Pintura utópica
La exposición de Raquel Forner abarca las distintas etapas de su producción desde las series de las guerras hasta la de la luna.
La exposición de más de cincuenta obras de Raquel Forner (Buenos Aires 1902-1988) en la sala Cronopios del Centro Cultural Recoleta no es una retrospectiva completa, pero muestra con amplitud los períodos fundamentales de su desarrollo. Se trata de las "Series de las guerras" y de las "Series del espacio". La curaduría estuvo a cargo de Guillermo Whitelow y Roberto del Villano y las obras son propiedad de la Fundación Forner-Bigatti.
Raquel Forner fue una de las integrantes del llamado Grupo de París, formado por Butler, Badi, Berni, Basaldúa y Alfredo Bigatti, escultor y, más tarde, marido de la artista. Esta generación de artistas se trasladó en la década del 20 a la capital de Francia para completar sus estudios. Forner concurrió de 1929 a 1931 a la Academia Escandinava de Othon Friesz y luego regresó a la Argentina. El interés primordial de Forner, que encaraba el arte como utopía redentora, está centrado en el ser humano en conjunción con cada momento histórico.
A su regreso, lo que había aprendido en Europa y el comienzo de la Guerra Civil Española hicieron más evidentes sus objetivos artísticos. Tanto es así que la artista contaba que había destruido casi toda su producción anterior a su estadía parisiense. Sin embargo, de aquella etapa, se expone Casas (1926). Esa obra ofrece una faceta de la artista muy diferente de sus propuestas posteriores pues posee un grado de abstracción y de síntesis inusuales para la época y una paleta parecida a la que la artista retomará en la "Serie del espacio".
En 1944, Forner declaró: "Yo comencé realmente a pintar cuando estalló la guerra en España." Los temas de la Guerra Civil Española y de la Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias abarcaron más de diez años de su pintura. Su lenguaje artístico se fundó entre 1936 y 1948, bajo el signo histórico de la guerra y sus atrocidades. En ese lapso, la tragedia humana está alegóricamente representada en su pintura por mujeres fuertes, cuyas figuras han sido tratadas de un modo escultórico. En algunos casos, las presenta como maniquíes de yeso fragmentado o "herido", como si fuese la carne misma. Las resoluciones compositivas difieren de una obra a otra. Son planteos en varios planos: el primero con grandes figuras y los subsiguientes con las narraciones de las trágicas vicisitudes. A medida que se avanza cronológicamente en el recorrido de los trabajos, se observan los cambios de tratamiento: las gamas de color se fueron haciendo cada vez más sombrías y las composiciones más complejas. Los conjuntos principales de ese período son la "Serie de España"(1938-39) y la "Serie del drama" (1940-46) que, a su vez, contienen subseries.
La década del cincuenta constituyó el período de transición paulatina de una a otra etapa. Hubo un fuerte viraje hacia la abstracción, aunque con rastros figurativos. Este vuelco coincidió con una tendencia general de aquella época hacia una abstracción no rigurosa. Forner inauguró el tema del "Espacio" hacia 1957-58. En el año 1960 aparecieron en sus imágenes los "astroseres", que serían una constante en la etapa que se iniciaba. Hacia 1960-62, las obras de la "Luna" reflejaron cierta influencia de la corriente de moda en el momento: el informalismo. Entonces surgió su iconografía espacial neofigurativa (astroseres, mutantes, astronautas) y un tratamiento de la superficie en que el espacio virtual quedaba anulado. Retomó en aquel momento el color puro de su primera época. Hay vitalidad en esos cuadros, nacidos en un período en que la ciencia prometía el encuentro de los humanos con seres extraterrestres.
Mujeres
Una vez programada la exposición de Raquel Forner, se decidió hacer un homenaje a la artista con una gran exhibición colectiva de artistas mujeres en el Centro Cultural Recoleta. Se convocó a críticas y periodistas de arte a llevar adelante la curaduría de mini-exposiciones dentro de la muestra mayor. Resulta interesante la contraposición pues, en la primera parte del siglo, Forner era casi la única mujer dentro de la historia del arte argentino que se había tomado en serio su vocación y trabajaba como una profesional. Hoy, más de setenta artistas fueron invitadas a este acontecimiento y la lista resultó corta.