Polémica por la cláusula moral en los contratos de escritores: un escándalo personal puede cambiar todo
A partir del escándalo alrededor de Blake Bailey y su biografía sobre Philip Roth, salió a la luz el debate sobre el “castigo” de las grandes editoriales contra los autores que quedan envueltos en denuncias de acoso sexual
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Un escándalo personal, más si se trata de una denuncia de abuso sexual contra una figura pública, puede cambiarlo todo: desde evitar la circulación de un libro o el estreno de una película hasta hacer caer un contrato millonario. Más allá del impacto en la imagen mediática del personaje en cuestión, el polémico affaire alrededor de la biografía de Philip Roth, de Blake Bailey, reveló una zona gris en un aspecto legal clave en los contratos entre autores y editoriales: las cláusulas de moralidad que algunos grandes grupos de Estados Unidos imponen a los escritores y periodistas. Si llegara a estallar una bomba ética que salpicara al autor, como ocurrió con las denuncias de violación contra Bailey, la editorial puede rescindir el contrato e incluso exigir la devolución del anticipo. En tiempos del #MeToo, ¿invocar la moral como escudo antimisiles es una postura políticamente correcta o es un acto de censura?
El debate está instalado en las redes sociales y en los círculos literarios, pero las editoriales se refugian en los acuerdos de confidencialidad entre las partes para evitar blanquear una situación que pareciera ser cada vez más común en Estados Unidos, en especial desde que estallaron los grandes escándalos sexuales alrededor de figuras previamente “respetables” como Woody Allen. Nadie reconoce por el momento que en la letra no tan chica de los contratos de las industrias editoriales y audiovisuales, uno de los puntos dice que “en el momento en que salga a la luz una conducta del autor, pasada o futura, que no concuerde con la reputación del autor en el momento en que se firma el contrato y que conlleve una condena pública generalizada y sostenida del autor que disminuya sustancialmente el potencial de ventas de la obra”, la empresa podrá rescindir el acuerdo. Resulta curiosa la última parte de la cláusula porque, como ya lo ha demostrado la demanda del público en varios casos famosos, la mayoría de los escándalos personales suelen provocar morbo, alimentar la curiosidad y, por consiguiente, aumentar las ventas.
La cláusula moral no se aplica en otros países. El grupo Penguin Random House, que editará la edición en español de Philip Roth: The Biography, de Bailey, bajo el sello Debate, confirmó a LA NACION que el libro llegará a la Argentina en el primer trimestre de 2022. Fuentes del grupo a nivel local explicaron que los contratos tradicionales no contemplan las rupturas de contrato por causas morales. Desde Planeta, el otro grupo fuerte en el mercado hispano, también aclararon que no incluyen esas especificaciones en sus contratos.
En el mercado estadounidense pronto se sabrá si pesa más el repudio o el morbo. La biografía de Roth (1933-2018), que la editorial W. W. Norton publicó el 6 de abril con destino de best seller y fue retirada de la venta el 29 del mismo mes tras las acusaciones de violación y abusos contra el autor, hoy volvió a venderse en formato digital (e-book y audiolibro). El 15 de junio reaparecerá la edición impresa (un monumental trabajo de 900 páginas) en las librerías de Estados Unidos. El sello Skyhorse tomó la posta de la publicación cuando W. W. Norton decidió cancelar el contrato.
Con una tirada inicial de 50.000 ejemplares, prometía convertirse en el libro del año. Por lo que se espera que ahora, tras el escándalo mediático, la demanda sea muy importante. Favorito para el Premio Nobel de Literatura durante años, Roth había elegido personalmente a su biógrafo. Cuando Bailey quedó envuelto en el escándalo sexual, la agencia literaria anunció que dejaría de representarlo. El “castigo” al autor no afectó a las ediciones internacionales del libro, que siempre estuvo disponible en Gran Bretaña.
Las críticas a la cláusula moral surgieron del Sindicato de autores de Estados Unidos y del PEN América, que expresó su preocupación en un comunicado: “Como organización dedicada a celebrar y defender la libertad de escribir, nos preocupan seriamente las medidas que pueden penalizar a los escritores por expresarse”. Suzanne Nossel, responsable de PEN América, declaró al diario El País, de España, que “hay alguna variación en estas disposiciones; no son todas iguales, pero el temor es que pueden servir de excusa para que un editor rescinda el contrato. Hay bastante margen para el abuso”.
El Sindicato de autores de Estados Unidos, por su parte, ya alertaba sobre el peligro de censura en un comunicado que hizo público en enero de 2019, donde aludía al macartismo y planteaba sus objeciones a las cláusulas morales. “Las editoriales insisten en que las necesitan. Pero la mayoría de estas cláusulas son demasiado amplias y permiten que la editorial rescinda el contrato basándose en acusaciones individuales o la vaga noción de condena pública, algo que puede ocurrir con bastante facilidad en estos tiempos de redes sociales virales. La ambigüedad y subjetividad de estas cláusulas abren la puerta al abuso. Las editoriales no deberían tener la exclusiva a la hora de decidir si una acusación es verdadera. Y si no son verdaderas las acusaciones, no se debería poder rescindir el contrato. Este tipo de disposiciones socavan la libertad de expresión.
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