Por caminos de libros: una biblioteca popular para la infancia
En el barrio Ramón Carrillo, el espacio ofrece mucho más que lectura; visita guiada con una especialista de Escocia
"Un lugar para descubrir, conocer nuestro mundo, imaginar otros, encontrarnos con libros y encontrarnos entre lectores." Así recibe la biblioteca popular Por Caminos de Libros a los vecinos del barrio Ramón Carrillo, de Villa Soldati. La frase de bienvenida está pintada con letras de colores en una viga del local donde funciona la institución desde 1999.
Conducida por un grupo de mujeres aguerridas que cuentan con la colaboración de voluntarios, la biblioteca es un remanso para cientos de chicos de la zona que se acercan todos los días para buscar libros, compartir lecturas, hacer las tareas de la escuela, pedir apoyo escolar y jugar. Con el fin de dar a conocer este valioso proyecto, la Fundación Filba organizó una visita con una invitada especial: Gillian Daly, directora de Políticas y Proyectos del Consejo de Bibliotecas e Información de Escocia, que dictó talleres y charlas en Buenos Aires la semana pasada.
Con María Inés Gómez Gallo y Nora Nasta como anfitrionas, Daly recorrió la biblioteca y contó cómo trabajan en Escocia. Los chicos son la prioridad de las bibliotecarias de Por Caminos de Libros y eso queda claro apenas se ingresa en la sede. Gómez Gallo, a cargo del turno mañana, atiende a los chicos en forma personalizada. Aunque suelen concurrir alrededor de cien pibes por día, conoce sus nombres, sus familias, sus principales problemas. Con Johnny, por ejemplo, de unos diez años, jugó al mancala, un antiguo juego de estrategia que estimula el intelecto. ¿Por qué esa mañana Johnny estaba en la biblioteca en lugar de en la escuela? La respuesta es simple y dolorosa: no tiene vacante en la primaria del barrio y todavía no consiguió lugar en ninguna otra de la zona. La biblioteca lo recibe, le presta libros, lo estimula a leer.
"No pensaba ser bibliotecaria. Soy maestra y cuando cursaba el profesorado vine al barrio a dar apoyo escolar. Acá conocí a Nora, impulsora de la biblioteca. Ella me ofreció sumarme al proyecto. Me hice bibliotecaria para trabajara en este lugar", cuenta Gómez Gallo.
Ordenados temáticamente en los estantes, los títulos no están catalogados en soporte digital. La escocesa, que el día anterior había dictado una charla sobre recursos tecnológicos y redes sociales, se sorprendió y quiso saber la razón. En Por Caminos de Libros hay computadora, pero no hay personal que se ocupe de catalogar y no hay conexión de Internet porque ninguna operadora quiere prestar servicio en la zona. "Estamos atrasados en recursos técnicos. Son necesarios, claro, pero no prioritarios. Lo fundamental para nosotros es contactarnos con las instituciones barriales, como la escuela, el jardín inicial, el centro comunitario y el de salud, para acercar los libros a quienes no vienen", agrega Gómez Gallo.
Entre los programas que mantienen a pulmón se destacan las "meriendas literarias", para mujeres del barrio; "Libros desde la cuna", para embarazadas y mujeres con bebes, que se formaron ahí como lectoras y ahora concurren con sus hijos, y un espacio de lectura para adultos mayores.
Las bibliotecas populares reciben de la Conabip recursos para pagar gastos generales; una vez por año, la red hace compra conjunta en la Feria del Libro. Como el local no tiene demasiado espacio para guardar los ejemplares, en lugar de comprar mucho prefieren comprar poco y bueno.
Daly pregunta por qué algunos libros se prestan para llevar y otros son exclusivos para leer en la sede; también, cómo controlan el circuito de préstamos y devoluciones. Nora, presidenta de la comisión directiva, explica: "La mayoría se prestan. Si alguno se pierde no importa. Pero les explicamos que es mejor que los lean varios chicos que uno solo. Hay un acuerdo de palabra, trabajamos con el compromiso". En Escocia, agrega Daily, hay penalidades para los usuarios que no devuelven los libros. "Hace un tiempo ya que sacamos la penalidad para los chicos. Tampoco importa si no los devuelven. Importa que los lean."
Valija viajera
Con una valija pintada de colores, las bibliotecarias recorren el barrio para acercar los libros a quienes no visitan la sede. Pablo Bernasconi y Anthony Browne son los autores preferidos de los chicos.