Pichón Baldinu con agua en las venas
El espectáculo de la compañía Ojalá se sigue presentando en el Centro Cultural Recoleta. Con gran despliegue de efectos, se muestran las mil caras de un personaje polifacético
En 2008 la compañía de teatro Ojalá, dirigida por Pichón Baldinu y Gabriela Baldini, estrenó Hombre vertiente en la Exposición Internacional de Zaragoza. Aquella feria, que se realizó en un predio ubicado en la ribera del Ebro, tuvo como eje temático el agua y el desarrollo sustentable. En sintonía con esa problemática y para esa ocasión fue concebido este espectáculo que, desde principios de año, puede verse en la Sala Villa Villa del Centro Cultural Recoleta, en una versión renovada.
La historia, elaborada y escrita por Pichón Baldinu, está emparentada con su propia experiencia. Valiéndose de un personaje central, cuyo nombre nunca se conoce, cuenta cómo la fascinante vida de un artista, a pesar de considerarse rica, profunda y llena de creatividad, puede convertirse en un camino arduo y tortuoso de transitar. "El mundo de la creación es caótico, confuso y atemorizador. Es un mundo donde hay que poder ver la luz para saber avanzar y lograr lo que uno se ha propuesto: plasmar la creación y que ocurra aquello que uno ha imaginado", asegura Pichón.
La obra comienza en medio de la sala, entre el público, y se desarrolla luego en un alto escenario lateral. Vestido con un impermeable negro (confeccionado especialmente por el diseñador Mariano Toledo), el protagonista presenta sus distintas facetas por medio de diferentes actores. Una voz en off pronuncia las únicas palabras de este espectáculo: "No importa mi nombre, importa a qué me dedico".
Tras esa introducción, deja ver su universo interior, y pronto los conflictos de sus diversos mundos se agudizan. En cada una de las escenas simultáneas, el artista debe hacer gala de gran coraje para enfrentar un desafío. A cada paso su creación se ve amenazada y lo desborda. El artista se siente extenuado, su creación concluye y se reinventa infinitas veces.
A lo largo del recorrido, el personaje vive confrontaciones internas que hacen brotar su esencia espiritual, representada por el agua, fuente de su vitalidad y elemento fundamental que corre por sus venas. En la última escena presenta su creación: con trabajo ha conseguido encaminar su obra y por fin ha podido dominar unas gigantescas criaturas que parecían inmanejables. De ese mundo mágico y ficticio hace participar festivamente a su público.
El empleo de los efectos técnicos alcanza su momento de mayor intensidad en las escenas en que el protagonista se enfrenta con enormes chorros de agua. Experimentos artísticos vertiginosos, en un espacio multidimensional de 360 grados, complejos y con sello propio, hacen que cada instante parezca exacto. La coreografía se suspende en el aire y crea un juego perfecto con la música, con el video y con los titiriteros, que manejan con precisión sus tiempos. Sincronizados todos y cada uno de los pasos, el espectáculo se presenta cabal y completo.
-¿Después de producciones tan ambiciosas, añorás hacer algo más chico?
-Sí, quiero dedicarme a ser actor y que alguien me diga lo que tengo que hacer. Me gustaría retomar un rumbo que dejé en la mitad de mi entrenamiento. Encontré un camino, el de crear mis propias ideas, que funcionó , me permitió actuar en lo que yo quería y presentarme más como un actor físico que como un intérprete tradicional. Encontré en lo físico una fuerza enorme y una capacidad interpretativa que va más allá de un texto. Volver a trabajar sobre otro aspecto de la actuación, más clásica y convencional, también me gustaría.
El trabajo del músico Gaby Kerpel, compañero inseparable en los proyectos artísticos de Baldinu, se reinventó para esta nueva apuesta. Junto con la artista La Yegros y muchos otros músicos, forma parte de una corriente musical de fusión contemporánea, todavía no tan popular pero de gran llegada. Un folklore de avanzada, que se mueve en un universo repleto de imágenes, capaz de unir un canto tribal con la música electrónica.
-¿Qué pensás cuando presenciás las funciones?
-Pienso que esto es lo que me gusta hacer. No tiene nada de estándar, es muy personal, tiene un trabajo escultórico en términos de producción, de promoción, y en términos artísticos y técnicos. Uno no puede acostumbrarse a nada, debe estar siempre alerta y mirar en profundidad lo que está pasando. Es muy cautivante y te brinda una satisfacción increíble. Es una paga millonaria. Cuando puedo ver además la aceptación del público, digo gracias. Entonces me acuerdo de por qué estoy acá y por qué hacemos esto con tanta pasión.
Ficha. Hombre vertiente se presenta en el Centro Cultural Recoleta , Sala Villa Villa, Junín 1930. Funciones: miércoles a sábados a las 21 y domingos a las 17. Entradas, desde $ 65.