Poesía secreta
CUADERNO ABIERTO Por Alejandro Nicotra-(Edic. del Copista)-78 páginas-($ 10)
Alejandro Nicotra (Córdoba, 1931) es un poeta de larga trayectoria que ha publicado, entre otros libros, Detrás, las calles (1971) y Puertas apagadas (1976). Sin embargo, aún hoy sigue ocupando un lugar secreto en el ámbito de la poesía argentina. La lectura de su obra nos pone en contacto con una certidumbre, la de alguien que conoce su oficio de manera precisa y reconoce en la falta de énfasis un mérito.
Cuaderno abierto trabaja a partir de un mecanismo que puede resultar paradójico: apuesta a una amplitud de sentido en el acotado terreno de la parquedad; cuanto más breve resulta el texto, más se ensancha el campo de significación. Llama la atención en esta poesía una sintaxis particular, en la que la súbita aparición de un signo escrito (una coma, un guión) convoca un significado imprevisto y crea una especie de respiración fragmentada. La distribución de los versos en distintos espacios de la página (que funciona como significante) contribuye a esta suerte de respiración singular; un breve sintagma o una palabra aislada iluminan el resto del texto.
La memoria en estos poemas no resulta un hecho virtual ni difuso. En apariencia estamos ante una poesía que hace de la vaguedad un principio constructivo; pero no es así. La naturaleza, los días, las noches y el pasado irrumpen a través del peso de la materia. Incluso las voces urbanas, el comercio público y el tráfago cotidiano, cuando irrumpen, son mediados por una conciencia íntima, que podríamos vincular con el recuerdo o con los restos del sueño.
Estos poemas esbozan un interlocutor al que se habla de manera entrecortada, como si en la voz del sujeto que enuncia pesara la huella del dictado que profiere la noche. Esta marca de la tradición romántica, ese dictado de la noche, no tiene, sin embargo, un aire trascendentalista ni tampoco está al margen de la historia, sino que es un punto de intersección entre el apresurado paso del tiempo y su concentración espesa en las cosas a punto de evaporarse. Es así como el peso del presente aparece en el mismo momento en que el yo poético manifiesta su perplejidad de estar en el mundo sin demasiadas certezas. A su vez, los pronombres de segunda persona o algún imprevisto guión de diálogo dibujan la figura de un interlocutor mudo o ausente, un interlocutor que refleja en su rostro el propio rostro del poeta ("El aliento que vuelve a través de la máscara mortal del leño,/ el pie de agua y de piedra con sol,/ el flanco puro, sólo aire en el aire:/ Llegas, hasta mi adiós."
Las aspiraciones de Cuaderno abierto son modestas; el libro resulta una secuencia más que se hilvana a una obra casi secreta, y nos recuerda que la poesía no sólo se construye a través de nombres de presencia fulgurante.
Más leídas de Cultura
“Enigma perpetuo”. A 30 años de la muerte de Liliana Maresca, nuevas miradas sobre su legado “provocador y desconcertante”
“Me comeré la banana”. Quién es Justin Sun, el coleccionista y "primer ministro" que compró la obra de Maurizio Cattelan
Perdido y encontrado. Después de siglos, revelan por primera vez al público un "capolavoro" de Caravaggio