Polarización, la palabra del año en español
El término, elegido por su gran presencia en los medios durante los últimos meses, proviene del mundo de la física, pero en la actualidad denomina confrontaciones marcadas, muy presentes en el debate político y la opinión pública
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Un término que define bien el clima que se vive desde hace tiempo (no solo en la Argentina) resultó elegido como “palabra del año” por la Fundación del Español Urgente (FundéuRAE), promovida por la Real Academia Española (RAE) y la Agencia EFE: el sustantivo femenino polarización. Si bien el uso de esta palabra está recogido desde 1884 en el diccionario académico de la RAE, su “zona de influencia” era el mundo de la física. En la actualidad, más que aludir a los polos, describe situaciones en las que hay dos opiniones o actividades muy definidas y enfrentadas, con las ideas implícitas de crispación y confrontación. En el debate político local, la polarización se dio entre republicanos y populistas, peronistas y antiperonistas, kirchneristas y antikirchneristas.
Según FundéuRAE, es habitual encontrar en los medios de comunicación ejemplos que ilustran diversas formas de polarización, a nivel mundial: de la sociedad, de la política, de la opinión pública, del entretenimiento, de las posturas de usuarios de redes sociales. Tanto el verbo polarizar como el sustantivo polarización se utilizan para expresar la idea de división en dos bloques, posiciones u opiniones enfrentadas.
El Diccionario de la lengua española recoge cinco acepciones del verbo polarizar. “1. tr. Fís. Restringir en una dirección las vibraciones de una onda transversal, como la luz u otras radiaciones electromagnéticas. U. t. c. prnl. (el antónimo es despolarizar). 2. tr. Concentrar la atención o el ánimo en algo. U. t. c. prnl. (sinónimos: atraer, captar, concentrar, absorber). 3. tr. Orientar en dos direcciones contrapuestas. U. t. c. prnl. 4. intr. Suministrar una tensión fija a alguna parte de un aparato electrónico. 5. prnl. Fís. Dicho de una pila eléctrica: Disminuir la corriente que produce, por aumentar la resistencia del circuito a consecuencia del depósito de hidrógeno sobre uno de los electrodos”.
Polarización se define de modo sucinto: “1. f. Acción y efecto de polarizar o polarizarse”. Tiene un antónimo, lamentablemente muy poco usado: despolarización. El participio polarizado, al menos en la Argentina, no solo refiere a un individuo o grupo que se enfrenta a otro por sus ideas u opiniones sino además a los vidrios y ventanas a los que se aplica una lámina de poliéster metalizado de alta resistencia, en parte para bloquear la radiación solar.
Además del interés lingüístico, el motivo primordial para la elección de la palabra del año fue su elevada presencia en los medios de comunicación durante los últimos meses. Aplicada a la política y al ámbito ideológico, al mundo deportivo y del entretenimiento, al debate en las plataformas digitales y, en general, a cualquier escenario en el que sea habitual el desacuerdo.
La palabra aparece recogida en el diccionario académico desde 1884 con la misma definición que tiene actualmente. Hace más de un siglo, incluía la marca física, que indicaba que era un término restringido al lenguaje de esta ciencia, en relación con los polos. En 1985, se incorporó un añadido a esa definición, que no se conserva en la edición actual: “En lenguaje de la economía, proceso por el cual en unas determinadas zonas de un territorio se concentran la mayoría de las industrias”. En la edición de 2001, polarizar (y, en consecuencia, polarización) se extendió al lenguaje general con el sentido de “orientar en dos direcciones contrapuestas”.
“La elección de la palabra polarización por parte de la FundéuRAE suena muy plausible porque la polarización es un rasgo del discurso público y de los ordenamientos políticos desde hace años en todo el mundo -dice a LA NACION el lingüista Santiago Kalinowski-. La pregunta es si, dado ese contexto, había suficiente evidencia para que fuera elegida palabra del año en 2023 o si es algo que aparece como relevante solamente en España, país donde está radicada la institución que la propuso. Al recorrer la lista de las demás candidatas, aparecen cosas singulares, y hasta extravagantes para el contexto argentino o sudamericano, como euríbor, FANI, fediverso, seísmo, ultrafalso. Incluso la palabra amnistía, otra de las finalistas, carece de verdadera relevancia más allá del debate político-jurídico que rodea la tensión entre Cataluña y el gobierno central de España. En la Argentina, específicamente, la polarización es un fenómeno completamente instalado desde hace, por lo menos, una década, y se puede argumentar que hoy forma parte de una suerte de estado de cosas, no de algo que surge como novedoso o que suscitó una conversación pública de especial intensidad en este año”.
Esta es la undécima ocasión en la que FundéuRAE elige la palabra en español del año. Las anteriores ganadoras fueron escrache (2013), selfi (2014), refugiado (2015), populismo (2016), aporofobia (2017), microplástico (2018), los emojis (2019), confinamiento (2020), vacuna (2021) e inteligencia artificial (2022).
Repasa las doce candidatas a #palabradelaño 2023 en este gráfico interactivo.https://t.co/wGkImP7tGM pic.twitter.com/opMqDR5hRL
— FundéuRAE (@Fundeu) December 25, 2023
La palabra ganadora se impuso a las otras once candidatas, anunciadas días atrás: amnistía, ecosilencio (referida al ocultamiento de información sobre el cuidado del medioambiente), euríbor (acrónimo formado a partir de euro interbank offered rate, es decir, tipo europeo de oferta interbancaria), FANI (acrónimo de fenómeno anómalo no identificado), fediverso (acrónimo en el que se combinan los términos federación, diverso y universo, y que se refiere a redes sociales que se han federado para que el usuario pueda utilizarlas como una sola red), fentanilo (por el fármaco que hace estragos entre consumidores de varios países, en especial en Estados Unidos), guerra, humanitario, macroincendio, seísmo (sismo) y ultrafalso, que alude a los sistemas informáticos que, con técnicas de inteligencia artificial, crean videos, fotografías o audios muy realistas que pueden conseguir engañar a la audiencia.