Poemas de Susana Thénon
La morada imposible (Corregidor), que reúne las obras completas de Susana Thénon (1931-1991), permitirá el redescubrimiento de una de las grandes poetas secretas de la Argentina. La edición, de la que se anticipan algunas poesías, estuvo a cargo de Ana María Barrenechea y María Negroni
I
Yo creo en las Noches.
R. M. Rilke
Ayer tarde pensé que ningún jardín justifica el amor que se ahoga desaforadamente en mi boca y que ninguna piedra de color, ningún juego, ninguna tarde con más sol que de costumbre alcanzan a formar la sílaba, el susurro esperado como un bálsamo, noche y noche.
Ningún significado, ningún equilibrio, nada existe cuando el no, el adiós, el minuto recién muerto, irreparable, se levantan inesperadamente y enceguecen hasta morirnos en todo el cuerpo, infinitos.
Como un hambre, como una sonrisa, pienso, debe ser la soledad puesto que así nos engaña y entra y así la sorprendemos una tarde reclinada sobre nosotros.
Como una mano, como un rincón sencillo y umbroso debería ser el amor para tenerlo cerca y no desconocerlo cada vez que nos invade la sangre.
No hay silencio ni canción que justifiquen esta muerte lentísima, este asesinato que nadie condena.
No hay liturgia ni fuego ni exorcismo para detener el fracaso risible de los idiomas que conocemos.
La verdad es que me ahogo sin pena, por lo menos he resistido al engaño: no participé de la fiesta suave, ni del aire cómplice, ni de la noche a medias.
Muerdo todavía y aunque poco se puede ya, sonrisa guarda un amor que asustaría a dios.
II
Volverá esa mujer de muchos nombres, su mirada sin ojos.
Ella gritaba ya en los corredores como un cardumen de violines rabiosos, ya se nutrían las cornejas de su hermosura cuando avanzaba yo por los puentes de mi madre, desnuda y mínima, para iniciar el gran error.
En este mundo, en esta piedra oscura ¿no es crimen invocarte, rasgar tu párpado de luz con amor, con despiadados anzuelos?
¿Somos pequeñas muertes en tu muerte?
¿O nos recibes como a sombras en tu espalda de sombra, en tu silencio acostumbrado al mar?
No:he aquí que llegas con tu murmullo alrededor, que nos amas, después de todo, con la clara paciencia de un río, tú, circuída de viento, rostro de alma.
III
viento en las torres del oeste ríe lejana la boca extinta empapado en sudor el cuerpo busca una cabeza de chacal en los patios se enciende el nombre oculto vibra la noche (por qué mi amor este poema vacío) bajo la luna de metal el gallo sueña aglomeradas vigilias (por qué amor mío esta casa de aire)
IV
las palabras en blanco borroneadas repletas malqueridas las palabras acechan al que escribe ¿convertiremos cada noche en palabra?
¿altas mentiras?
¿techos de aire que alberguen para no recordarte a cada paso que el zorro está en la huella y permite que escapes todavía?
corre sí corre quemas la estopa de tu libertad y anhelas barrotes pero ¿dónde hay barrotes?
solo hay ajenidad y te hago señas y alguna vez hay flores o espesura de sol qué lejos estoy dentro de mí nunca te dije: soy un infinito enmascarado de hueso corre corre búscate suelta a los dioses por el rastro corre corre engéndrate suelta a las furias por el rastro y alguna vez hay luces o herradura de amor (altas mentiras) (redenciones del barro) las palabras proféticas tachadas malheridas las palabras atrapan al que escribe.
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