Peter Handke recibió el Premio Nobel de Literatura entre polémicas y protestas
ROMA.– Tendría que haber sido una fiesta, pero no lo fue. Luego de suspendida la concesión del premio Nobel de Literatura en 2018 debido a un escándalo por abusos sexuales, la entrega hoy, en Estocolmo, del prestigioso galardón se vio marcada por nuevas polémicas.
Fueron las cuestionadas posiciones filo-serbias del escritor austriáco Peter Handke, ganador de 2019, las que opacaron la ceremonia, sacudida por grandes ausencias y protestas pocas veces vistas en la capital sueca.
Aunque hubo aplausos en el elegantísimo Konserthuset de Estocolmo cuando Handke, de 77 años y de riguroso smoking, recibió el premio de manos del rey Carlos XVI Gustavo, afuera el clima fue muy distinto. Asociaciones de víctimas de Srebrenica, localidad símbolo de una de las peores masacres perpetradas durante la guerra de la ex Yugoslavia (1991-1995), donde los serbobosnios mataron a 8.000 musulmanes en 1995, convocaron protestas en su contra. Mientras tanto Albania, Kosovo, Turquía y Croacia decideron directamente boicotear la ceremonia, no enviando a sus embajadores.
Pero no fueron los únicos. Ya el viernes último el escritor e historiador Peter Englund, miembro de la Academia Sueca desde 2002 y ex corresponsal de guerra en los Balcanes, había causado revuelo al anunciar su defección. "No participaré en la semana del Nobel este año. Celebrar el premio a Handke sería pura hipocresía de mi parte", adelantó, en una carta al diario sueco Dagen Nyheter.
Su ausencia se sumó a la de dos miembros del jurado externo, entre los cuales la escritora Gun-Britt Sunstrom, que decidió dar un portazo justamente para protestar en contra de la asignación del Nobel a Handke. Una decisión que parece haber vuelto a poner en crisis a la Academia Sueca, convulsionada después del escándalo estallado en 2017 por abusos sexuales perpetrados contra varias mujeres por el dramaturgo francés y miembro de la intelectualidad sueca, Jean-Claude Arnault. Fue eso que motivó la suspensión por dos años de la concesión del Nobel de Literatura, algo sin precedente.
¿Pero cuál fue el "pecado" de Handke, novelista nacido en Carintia, al sur de Austria, en 1942? Todo se remonta a 1996 cuando, terminada la cruenta guerra en la ex Yugoslavia, Handke –hijo de madre eslovena-, publicó Un viaje en invierno donde relató el viaje que hizo en noviembre de 1995 a Belgrado y a Serbia, en "el país de aquellos habitualmente definidos como los agresores", según recordó el Corriere della Sera. En ese reportaje acusó a la prensa francesa y alemana de haber demonizado a los serbios y desencadenó fuertes polémicas, que volvieron a encenderse en 1999, cuando condenó los bombardeos occidentales en contra del entonces presidente serbio Slobodan Milosevic, para que se retirara de Kosovo. En 2006 Handke volvió a escandalizar al asisitr al funeral de Milosevic, que murió antes de que la justicia internacional lo condenara por crímenes de lesa humanidad. El escritor se convirtió, así, en la voz del nacionalismo serbio más radical, que suele minimizar lo sucedido en Srebrenica.
No extrañaron entonces las protestas ni que en la conferencia de prensa que concedió hace unos días, todas las preguntas tuvieran que ver con su opinión acerca de la guerra en la ex Yugoslavia, algo que ofuscó al escritor. Tanto es así que, según consignaron diversos medios, concluyó esa rueda de prensa revelando que, después del anuncio del premio –el 10 de octubre pasado-, recibió una carta con papel higiénico sucio. "Prefiero el papel higiénico sucio y una carta anónima a la ignorancia de sus preguntas", dijo.
En declaraciones radiales Handke admitió que no esperaba tanta animosidad en su contra por la concesión del premio. "No, no. Uno no se espera las cosas malas. Uno puede imaginarlas pero, al final, son siempre peores", dijo, al ser consultado por la emisora serbobosnia RTRS. También confesó que al recibir la noticia del galardón sintió "tanto paz como energía", consignó la agencia de noticias EFE. "Pero entonces, en determinado momento, se volvió difícil por todos esos ataques. Yo no soy masoquista", agregó.
Las controversias eclipsaron a la escritora polaca, Olga Tokarczuck, psicóloga de izquierda, ecologista y vegetariana, ganadora del Nobel de Literatura de 2018, que se convirtió en la quinta mujer que recibe este premio desde su creación, en 1991. Tokarczuck, vestida de negro, durante la ceremonia de entrega del galardón, que este año fue doble, estuvo sentada al lado de Handke. Consciente del revuelo que lo rodeó, en los últimos días prefirió no manifestarse sobre la cuestionada decisión de concederle el Nobel. Aunque su traductora, Jennifer Croft, en un tuit consideró absurdo que ella tuviera que compartir escenario con "un apologeta del genocidio".
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