo, lo lúdico, el recurso constante a la tradición, el reprocesamiento de géneros literarios "menores", etcétera.
Los cuentos elegidos por Piña figuran entre los mejores que Denevi escribió a lo largo de su trayectoria y deparan, antes que nada, "el más puro y primordial placer de la lectura". Algunos (como "Charlie", "Michel" y "La obra maestra de Anouilh perdida") ya forman parte de la antología personal de muchos lectores. Por eso, independientemente de la cuestión académica, el conjunto tiene enorme atractivo en sí mismo. Mantiene una coherencia que sólo los grandes creadores pueden sostener a lo largo de su obra. Siempre las mismas obsesivas preocupaciones: la creación, el sexo, la incertidumbre respecto de la verdad. En palabras del autor: "Querer demostrar que todo lo que llamamos verdad es verdad, no es sino una de las posibilidades de la verdad. Siempre puede haber otras tan legítimas como la anterior". La discusión de esta idea toma forma narrativa en varios de los relatos, en los que la realidad se muestra engañosa y una verdad poliédrica muestra alternativamente sus diferentes caras. Además de los ya citados, se ajustan a esta descripción "Carta a Gianfranco", "La redención de la mujer caníbal", "La noche de los amigos" y "Cartas peligrosas".
Pero, en los cuentos de Denevi, los personajes y, sobre todo, el lenguaje están por encima de la idea que subyace al relato y del ingenio de la trama. De los personajes puede decirse que están construidos con minuciosidad novelística; son caracteres que se van forjando a lo largo de varias situaciones, con rasgos en los que lo psíquico y lo corporal encuentran extrañas formas de correspondencia. La Dulcina de "Hierba del cielo" es un claro ejemplo.
Del lenguaje, verdadera materia prima del texto, cabe señalar el amplio registro de matices, una coloquialidad que resiste al tiempo y una sabia composición armónica en la que hasta las disonancias tienen un efecto estético previsto. Posmodernos o no, los cuentos de este libro se reconocen desde la primera línea por la escritura de Denevi, marca intransferible de uno de los más singulares narradores argentinos.
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