Polémica por Jane Eyre
LONDRES.- Pocas situaciones dejan a una chica más desolada que cuando se pelean dos íntimas amigas (ni que hablar si es por el amor de un muchacho) y se ve forzada a elegir bando o quedar deambulando sola en los recreos. Esta lección, aprendida en la escuela, había quedado olvidada hasta que una controversia literaria la rescató del subconsciente.
Ahora la pelea no es entre amigas de la escuela, sino entre dos personajes de ficción que también acompañaron la adolescencia: Jane Eyre, que prefiere sufrir en silencio por un hombre antes que traicionar sus ideales, y Becky Sharp, para quien el único ideal es pasarla bien y que usa a los hombres en una sociedad que, de no ser así, la haría cruelmente a un lado.
La polémica se desató cuando el escritor Sebastian Faulks dijo que por todo esto Jane Eyre, protagonista del libro de Charlotte Brontë, es considerada "una heroína". Becky Sharp -una trepadora y manipuladora- puede ser considerada la antiheroína de Vanity Fair, de Thackeray, pero Faulks cree que la forma en la que imprime su personalidad sobre la sociedad opresiva y su rechazo a dejar que sus sentimientos por un hombre sean la prioridad conforman un tipo de heroísmo universal no teñido por el género. Y la llama, a diferencia de a Eyre, un "héroe".
La opinión pública se dividió entre Eyristas y Sharpistas. Unos pocos dijeron que Jane Eyre también es un héroe universal: al abandonar a su pretendiente cuando se entera de que él está casado con una loca encerrada en el altillo, desafía sus propios deseos en nombre de sus principios, con lo cual son éstos el eje de su vida y no un hombre.
El debate nos hace recordar aquellas peleas en la escuela.
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