Paula Jiménez España: “Se ha puesto en cuestión el mandato de obedecer a la maternidad”
La cita con la escritora y militante feminista Paula Jiménez España fue para conversar sobre La doble (La mariposa y la iguana ediciones), su primera novela, que nos acerca a lo amoroso desacralizando estereotipos femeninos. Coincide con un día movilizador para las mujeres. Mientras conversamos, los diputados y diputadas discuten sobre el aborto en el Congreso. Recién a la mañana siguiente sabremos que el proyecto que garantiza el aborto legal, seguro y gratuito obtuvo media sanción.
Jiménez España, que escribe sobre género en el suplemento Soy de Página 12 desde hace diez años, y que participó en los ‘90 en organizaciones feministas como Las lunas, La casa del encuentro o La fulana, dice que siente "orgullo y alegría" de poder asistir a este momento revolucionario de las mujeres en el país y en el mundo.
"Es absolutamente histórico. Me encanta cuando se ven esos videos de la ola verde, un tsunami verde sobre la ciudad", dice. "Me parece increíble porque empezó siento una lucha de pocas feministas, acotada a un sector marginal y ahora es completamente popular".
La ola verde. Ese mar conformado por millones de pañuelos, ese símbolo que nació en el XVIII Encuentro Nacional de Mujeres que se hizo en 2003 en Rosario, en el que se lee: "Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal, seguro y gratuito para no morir".
-¿Qué creés que pasó para que este reclamo se vuelva tsunami?
-Creo que había un grado de conservadurismo social mucho mayor. Mucho miedo, también, de muchas mujeres a las que les cuesta decir que abortaron, porque la maternidad es algo tan sagrado que resulta difícil meterse con eso. Sigue habiendo un gran mandato de obedecer a la maternidad. También se ha puesto en cuestión ese mandato y, por lo tanto, esto está acompañado de un mayor activismo en defensa de la libertad de elección sobre nuestros cuerpos.
Ante la tiranía de la descendencia, asumir la decisión de no ser madre (históricamente vivido con culpa), aparece como un acto de rebeldía y de liberación.
-¿Creés que las más jóvenes dieron masividad al reclamo?
-Creo que a partir del NiUnaMenos algo empezó a cambiar. Lamentablemente el feminismo entró a través de la muerte, porque a partir de que empalaron a Lucía en 2015, que se hizo el primer NiUnaMenos, con las noticias sobre los femicidios cada vez más recurrentes despertó mágicamente la sociedad compelida por el dolor. Toda esa muerte de golpe habló, no solo en la Argentina. Este es el momento del feminismo con el que soñaron las feministas de los ‘70. Por alguna cuestión todas sentimos que es cuestión de todas. A diferencia de lo que ocurría en los años ’90 cuando en los encuentros feministas se tocaba el aborto y siempre parecía que era el interés de un grupo minúsculo.
Jiménez España es autora de numerosos libros, la mayoría, de poesía, como Ser feliz en Baltimore (Nusud, 2001), La casa en la avenida (Terraza, 2004), La mala vida (Bajo la luna, 2007), Ni jota (abeja reina, 2008), Espacios naturales (Bajo la luna, 2009), La vuelta (Simulcoop, 2013), Canciones de amor (VOX, 2014); Paisaje alrededor (bajo la luna, 2015) y Las cosechadoras de flores (La mariposa y la iguana, 2014). En prosa publicó Pollera pantalón, cuentos de género (La mariposa y la iguana, 2012). Toda su obra está trazada con una mirada feminista.
-¿Cómo creés que la literatura y el feminismo se fueron encontrando?
-En cuanto a producción literaria, en las poetas jóvenes estoy viendo un florecimiento de los discursos de género, que ya no es un tema aparte. Pienso en Un hogar fuera de mí, de Luciana Reif, un libro totalmente feminista que acaba de ser premiado en España. O Piedra grande sin labrar, un libro de poemas de Verónica Yattah en donde la cuestión de género está instalada en ese yo poético. Y así como ellas dos hay montones de voces en las generaciones jóvenes. Y dentro de mi generación también [nació en 1969]. Hay varias escritoras. No es que nos ocupamos especialmente, es que ya no se puede eludir. Es el momento que estamos viviendo. Quizá antes era un tema que se velaba más.
-¿En el periodismo notás cambios en el tratamiento del género?
-Sí. Yo trabajo en el Soy desde hace 10 años y me considero una privilegiada porque una tarea así te permite aprender muchísimo. Aprender de cuestiones de género porque tenés que estar informándote y lo que comunicás es eso que estás recibiendo como información. Hubo desde 2008 a esta parte un cambio gigante, sobre todo a partir de 2010 con la ley de matrimonio igualitario. Ese momento fue como asomar la cabeza, fue totalmente disruptivo. Pero ahora estamos en una instancia mucho más fina.
-¿Cuáles fueron tus maestras en la escritura?
-Diana Bellessi, la primera. María Moreno y Leila Guerriero. Ellas como maestras, personas con las que trabajé en sus talleres.
-¿Te acordás cómo fue que empezaste a escribir?
-En realidad escribí toda la vida, desde chica. Tendría seis o siete años y le escribía historias a mi abuela porque me daba cuenta de que a ella le gustaba. Como buena española le gustaban las cosas muy dramáticas. Por eso creo que siempre en mi horizonte hay alguien que me lee aunque no tenga cara. Se dice que no es un acto comunicativo la literatura, pero yo no estoy tan segura en mi caso.
-Leí en una entrevista que tus primeras lecturas fueron de poesía. ¿Eso te marcó el camino de algún modo?
-Yo aprovechaba cuando mi madre se iba a laburar y entraba en su biblioteca y agarraba los libros de poesía. Leía, leía. Eran poemas rimados, me gustaban Lorca, Storni, Machado, lo que había. No entendía nada a veces, pero me gustaba cómo sonaban. Los poemas rimados de Borges también. Esos libros que a mí me encantaban.
Sus padres eran comerciantes, pero como su madre había sido muy lectora de chica y le gustaba la poesía tenía una biblioteca nutrida, fascinante para la pequeña lectora. "Los españoles, andaluces en especial, recitaban además de cantar. Entonces vengo de una cultura artística doméstica, porque nadie lo desarrolló hacia afuera, digamos. Todos trabajaron en comercios. Yo, en cambio, me identifiqué más con ese hobby de ellos que con todo lo otro".
-¿Por qué estudiaste Psicología?
-Porque también es algo que me interesó mucho siempre. Lo mismo que la escritura, también tiene que ver con otro la psicología. En la escritura hay una operación psicológica en relación al otro, cuando escribís querés llegar al otro. Y en el trabajo como psicóloga estás entrando al otro para ver qué te comunica, con qué está sufriendo y cómo lo podés ayudar. Siempre hay un ida y vuelta con el otro.
-¿Te inspira alguna historia de tus pacientes para escribir?
-No, no. Por ejemplo, en la novela nueva, La doble, las historias que me surgen son las que viví en el ambiente lésbico, historias que fui conociendo. En la novela hay mucho de lo que se desarrolla que son de lesbianas. Es un panorama que me lo dio más mi recorrido por los bares, con mis amigas.
-¿Cómo llegaste a esta, tu primera novela?
-Empecé con el primer capítulo a partir de una situación que siempre me llamó la atención, que es la gente que dice: ‘Tengo que reencontrarme conmigo misma’. Como si estar con el otro no fuera estar con uno. Esa duplicación siempre me despertó interés. La gente que dice: ‘Necesito tiempo para mí’. Pero, ¿el tiempo que compartís con otra persona, no es tu tiempo? Hay ahí una mirada moderna sobre la utilización del tiempo. Entonces me puse a escribir sobre una persona que dice esto; del otro lado alguien lo escucha literalmente y la otra persona se siente amenazada por la duplicación de su pareja, que tiene que ir a buscarse a sí misma a otro lado. Escribí un primer capítulo y lo leí en una lectura que organizó el suplemento Soy en la Feria del libro. Allí la gente se rió, me estimuló a seguir. Fui a ver a María Moreno con el trabajo un poco más avanzado y haciendo taller con ella desarrollé toda la novela. Ella me ayudo un montón para discutir temas de la novela, el lenguaje. María decía que yo estaba haciendo una sociología lésbica por la cantidad de personajes variados que aparecen descriptos.
Jiménez España presenta este libro y ya está preparando otros dos, de ensayos de género, para este año. Da la sensación de que no descansa, sin embargo, eso es descansar para ella. Dice que escribe porque "no podría no hacerlo". Y agrega: "A mí escribir me da un alivio a enorme a la existencia. A veces, son mis únicas vacaciones. Cuando estoy muy atareada me pongo un rato a escribir y mi mente se despeja, es como casi terapéutico, algo que me alivia y me apasiona".
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