Poesía, fábula y quimera
OCEANO MAR Por Alessandro Baricco ( Norma)-281 páginas-($ 19)
Una pensión, a orillas del mar. Es la posada Almayer, regenteada por la increíble señorita Dira, en la cima de un cerro, a orillas del mar. La marea llega casi hasta las ventanas de las habitaciones y a los pensionistas les parece que, por extraña aventura, están en un barco, en el regazo de las aguas.
Es gente arribada de los cuatro puntos cardinales. Cada uno viene con su mochila de necesidades y de esperanzas. Está Plasson, el pintor que, porque busca la perfección, en el lienzo del caballete instalado frente al mar sólo diseña la blancura de la nada. Y está Elisewin, la bella niña enferma, demasiado frágil para vivir y demasiado viva para morir, con su mentor, el Padre Pluche, en busca de las fuentes que le devolverán la salud. Y está Ann Deveriá, también para curarse, pero de una enfermedad muy singular: el adulterio. Y el profesor Bertleboom, un científico que llena el silencio de sus días escribiendo cartas de amor a la mujer que algún día llegará a su vida. Y Adams, el hombre que en ocasiones parece marinero y a veces médico, pero que sólo es una criatura que espera. Y el almirante Langlais, con su pasado turbio, que se descubrirá en la tercera parte del libro, "El vientre del mar".
Si en la primera parte, "La posada Almayer", las historias personales se elevaban como humo difícil de asir, la segunda es recia y dura: la Alliance , de la armada francesa, por "impericia del comandante e imprecisión de las cartas náuticas" encalla y lanza a un centenar y medio de personas al mar. El terrible océano mar es el protagonista, aunque las voces que se levantan como bofetada, conjuro, imploración, para repartir culpas y pedir justicia, son la de un oficial, Savigny, la de un tripulante, Thomas.
Por fin, en la última parte, "Los cantos del retorno", las ramas se unen en un solo haz, criaturas e historias se relacionan y esclarecen, la novela completa su parábola. El lector logra asir esa columna de humo inalcanzable que, al final, se deshace en sus manos para quedar sólo en su corazón, porque estaba hecha de poesía y de fábula y quimera.
Les cuento: Alessandro Baricco, autor de esta bellísima historia, nació en Turín (1958), con este libro obtuvo varios premios y con Seda, exitosísima novela de 1996, pasó a ser escritor internacional. Entre nosotros también circula Tierras de cristal , una de sus primeras historias. En todas ellas es notable la fascinación que despierta con procedimientos que tienen que ver con experiencias lingüísticas, capacidad de fabulista y honda humanidad.