Pirotecnia
En las vísperas de nuestro Año Nuevo, la tele –como es tradicional aquí– fue generosa en imágenes de las celebraciones en Londres, Nueva York, París y Dubai, entre otras grandes ciudades. La pirotecnia fue, en todos los casos, la gran protagonista. Y nada de petardos de cabotaje. No, señor. Un verdadero espectáculo de luces, color y, desde luego, ruido. En algunos casos, más música y luces LED que explosiones, lo que es una buena idea (en principio). Pero en general reinaron las detonaciones de siempre.
Aunque sea sinónimo de festejo, la pirotecnia ruidosa sigue siendo muy dañina. Las luces están bien, mayormente. Pero no es posible apagar los oídos, y el estruendo es maligno, destructivo y traumático. No importa cuán cool resulte en las ciudades icónicas del planeta.
La pólvora fue inventada, según sabemos, en el siglo IX. Hace más o menos doce siglos, para cerrar un número redondito. Es obvio, por lo tanto, que no vamos a erradicar esta práctica con campañas bienintencionadas; mucho menos si después el Primer Mundo las refuta. En esto, que para muchas familias es asunto grave, tendremos que pensar una solución creativa, de nuevas tecnologías. Nos gustan las luces en el cielo. Se entiende. Pero el ruido es de una crueldad imperdonable.
Otras noticias de Nota de Opinion
Más leídas de Cultura
Desembarco en Uruguay. La tienda de arte Diderot.Art cruza las fronteras para llevar la creatividad latinoamericana al mundo
Quería que lo silbaran. Arnold Schönberg, el compositor que no escribía para imbéciles
A calentar motores. El humor corre en la próxima Maratón Nacional de Lectura
Inauguró Malba Puertos. La primera reserva abierta de un museo latinoamericano combina arte y naturaleza