“Pena propia y ajena”: críticas a Ariana Harwicz por su “silencio” acerca del Gobierno argentino
La autora, que vive en Francia, dijo a LA NACION que no sabía lo que pensaba del gobierno libertario porque no está en el país; dos colegas que también residen en Francia expresaron su desacuerdo
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Luego de la publicación en LA NACION de la entrevista a la escritora argentina residente en Francia Ariana Harwicz (Buenos Aires, 1977), de visita en Buenos Aires luego de la publicación de su quinta novela, Perder el juicio (Anagrama), dos escritores que también residen en Francia se comunicaron con LA NACION para expresar su contrariedad por el “silencio” de la reconocida autora sobre las políticas del oficialismo: el profesor, escritor y editor Sergio Delgado (Santa Fe, 1961) y el escritor, profesor y cineasta Mario Daniel Villagra (Villaguay, 1987).
Al ser entrevistada en la librería Hernández, Harwicz habló del antisemitismo del progresismo en Francia, de la “partidización” de la cultura en la Argentina (promovida en gran parte por el kirchnerismo) y de la falta de reacción de un sector del feminismo tras el ataque terrorista de Hamas en el sur de Israel el 7 de octubre. Cuando se le pidió su opinión sobre el gobierno de Milei, respondió: “No sé qué pienso porque no vivo acá. No es que no sé qué pienso porque soy idiota. Yo no tengo miedo. Cuando no sé qué pienso de algo no lo digo porque no lo sé. De Milei no querría decir nada. Cuando sepa lo que pienso fehacientemente, voy a decirlo”.
“Lo leí y me dio pena propia y ajena -sostiene Delgado que también publicó su opinión en su muro de Facebook-. ¿No saber qué pensar del presidente Milei unos días después de que diputados mileístas visitaran en la cárcel a Alfredo Astiz y a otros condenados por crímenes contra la humanidad, tratándolos de héroes y nadie del gobierno salió a desmentirlos? No es necesario estar en la Argentina para conocer este hecho. La noticia se comentó en Francia, que no será el paraíso de los derechos humanos que muchas veces se pretende, pero donde no se olvida de quién es Astiz”.
La entrevista se realizó el mismo día en que la prensa argentina difundió la visita de los diputados libertarios a condenados por delitos de lesa humanidad en la cárcel de Ezeiza el 11 de julio; se publicó el pasado 20. En su cuenta de la red social X y en entrevistas, la autora suele hacer declaraciones polémicas sobre la cultura contemporánea; en este caso, el debate se origina por la ausencia de una declaración suya sobre el Gobierno.
“Pena propia y ajena porque algo terrible está pasando en la Argentina en lo que concierne a crímenes contra la humanidad (la pobreza, el hambre, el derecho a la vivienda y a un futuro digno, la estigmatización del otro, la violencia institucionalizada, el negacionismo, la apología del delito, un economicismo materialista e individualista sin causa ni cauce, la corrupción, el atropello a la Constitución, la ilegalidad generalizada, el desprecio e incluso la persecución de la cultura, la educación y la prensa) y muchos artistas e intelectuales prefieren no pensar, se llaman al silencio -prosigue Delgado-. La responsabilidad es del gobierno de Milei y sus acólitos, pero también de los gobiernos anteriores de Cristina Kirchner, Mauricio Macri y Alberto Fernández. Todos colaboraron, cada uno en su medida, a la creación de una desconfianza perversa en el otro, a la exacerbación de las grietas en lugar de aceptar las diferencias, y a la banalización del crimen contra la humanidad. Pero el gobierno actual tiene sus propias responsabilidades, que no puede excusar en los anteriores, sobre todo por su exacerbación jactanciosa y malsana, que a los artistas e intelectuales nos da mucho que pensar. Hagamos o no declaraciones, nadie está obligado tampoco, todos sabemos qué pensar”.
“Confío en que en un futuro no muy lejano, porque ciertas culpas tardarán en pagarse y no pocas heridas seguirán supurando, los artistas y los intelectuales encontremos un mínimo horizonte en lo que hace a los crímenes contra la humanidad -agrega el autor de El corazón de la manzana-. Porque un crimen contra la humanidad mancha el futuro de un país y abruma los ojos de los hijos y nietos cuando los abren para contemplar este mundo. Hay mucha tarea por delante”.
A Villagra, que se comunicó por mail con este diario, la expresión de Harwicz “no sé qué pienso porque no vivo acá” le parece criticable por varias razones. “Por un lado, es algo parecido a la pereza intelectual, en tanto que el panorama muestra que el oficialismo no solo niega sino que visita a los genocidas, es decir, hay indicios, pruebas para saber qué pensar, sin hablar de las pruebas económicas sociales -destaca-. ¿No será que sacrifica el derecho de opinar por temor a perder algunos compradores del libro? Todo indica que, para hacer uso del título de ciudadano, hay que estar conscientemente activo, participando en la vida política, porque, de lo contrario, la pereza terminará poniendo boca abajo y mirándole la espalda a los derechos humanos. Denunciar una cosa y otras no podría dar a entender que un reclamo es más válido que otro, y, en ese sentido, que uno es genuino y otro no, en suma, que el reclamo es parcial, y si es así, es oportunismo”.
“Por otro lado, el argumento de que ‘no vivo acá' es refutable, en tanto que una mirada externa brinda la posibilidad de la distancia, es decir, de tener dos perspectivas: la de ser un argentino en el exterior -prosigue Villagra-. Por tal motivo, cuidado, porque los militares argumentaban que uno desde el exilio no podía hablar por tal condición. Ahora bien, puedes o no estar, como escriba, comprometido con la realidad, pero como ciudadanos del mundo, me parece hasta peligroso no decir ‘no sé lo que pienso’ viniendo de alguien que trabaja con las palabras, las parteras del pensamiento. Sobre todo sabiendo, como decía Julio Cortázar, que un escritor tiene más herramientas de alcance, por ser un ciudadano público, y lo público es político”.
El autor de Los mandatos de Camilo Fink opina que “el silencio es un tipo de respuesta que nunca será saludable cuando se están atropellando los derechos humanos”. Y concluye: “Salvo que, como es inteligente, al estilo ajedrez, esta declaración fue solo una apertura, y ahora tengamos que esperar el remate en otra jugada de derecho a réplica”.
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