"Poesía de terror", el polémico género del Fondo Nacional de las Artes
La decisión de la directora del área de letras del Fondo Nacional de las Artes (FNA), la narradora y periodista Mariana Enriquez, de convocar este año a un concurso único de novela, cuentos, ensayo, poesía y novela gráfica en los géneros de terror, fantástico y ciencia ficción causó perplejidad y, entre algunos escritores, disgusto. Otros optaron por aceptar el desafío, interpretado como un "gesto punk" de la autora de Nuestra parte de noche. Según Enriquez, la propuesta se ideó en un momento de excepción como el actual y (habría que agregar) también de ajuste, porque gran parte del dinero de la institución se destinó a las Becas Sostener Cultura para artistas y artesanos en apuros socioeconómicos por la pandemia de coronavirus.
Diana Saiegh, que preside el FNA, apoyó la iniciativa de Enriquez: "Aquí hubo una idea y la defiendo: la idea fue buscar acercarnos a una temática que nos envuelve a todos, en una realidad que nos tiene descolocados y alertas". En una entrevista con este diario antes de asumir, Saiegh había declarado que, para ella, gestión cultural y transgresión eran sinónimos. "A vos te entregan una cosa y la tenés que devolver de otra manera", agregó. Como dice el refrán, el que avisa no traiciona.
Una tradición estandarizada
El jurado de cinco integrantes que decidirá quiénes reciben los nueve premios de esta edición del concurso está integrado por el cineasta Mariano Llinás, la escritora y editora Laura Ponce, la narradora Vera Giaconi, el escritor y editor Luciano Lamberti y el periodista Martín Pérez. "La invitación me alegró y me siento honrada -dice Ponce a LA NACION-. Creo que es una gran responsabilidad y que va a llevar mucho trabajo, sobre todo porque el arco es muy grande: poesía, novela, cuento, ensayo y novela gráfica". Es la primera vez que la categoría de novela gráfica participa del concurso de letras del FNA y, también por primera vez, se entregarán premios por regiones.
Es más sencillo pensar en narradores que hoy cultivan esos géneros, en la línea de Ana María Shua, Diego Muzzio, Samanta Schweblin o Nicolás Correa. Tal vez por eso los que más objetaron la propuesta fueron los poetas, a los que les pareció arbitraria, sino lisa y llanamente descabellada. "Estoy segura de que no ha sido la intención, pero tal como está presentado el llamado a concurso en letras este año, no está significando una apertura hacia la diversidad, ya que incluir no puede significar desplazar -escribió la poeta Alicia Genovese en su muro de Facebook-. Eso sí, se está poniendo en evidencia la poca comprensión hacia la poesía como lenguaje, pensando que puede ser fagocitado así como así".
El desagrado que causó el reemplazo de las cuatro categorías habituales por una convocatoria donde todos los géneros competirán entre sí trascendió la protesta en redes sociales. Los autores que se comunicaron en forma personal con el FNA para quejarse recibieron como respuesta que las bases de este año eran las anunciadas; por ese motivo, presentarán en conjunto una carta de rechazo, que ya circula por Internet, donde solicitan que la institución revise "con urgencia" la convocatoria, cuya apertura está prevista para el jueves 30.
Además de criticar el descuido de una sólida política cultural de la institución, se sugirió que en la decisión había intervenido la "mano negra" de los grupos editoriales concentrados (algo que, bien pensado, podría dar pie a un relato de "terror corporativo"). Sin embargo, para Enriquez la tradición del terror, la ciencia ficción y el fantástico es tan antigua como la literatura y tiene sus representantes en América Latina y la Argentina, si bien admitió que para los poetas podía ser "más difícil" ajustarse a los requisitos de este año.
"La poesía es un género literario en sí mismo y puede, como la narrativa, el teatro o el ensayo, abordar la temática que sea, utilizar las herramientas y los imaginarios que sean -señala Ponce-. Es de una gran rigidez mental pensar que no puede haber poesía fantástica, de terror o de ciencia ficción. Hay ejemplos archiconocidos que la gente parece olvidar: Edgar Allan Poe con 'El cuervo', Jorge Luis Borges con 'El Golem'; Olga Orozco, la gran poeta argentina, con poemas como 'La cartomancia'; Alejandra Pizarnik con La condesa sangrienta, que es mezcla de narrativa, ensayo y prosa poética". La autora de Cosmografía profunda menciona además a Rita González Hesaynes, que publicó ¡Oh, mitocondria!, y a la uruguaya Marosa Di Giorgio, reconocida por sus oníricas prosas poéticas. "Y por supuesto hay casos menos conocidos como el de Marcial Souto, director de la revista El Péndulo, autor del poema 'Para bajar a un pozo lleno de estrellas', o Todos quieren ser robots, del poeta ruso Fíodor Svarosky, traducido por Eugenio López Arriazu".
Sandra Gasparini, doctora en Letras por la Universidad de Buenos Aires y autora de Espectros de la ciencia: fantasías científicas de la Argentina del siglo XIX indica que el recorte genérico del concurso puso de relieve tres cuestiones. "Que géneros como el terror, la ciencia ficción y el fantástico hace tiempo no se llevan tan mal con los mercados editoriales nacionales, que un montón de escritores y escritoras que ponían una ficha en el premio no podrán concursar esta vez y, sobre todo, la situación económica de emergencia -enumera-. El mayor repudio se manifiesta en los poetas, porque la restricción temática que impondría no coincide con un concepto más estandarizado de la poesía".
Algunos poetas, no obstante, participarán. "Esta es una buena oportunidad para probar algo nuevo, que no es tan nuevo si miramos para atrás y leemos algo de poesía de otros siglos -dice el escritor y periodista Alan Ojeda-. La consigna, por absurda que sea, puede ser una buena oportunidad para alejarnos de la comodidad. Hay que mantener la dignidad, aunque se fracase, habiendo realizado un esfuerzo. Creo que es interesante sentarse y pensar cómo se podría hacer esto". Cabe señalar que a lo largo del año, muchos escritores trabajan en sus inéditos para participar de los concursos de letras.
Género tenebroso
Escritores ingleses de los siglos XVIII, XIX y XX, como William Blake, Lord Byron y William Butler Yeats, así como los poetas "malditos" franceses, escribieron "poesía de terror". También hubo autoras que cultivaron ese género tenebroso. "Dorothy Wordsworth, poeta y hermana de William Wordsworth, el gran romántico por antonomasia, en sus Lyric Tales (1800), un título que a la autora no le gustaba por el parecido al de Lyrical Ballads de William, se pueden apreciar dos cosas -puntualiza la editora y periodista Lala Toutonian-. La voz femenina dirigida a sus congéneres y el terror gótico en medio del romance. En su poemario romántico dejaba en claro que el 'felices hasta siempre' no era tal y, en cambio, creaba una atmósfera donde la muerte era la protagonista. En el clímax de su obra, las pesadillas parecieran ser las conductoras del romance, un romance unido a la metafísica del fantasma, de la aparición entre sueños, una metáfora de la necesidad de la superstición. Ann Radcliffe, Emily Dickinson,Louise Glück, Dorothea Tanning y tantas más han hecho de las pesadillas, y un retorcido inconsciente, las más bellas poesías". Hasta el 3 de septiembre, fecha de cierre de la convocatoria, los escritores argentinos contemporáneos tienen tiempo para transformar terrores en formas poéticas.