Paula Parisot y su novela familiar: “El feminismo es un diccionario”
La escritora, artista y performer de Brasil reconstruye su historia en “Literatura del yo”; pinturas, videos, esculturas y tejidos, una obra sensual en Bienalsur
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¿Una autobiografía hecha con pinturas, esculturas blandas, dibujos, fotos y videos en la embajada de Brasil? La nueva edición de Bienalsur lo hizo. Desde inicios de este mes, en el espacio de arte del antiguo Palacio Pereda (Arroyo 1142) se puede ver Literatura del yo, exposición de la carioca Paula Parisot (1978), con curaduría de María José Herrera. Además de artista y perfomer, Parisot es escritora, discípula nada menos que del gran escritor brasileño Rubem Fonseca (que aparece junto a los hijos de la artista en uno de los videos de la muestra) y publicó La dama de la soledad, Bisagras y tornillos y Partir. Mediante un recorrido por varios “capítulos” -distribuidos en las salas- se avanza en la novela familiar de Parisot, que incluye el aprendizaje de tradiciones femeninas junto a su madre, la infancia con abuelos, un padre bebedor, un pariente abusador, un marido con graves trastornos de salud, un suegro vinculado con el Lava Jato y dos hijos pequeños que representan el futuro y la continuidad de la historia. Desde 2016, Parisot vive en Buenos Aires, donde ha encontrado un nuevo amor.
“La muestra reúne obras en las que vengo trabajando desde finales de 2016 cuando me mudé a Buenos Aires -dice la artista a LA NACION-. Narro mi vida a través de diferentes soportes: esculturas blandas en terciopelo cosidas a mano por mí con la ayuda de mi madre y mi hija, dibujos en acuarelas y tinta china en grandes dimensiones, pinturas, una videoperformance que hice en 2013 por las calles de San Pablo y otro hecho durante la pandemia”. Su bitácora visual pandémica incluye fragmentos de sus diarios personales e imágenes de archivo, y fue filmada con celular. “Construyo mi autobiografía, que es necesariamente autoficccional, porque la narro desde mi perspectiva. Al hablar de mí estoy expuesta y por más que en el video utilice la autocensura, sé que puedo enfrentar juicios de aquellos a los que acuso si se sienten ofendidos”. En Yo pandémico se cuentan las batallas judiciales de Parisot por los derechos de sus hijos, vulnerados luego de la muerte del padre.
Para Herrera, al cuidado de la muestra en el km 1.4 de la Bienal, Parisot “libera el hilo de la madeja de su existencia” y crea una narración en primera persona. “Los que nos preceden, el camino desde la infancia, cuando aún no hablamos, hasta la libre expresión de la angustia, los deseos, los éxitos y los fracasos de la vida adulta -escribe en el catálogo-. Con voz profundamente marcada por su condición de mujer, Parisot devela los destinos sociales y personales. Videasta y performer, bascula entre la imagen en movimiento y el movimiento de su propio cuerpo”.
Sobre el título de la exposición, es consciente de la preeminencia de la literatura del yo en la actualidad. “Muchas veces me causa cierto fastidio, porque imaginar y fabular son dos de los más absolutos, infatigables y admirables atributos humanos -señala-. Hasta hoy solo publiqué libros de ficción, jamás nada sobre mi vida, ni siquiera una autoficción disfrazada. No hablaba de forma concreta sobre mi vida; autor y personaje no se confundían. Desde chica soy una lectora de ficción y creo en la literatura, en la invención y en la libertad del autor de fabular relaciones familiares y sociales, cambiar de género, viajar en el tiempo y el espacio. La literatura del yo parece pecar precisamente de falta de imaginación”. Algunos de los títulos de las obras, como La joven señora finalmente entendió que no hay garantías ni almuerzo gratis, aluden a una literatura del yo en clave irónica.
No obstante, mientras producía las obras en la ciudad de Buenos Aires y Tigre, conversaba con sus amigas argentinas, las escritoras Cecilia Szperling y Gabriela Cabezón Cámara, y avanzaba en la escritura de sus diarios, se preguntó si debía o no exponer su vida de forma visual. Encontró la respuesta en el fraseo de Juan José Saer en La mayor. “Una de mis alegrías hoy es poder leer con placer en español -reconoce Parisot-. Saer, entre comas angustiantes, decía: ‘Otros, ellos, antes, podían’, algo que nosotros, ahora, ya no podemos. Con su sabiduría, se anticipó a nuestra angustia contemporánea. Ellos, antes, podían, y nosotros, ahora, ya no podemos escribir libros con una libertad ilimitada. ¿Por qué el afán del escritor de hablar de sí mismo? ¿Por qué estar tan apegado a su propia vida? ¿Por qué la ficción parece fastidiarnos? ¿Ha caído la imaginación en descrédito? ¿Hablar y escribir por otros o otras puede ser indecoroso y poco ético ¿Hablar de uno mismo es un gesto narcisista? ¿O se puede incluir a los otros?”. Estas son algunas de las preguntas que impulsaron su muestra.
La artista cuenta que hizo performances, “especies de residuo de mis libros de ficción”. “La performance nunca fue para mí un complemento del libro, porque creo que la literatura es suficiente -señala-. ¿Pero por qué sentía la necesidad de poner mi cuerpo? ¿Por qué yo, la autora, quería estar presente? Mi cuerpo no es ficticio, mi presencia no es ficción. Así como la realidad no es ficción, no importa cuánta gente insista y crea en el giro lingüístico: yo no lo compro. En la ficción puedo matar a un personaje y resucitarlo; en la realidad no. Si te mato, mueres; si me matas, muero”. La presencia del cuerpo en Literatura del yo se expresa tanto en la sensualidad de los materiales utilizados como en las pruebas a las que se somete la artista (la más extrema: reptar por las calles de San Pablo, en 2013, y grabar el vía crucis con celular). “La pandemia nos dejó esto más claro que nunca: en la realidad está el cuerpo”.
"Vamos desde la suposición de que el género masculino es el universal hasta la idea de un género neutro: todxs. ¿Y las mujeres?"
¿Literatura del yo es una muestra feminista? “Para mí, el feminismo es un vocabulario, un saber y poder nombrar, un diccionario que me permite comprender los mecanismos sociales, económicos, culturales y también estéticos impuestos sobre la mujer y los cuerpos feminizados a lo largo de la historia y en el momento actual -responde Parisot-. No puedo hablar de feminismos sin tener acceso a su diccionario”.
Solo después de una investigación que llevó más de dos años para hacer el programa televisivo A crucigramista-América feminizada en 2018 junto con su amiga, la artista colombiana Jessica Mitrani, Parisot se reconoció feminista. Si bien leyó abundante material sobre los diferentes movimientos, el lenguaje inclusivo le genera dudas. “Porque vivimos en una sociedad misógina y desigual -dice-. Vamos desde la suposición de que el género masculino es el universal hasta la idea de un género neutro: todxs. ¿Y las mujeres? Me hago la misma pregunta que me hacía cuando escribí La dama de la soledad y sabía muy poco sobre los movimientos feministas. ¿Cuándo nombramos a las mujeres? ¿Cuándo vamos a decir todas? Hoy tenemos el lenguaje inclusivo, pero ¿cuándo vamos a tener políticas para implementar este vocabulario en nuestra realidad para poder vivirla con nuestros cuerpos?”. Respecto del feminismo y la igualdad de género en su país natal, es rotunda: “Es el horror de los horrores, con altos índices de asesinatos de personas LGBTQI y mujeres -dice, apenada-. Sentí mucha emoción cuando el aborto fue legalizado en la Argentina, una conquista muy lejana para las mujeres brasileñas”.
Para agendar
Literatura del yo se puede visitar hasta el 5 de diciembre, de lunes a viernes de 11 a 19, con excepción de los días feriados, en el espacio de arte del antiguo Palacio Pereda (Arroyo 1142).