Para una cultura crítica
ESCUELA DE FRANKFURT Por Alicia Entel, Víctor Lenarduzzi y Diego Gerzovich (Eudeba)-240 páginas-($ 15)
EN estos momentos de fatiga y de empobrecimiento en el dominio del pensamiento crítico, se hace más necesario que nunca volver a los grandes textos inspiradores, incitar a su lectura en el marco de la docencia y aventurarse a interpretarlos. Haciéndose eco de esa necesidad, Alicia Entel, titular de la cátedra de Teorías y Prácticas de la Comunicación I de la UBA, y sus colaboradores Víctor Lenarduzzi y Diego Gerzovich, proponen en este libro un recorrido a través de las obras de Herbert Marcuse, Walter Benjamin, Theodor Adorno, Max Horkheimer y Leo Löwenthal. La propuesta de relectura reposa sobre una certeza: para imaginar nuevas formas creativas de la crítica o de la práctica, es preciso conservar el impulso de denuncia y muchas de las herramientas teóricas que caracterizaron al grupo de intelectuales alemanes.
El círculo inicial de la Escuela de Frankfurt -así se los conoce y así son evocados en este libro- elaboró sus teorías "negativas" sobre la cultura burguesa, la sociedad y la historia en una época de quiebre y de barbarie. Entre fines del siglo XIX y principios del XX, el antiguo edificio filosófico que había levantado la Europa iluminista estaba en crisis; se había quebrado el hilo de la tradición, el de las grandes narraciones filosóficas, el del progreso histórico lineal e ilimitado, el "proyecto Europa". Sobre ese mismo proyecto, crecieron el estupor y la brutalidad: la Europa del gran arte, de los grandes ideales metafísicos y de la ciencia triunfal fue, también, la de los campos de exterminio.
¿Cómo sucedió eso, cómo pudo suceder, y cuál es el contenido de su herencia? Gran parte de las investigaciones y las tesis del círculo inicial de Frankfurt, tanto las previas como las posteriores al holocausto, permiten formular algunas explicaciones al respecto. Muchas de ellas tuvieron carácter de profecía y conservan aún hoy su vigencia. Por ejemplo, la crítica en torno a las tres nociones enunciadas en el subtítulo de Escuela de Frankfurt, y que los autores rastrean en la obra de los intelectuales alemanes: la razón, el arte y la libertad. Esas tres nociones que, aunque parezca paradójico, guardan relación con la barbarie, pueden tomarse como ejes de una interpretación histórica.
Por un lado, el círculo denunció los usos de la razón "convertida en instrumento de conquista, cálculo, control y represión", y esos usos se vinculan, concretamente, a la maquinaria totalitaria que padeció el siglo XX, con todo un programa de sometimiento de las conciencias y los cuerpos que, sin duda, encuentra nuevas formas de perpetuación bajo el capitalismo tardío. Por otro, la crítica del círculo al gran arte burgués era -y sigue siendo- necesaria para comprender la posterior apoteosis de la industria cultural, que Adorno detestó y Löwenthal llamó "psicoanálisis al revés", porque el goce "engañoso" que producía en las masas hacía caer en el olvido el conocimiento real de sus propias condiciones de existencia. Por último, en lo que a la libertad respecta, la noción misma -según los pensadores de la Escuela- se fue convirtiendo en una abstracción monumental, y por lo tanto irrealizable como experiencia y como práctica.
Es, quizás, la primera vez que una cátedra universitaria argentina aborda tan a fondo, y en perspectiva histórica, los distintos momentos, afinidades y contradicciones del círculo inicial de Frankfurt. Lejos ya de ciertas reducciones ideológicas a las que los integrantes del círculo, por las urgencias políticas de otros años, se veían obligados, los autores de este libro echan luz sobre los contenidos de verdad de su pensamiento. Se dirigen al lector inteligente que quiera sumergirse y profundizar en un pensamiento rescatado. Sin los clisés de "populares" o "aristocráticos" con que fueron enmarcados desde las teorías de la comunicación, Adorno, Benjamin, Horkheimer, Marcuse y Löwenthal discurren a través de los fragmentos de sus propios textos. Debaten, acuerdan o se ignoran entre sí, para después hacerlo con sus epígonos, sus críticos o deconstructores. La recuperación de su obra bien puede servir para comprender -y negar- el obstinado presente de nuestras sociedades y, de ese modo, autorizar una nueva perspectiva utópica. Porque, escribe Alicia Entel en su prólogo: "Hablar dramáticamente de la crisis del proyecto Europa, como diría Agnes Heller, y enfrentar la hegemonía cada vez mayor de los Estados Unidos, convierten a la bibliografía frankfurtiana en clave para la hora actual".
El pensamiento de estos intelectuales alemanes es un pensamiento clave para recobrar una cultura crítica, y también para aguzar la imaginación, la memoria, la capacidad de negación o denuncia, y condensarlas en la mirada reflexiva que se merece el nuevo siglo.