Polémica por la herencia literaria de Octavio Paz
Su viuda y la Fundación Paz se disputan el destino de obras inéditas
"Mi mayor aspiración ha sido ser poeta, sólo poeta. En mis libros en prosa me propuse justificar y defender la poesía, explicarla ante los otros y ante mí mismo. Pronto descubrí que la defensa de la poesía era inseparable de la defensa de la libertad." Pese a ese anhelo que materializó en una obra memorable, es innegable que la fortuna del eminente escritor mexicano Octavio Paz ha provocado desde su muerte, en abril de 1998, no pocas disputas entre sus herederos y colaboradores más cercanos.
Varios millones de dólares de la herencia fueron ya repartidos entre su viuda, la francesa Marie-José Tramini, con quien el escritor se casó en 1964, y su hija, Helena Paz Garro, única hija nacida de su primer matrimonio, con Elena Garro. Pero hoy, ¿qué diría el célebre autor de "Arbol adentro" (1987) ante la disputa abierta por su herencia intelectual y literaria entre su viuda Marie-José y el presidente de la Fundación Paz, Guillermo Sheridan?
Pues así están las cosas. Y al parecer los grandes nombres de las artes, entre quienes se cuenta, por caso, Jorge Luis Borges, no pueden -ni después de muertos- descansar en paz mientras en la Tierra sus herederos discrepan sobre el mejor destino para el legado de su pluma.
En un reportaje publicado por The Washington Post y luego reproducido por el International Herald Tribune se detallan los puntos salientes del encono que divide aguas entre Tramini y Sheridan.
¿Cuál será el mejor destino para la obra inédita y la epístola que Paz mantuvo con las figuras más notables del siglo XX? ¿Acaso una universidad de los Estados Unidos o, dadas las raíces del pensador, una institución mexicana?
La viuda aún no se decide. Pero tiene algunas cosas claras. Por ejemplo, que grandes entidades públicas de México carecen de fondos y de medidas de seguridad para adquirir y preservar un legado reconocido a lo largo y a lo ancho del mundo. De varias de ellas desaparecieron obras inestimables, que jamás fueron recuperadas.
A raíz de esta mala fama, intelectuales de la talla del mexicano Carlos Fuentes prefirieron prometer su legado a universidades norteamericanas para su resguardo. Fuentes comprometió su obra con la Universidad de Princeton, Estados Unidos.
Abrazados a un encono
Sin embargo, Sheridan no es el hombre que está solo y espera. Académicos latinoamericanos coinciden con su postura en el sentido de que la Fundación nació con el anhelo de que todos los archivos personales de Octavio Paz fueran guardados en México. Y no es menos cierto que Paz se identificó, en tanto mexicano, con la realidad de América latina, aunque su poesía se proyectó al plano internacional.
Paz es, precisamente, uno de los elegidos del olimpo de los poetas inmortales, como César Vallejo, Pablo Neruda, Vinicius de Moraes, Carlos Drumond de Andrade, Rubén Darío, Federico García Lorca, Oliverio Girondo, Vicente Huidobro, Enrique Molina, Alberto Girri, Olga Orozco y Ricardo E. Molinari. Pero aunque Paz era mexicano, su obra es universal. Y este dato también juega a la hora de repensar el destino de los trabajos literarios de un escritor que vivió y trabajó largas temporadas en los Estados Unidos. En carácter de diplomático, Paz estuvo en el país del Norte, así como en la India y Japón. Y enseñó en las prestigiosas universidades de Harvard y Oxford.
Hay, claro está, aspectos legales, políticos e intelectuales por dirimir. Porque aunque nadie se atrevería a discutir la condición de heredera de Tramini, la discrepancia es otra: ¿puede la viuda decidir el destino de la obra del poeta mexicano más importante del siglo XX sin oír a quien el propio Paz eligió para presidir la Fundación que lleva su nombre?
Ambos viven en el antiguo casco de una histórica residencia en el distrito federal de México, donde se ubican las dependencias de la Fundación Paz, donada por el gobierno de México. Marie-José Tramini y Guillermo Sheridan no se hablan ni se toleran. Cada cual vive y reina en un extremo distinto de la casa. Tramini, que aún no se resigna a la muerte de Octavio Paz, con quien estuvo casada por 34 años, se siente acosada por lo que, sospecha, es la intención de la Fundación de desalojarla del espacio que ocupa.
Esa casona fue el último lugar de residencia del autor de "Carta de creencia" (1950), quien en 1996 había sufrido una de las pérdidas más terribles que un hombre de letras puede sufrir y de la que, según sus exégetas, difícilmente se repuso: gran parte de su colección de libros incunables se incendió. Paz y Tramini tuvieron que huir de su casa. Por miedo y desconfianza, la viuda de Paz ha mantenido escondidos los archivos y papeles inéditos del autor de "Conjunciones y disyunciones" (1969), porque -según dice- es "la única responsable de lo que Octavio dejó".
La viuda sólo reclama "más tiempo" para decidir la suerte de "un verdadero tesoro" y elegir "las manos más confiables" para guardar la multimillonaria herencia inédita del mayor poeta de México. Sheridan, que está escribiendo un libro sobre Paz, dice saber que la voluntad del autor era que su herencia intelectual permaneciera en México. Pero Tramini, indignada ante los embates del historiador y discípulo de Paz, dice que sólo ella conoce a fondo la última voluntad de su esposo.
Vida y obra
- Octavio Paz nació en la ciudad de México el 31 de marzo de 1914 y murió en su país, a los 84 años, el 20 de abril de 1998. Recibió los premios Cervantes, en 1981, y Nobel de Literatura, en 1990. Fue autor de una obra profusa e intensa de poesía, en la que se destacan "Arbol adentro", "Carta de creencia", "Vuelta", "El laberinto de la soledad", "Posdata", "Las peras del olmo" y "Conjunciones y disyunciones".