Pedro E. Real
El sepelio
Pedro Eduardo Real, fallecido en esta ciudad a los 95 años, fue una personalidad saliente, un hombre que trascendió la esfera de las finanzas, en la que se destacó en las áreas pública y privada, para mostrar un particular acento humanista y una acendrada vocación por el bien común.
Actuó en el Banco Central desde sus comienzos, en 1935, en la línea de funcionarios formados junto a Raúl Prebisch, de quien era muy amigo. Tras ocupar las más diversas funciones, como subgerente y gerente general, fue su vicepresidente en 1963 y llegó a presidirlo entre 1967 y 1969, durante el gobierno del teniente general Juan Carlos Onganía. Representó al país ante el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo, y entre febrero de 1970 y junio de 1971 fue embajador argentino ante los Estados Unidos.
Nacido en Buenos Aires en 1911, se graduó de abogado en la UBA en 1935. En 1944 fue subsecretario de Hacienda y Obras Públicas en la intervención de la provincia de Tucumán. Fue presidente del Ateneo de la República, acompañado entre otros, por Enrique Peltzer, Santiago de Estrada, Máximo Etchecopar y Eduardo A. Roca.
En la esfera privada, retirado del área oficial, fue asesor del Banco Ganadero y presidió Cimet, fábrica argentina de cables telefónicos.
Real era consejero del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI). Era miembro de la Academia del Plata, institución intelectual de impronta católica, y de otras entidades. En 1980 asumió la presidencia del Fondo Nacional de las Artes. Amante de la música, era socio del Mozarteum y un habitué del Teatro Colón.
Serio, correcto, su probidad se evidenciaba en la austeridad que, ocupando muy altos cargos, signó toda su vida. Integro, desinteresado del dinero, supo siempre deslindar los intereses privados de la función pública.
Casado en primeras nupcias con Magdalena Gallo Argerich, al enviudar contrajo matrimonio con Juana Ramírez Gallo. No tuvo hijos.
El sepelio se efectuó en Olivos.
Temas
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