Pintores que escriben, poetas con pincel y músicos dibujantes en el Museo del Libro y de la Lengua
De Silvina Ocampo a Charly García y de Renata Schussheim a Sergio Bizzio, obras y textos de 35 artistas, se exhiben en este espacio que desde la semana que viene llevará el nombre de Horacio González
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La fidelidad a una sola musa es más excepcional de lo que se cree: el arte tampoco es monógamo y al fin y al cabo en la variedad está el gusto. Esa hipótesis se puede testear desde hoy en el Museo del Libro y de la Lengua (Las Heras 2555), en una muestra de artistas híbridos, anfibios o crossovers, con pintores que escriben, músicos que dibujan y escritores que pintan y hacen videos o collages. De Silvina Ocampo y Manuel Mujica Lainez -de quienes se exhiben dos retratos sobre papel y dos obras con técnica mixta, respectivamente- a Paula Maffia y Charly García, Infieles celebra las bodas -a veces tormentosas- entre la imagen y la palabra (que, escrita, se vuelve imagen). Se extenderá hasta noviembre.
En la entrada, la palabra “infieles” -escrita en neón sobre un telón púrpura- encandila a los visitantes. “El título es una ocurrencia de María Moreno, directora de la institución; ninguno de los artistas es fiel a una sola práctica”, dice a LA NACION Esteban Bitesnik, uno de los curadores. Y agrega que el “más infiel” de los convocados es el uruguayo Dani Umpi, que exhibe en el subsuelo del museo dos de sus parangolés, listos para una activación performática. En Teoría y praxis en el bar, óleo de Daniel Santoro, Moreno aparece junto a Ricardo Piglia, David Viñas, Nicolás Casullo y Luis Gusmán, entre otros intelectuales noctámbulos y conversadores. La idea de la exposición nació de otro diálogo, en plena pandemia, en la librería La Internacional Argentina.
Junto a las obras aparecen poemas y fragmentos de relatos, apuntes autobiográficos y ensayos de los seleccionados y, en vitrinas, se exhiben como fetiches libros y publicaciones de los 35 artistas. Jorge Gumier Maier, curador estrella del Centro Cultural Rojas durante la década de 1990, y Roberto Jacoby dan la bienvenida a la fiesta multidisciplinaria e indisciplinada. “Que el arte, como la vida, no conduzca a ninguna parte es la razón de nuestra libertad, la posibilidad de nuestra salvación”, escribió Gumier Maier en El Tao del Arte. “Representación e indeterminación van tomadas de la mano”, recuerda Horacio González, del que se exhiben caricaturas hechas con birome en una agenda, años atrás.
Hay muchas sorpresas en Las Heras 2555, como la “serie ornitológica” de dibujos de la escritora Gabriela Cabezón Cámara que, sin perder el pulso narrativo, realizó durante el bienio pandémico; los cuadernos con anotaciones y dibujos de Alejandro Urdapilleta (otro infiel no solo casado con la actuación y la poesía), obras magmáticas de Fernando Noy y la impactante tinta sobre papel Wittgenstein, este es el caso, de Luis Felipe Noé, con un retrato visual y verbal del autor del Tractatus logico-philosophicus. En la planta baja, Renata Schussheim ideó una instalación de atmósfera trasnochada con almohadones y sillones estampados con retratos del grupo familiar; se exhibe una de las pocas pinturas hechas por César Aira (que en sus relatos concede el protagonismo a pintores y escultores), tres de Sergio Bizzio, collages de Osvaldo Lamborghini y videos de Fabio Kacero, Leticia Obeid y el gran Ricardo Carreira. Si bien la mayoría de las piezas proviene de colecciones privadas y de los artistas, dos crearon obras para la ocasión: Guillermo Iuso y Eduardo Stupía. La artista millennial del conjunto es Micaela Piñero, de quien se exhibe un acrílico sobre sábana.
Nacho Marciano -que acaba de presentar un disco a dúo con Jacoby- armó en el subsuelo del museo un sótano beat que recrea una disquería con vinilos: mediante un código QR se pueden escuchar canciones del músico dibujante. De Naty Menstrual -precursora de las letras trans en el país- se exhibe una pintura y de Ral Veroni, una colección de soldados de plomo intervenidas patafísicamente (en vez de San Martín, un San Martillo guía a la tropa). La ilustradora María Luque presenta cuatro acuarelas y Washington Cucurto, un políptico monumental con retratos de James Joyce, Nicolás Rosa y Ezra Pound. También forman parte de la movida infiel Osvaldo Baigorria, Ulises Conti, Fernanda Laguna, Miguel Ángel Lens y Nicolás Moguilevsky.
La curaduría de la muestra estuvo a cargo de Bitesnik, Roberto Papateodosio, Pablo Licheri, Inés Girola e Inés Ulanovsky, y los textos del catálogo -escritos en lenguaje inclusivo- son de Papateodosio, Malena Low y Magdalena Testoni.
En el primer recorrido de la muestra, que invita a ser visitada más de una vez de invierno a primavera, se destacan algunas ausencias. Curiosamente, no hay obras de Emilia Bertolé, Xul Solar, Hugo Padeletti ni Rosario Bléfari. El federalismo también faltó a la cita; la mayoría de los infieles es rioplatense por nacimiento o adopción. Según los organizadores, la idea de la exposición podría dar lugar a otras sobre la base de nociones como las de tecnologías del yo o políticas de la amistad (y de las amistades políticas).
Hasta noviembre, cuando caiga el telón, habrá mesas debate, activaciones y conciertos en el Museo del Libro y de la Lengua. Se puede visitar de 14 a 19, de martes a domingo. Hoy, a las 19, el público podrá disfrutar de un recital de Francisco Garamona (con obra en Infieles) y Javier Maldonado. ¿Irá Charly García? Se sabe que Moreno volverá al ruedo y que Noy dibujará y hará un “número vivo” para deleite de los asistentes.
Bautismo del Museo del Libro y de la Lengua
Las gestiones kirchneristas en cultura se caracterizan por una pasión nominadora. Así como en 2012 la Biblioteca Nacional pasó a llamarse Biblioteca Nacional Mariano Moreno (BNMM), a partir de la semana que viene, a un año de la muerte del escritor y profesor Horacio González, el Museo del Libro y de la Lengua llevará el nombre del autor de La ética picaresca y que fue director de la BNMM entre 2005 y 2015. Durante la gestión de González se inauguró este museo, que hasta 2015 dirigió la escritora y socióloga María Pía López y que casi naufraga mientras el escritor Alberto Manguel fue director de la BNMM, hasta 2018. El próximo 22, en la institución -desde ese día Museo del Libro y de la Lengua “Horacio González”- comenzará con una maratón de lectura la programación en homenaje al intelectual, con entrada libre y gratuita.
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