Poemas que montan y desmontan la realidad
Rusia es el tema reúne la mayor parte de la producción en verso de un autor clave de las últimas décadas
Los buenos poetas se sobreponen, incluso, a los dictados de los programas estéticos. Hace ya tiempo que la querella entre "objetivismo" y lírica lisa y llana ha sido saldada. Los debates entre las corrientes poéticas de nuestro medio en los últimos veinte o treinta años, acaloradas por momentos, abonaron el terreno para la aparición de voces singulares, que a fin de cuentas es lo que importa, del mismo modo que un poema se justifica a sí mismo por el alcance de sus propósitos y no por el grado de adhesión que logre a un determinado credo poético. Dicho esto, el corpus principal de la poesía de Daniel Samoilovich, agrupado en Rusia es el tema, Poemas reunidos 1973-2008, tiene un peso específico, una densidad conceptual, un dominio de la métrica y el ritmo, los acentos, en rigor, la prosodia, que queda absuelto de rendir examen de pertenencia a una escuela determinada y, menos aún, de padecer presidio en las celdas de una generación.
Los treinta y cinco años de escritura representados en el libro refutan cualquier noción de progreso o pasaje entre lo que se supone es un poeta joven y el arribo a la madurez expresiva. Samoilovich muestra desde un comienzo pleno dominio de su oficio y una mirada, o visión, que se adhiere a los poemas. Podría decirse que toda su poesía es la puesta en escena que recrea un artificio: el de montar y desmontar las piezas de la realidad, de lo que se sospecha bajo ese nombre. Lo real, para el poeta, es la manifestación evidente o enmascarada de la tensión entre sujeto y objeto, y en esa línea establecida entre un punto y otro se superponen las huellas de una educación letrada, la pasión por la pintura, su afición a los discursos de la ciencia natural, la reflexión sobre las condiciones sociales, la interrogación sobre los mecanismos de la percepción. A más de todo esto, la experiencia de la vida. De allí que sus poemas acuerden el encuentro entre un saber que no desdeña la razón, y la emoción lírica, o como escribió Daniel García Helder a propósito de La ansiedad perfecta, "paradójicamente, la estética objetivista de Samoilovich postula que la objetividad es imposible."
Con su "método" a cuestas, Samoilovich produjo dos de los libros más interesantes aparecidos en la década de 1990, período que coincide con la experiencia colectiva llevada adelante por un grupo de poetas bajo su dirección en el Diario de Poesía. El ya citado La ansiedad? y Superficies iluminadas concentran en la diversidad de "temas" que propone las invariables de su poética. Cada lector hará su lista, pero ("y ?pero' es el verdugo de todo lo que amamos", escribe el poeta) "Octubre en la ciudad", "Los murciélagos", "La balada de Timoteo", "Dante y los pájaros", "Rusia es el tema" (título además del volumen) se inscriben como aquellos poemas que lo representan por entero. Mención aparte merece la "Elegía a Juan Pablo Renzi", el gran pintor fallecido, amigo personal del poeta y quien estuvo a cargo del diseño de la revista, poema que redefine el género elegíaco. La potencia del pensamiento no entra en contradicción con la emotividad; la prosa se funde con la poesía, se vuelven una; al evocar al amigo e intentar recuperar su figura, incorpora en el texto palabras de aquel. La memoria repara lo perdido: "La memoria, pensada como lluvia,/ y la lluvia como cristal de aumento/ sobre la letra?"
Las encantadas es quizás el intento más ambicioso de llevar hasta el límite un modo de expresión. El viaje, la observación, la vida de las especies -y la propia-; la cultura y la naturaleza en el centro de un mismo sistema moral, el caos de la creación ordenado en virtud del lenguaje. Y un final que recorre el camino inverso: de todo cuanto existe hacia la utopía de la nada absoluta: "Pero queda todavía una chance:/ que se acabe este funesto big bang,/ que el universo empiece a contraerse/ y a enfriarse, camino del gran crunch:/ acabarían entonces los adioses,/ los alejamientos, las separaciones:/ se invertiría la flecha del tiempo,/ moriríamos antes de nacer?"
El volumen se completa con El carrito de Eneas, donde el mito, la historia y la poesía se dan cita para reflejar el derrumbe social en la Argentina de 2001, y fragmentos de El despertar de Samoilo, un extenso poema dramático del que se recoge sólo una parte. Molestando a los demonios y Los dijos han quedado fuera de esta edición, lo que no impide una lectura de conjunto que permite apreciar en su justa medida una de las obras más importantes de la poesía argentina de los últimos años.
Rusia es el tema
Daniel Samoilovich
Bajo la Luna
498 páginas
$ 215