La despedida a Gianni Vattimo, el “Mick Jagger” de la filosofía contemporánea
Un recorrido por la trayectoria del pensador y escritor italiano que murió a los 87 años; este sábado, se lo despide en la iglesia turinesa de San Lorenzo de Piazza Castello
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Aquellos que conocieron al filósofo y teórico cultural italiano Gianni Vattimo (1936-2023), que falleció a los 87 años, lo recuerdan como a una persona cordial y elegante en su apariencia y en su decir. Invitado por instituciones culturales, visitó con frecuencia la Argentina. El compilador con Pier Aldo Rovatti (y autor del ensayo homónimo) de El pensamiento débil es considerado, paradójicamente, uno de los pensadores italianos más “potentes” e importantes de su país. Especialista en la obra de Friedrich Nietzsche, atribuyó a este autor el origen de la posmodernidad filosófica. También se inspiró en Hegel, Wittgenstein y Heidegger y en la corriente neopragmatista de Richard Rorty. Desde los años 1960, publicó decenas de ensayos y alcanzó notoriedad internacional a partir de la década de 1980.
Este sábado a las diez (las 17 hora argentina), Italia despedirá a Vattimo -el pensador católico, gay y comunista- en la iglesia de San Lorenzo de Piazza Castello de Turín, según informó el diario La Stampa. Hoy, se inició la capilla ardiente en la Universidad de Turín, que se extenderá hasta mañana a las 18 horas de Italia. Vattimo jamás ocultó su admiración por el papa Francisco. “Este Papa me quita la vergüenza de declararme católico”, declaró en 2018 luego de una charla telefónica que mantuvo con el Papa, al que le había regalado un ejemplar de Una autobiografía a cuatro manos, su libro de memorias. El diario oficial del Vaticano, L’Osservatore Romano, en el obituario publicado ayer calificó al filósofo como “uno de los pensadores católicos más importantes de nuestro tiempo”.
En los últimos años, antes de sufrir una crisis depresiva que lo llevó a recluirse en su casa en Turín, recuperó su pasión por el cristianismo y se convirtió en un admirador del papa Francisco. “El único que podría dirigir hoy una revolución es el Papa, no un poder político”, dijo con ironía a LA NACION en 2020. “Francisco cree que puede haber una salud fuera de la Iglesia a través de la caridad, del amor al prójimo”, declaró. Vattimo le había pedido al Papa que intentara cambiar parte de la estructura de la Iglesia con la declaración de “mujeres como cardenales”. Militó en el Coordinamento Omosessuali dei Democratici di Sinistra, una agrupación gay.
Se anticipó a la posverdad y fue un adalid del relativismo multiculturalista. En su obra más popular, El pensamiento débil, de 1985, sostuvo que los valores heredados de la Ilustración -la verdad, la razón, la crítica y la validez argumentativa- debían reemplazarse (o deconstruirse) por el consenso pluralista, el relativismo cultural y la ética interpretativa. Integrante del Partido Comunista Italiano, alentaba -tras la caída del Muro- un comunismo anárquico, libertario y antitotalitario. En Ecce Comu. Como se llega a ser lo que se era, de 2007, criticaba a los reformistas europeos y, erradamente, daba como ejemplos de “democracias de alta energía” la Venezuela de Hugo Chávez y la Cuba de los Castro; también alertó sobre la crisis climática y las guerras por los recursos naturales. Pese a eso, en su obra se respira originalidad y optimismo.
Ha fallecido Gianni Vattimo. Era una de las estrellas de la filosofía cuando comencé la carrera en 2002. Aunque no he compartido varias de sus posiciones, siempre me ha estimulado y he procurado leer sus obras. Quizá me quedo con esta. DEP. pic.twitter.com/WjrEcvSbXS
— Edgar Straehle (@EdgarStraehle) September 19, 2023
El pensamiento de Vattimo también influyó en los estudios sobre estética. “Conocimos a Gianni en 1987; aún no era el Mick Jagger de la filosofía, pero ya se sentía la influencia de sus publicaciones e ideas sobre el pensamiento débil, el fin de la modernidad y, sobre todo, cómo pensar los años 80 desde una concepción que abarcaba desde el catolicismo, Heidegger y el comunismo en caída, y lo que se fue llamando y seduciendo como la posmodernidad -dice a LA NACION el decano del Departamento de Artes Audiovisuales de la Universidad Nacional de las Artes, Marcelo González Magnasco-. Era parte de nuestra familia, juntos visitamos al Papa en Roma y vimos ganar a Argentinos Juniors. Con mi familia fuimos a su casa en la Vía Po varias veces y pudimos compartir su último cumpleaños en Turín. Fue una persona amable, divertida, de buen comer y beber, que se apasionaba por el derecho de los otros, siempre construyendo desde los márgenes. Fluyó del pensamiento débil al pensamiento de los débiles; un catocomunista quizá algo peronista”.
González Magnasco y Adriana Farías entrevistaron a Vattimo en 1987 y en 2013, y publicaron en 2014 el libro de conversaciones Gianni Vattimo. Dios es comunista, donde habló sobre Luigi Pareyson y Hans-Georg Gadamer (sus maestros), Umberto Eco y Fidel Castro, su relación con la Iglesia Católica, el fútbol y las dificultades que atravesó tras declararse públicamente homosexual. También es muy placentera la lectura de No ser Dios. Una autobiografía a cuatro manos, de 2006, con Piergiorgio Paterlini.
En 2006, dio la conferencia “La búsqueda de sentido a comienzos del nuevo siglo: sexualidad, arte e individuo” en el Colegio Nacional de Buenos Aires, invitado por el Centro Cultural Rojas. “Lo trajimos a dar una charla -dice el escritor y crítico cultural Daniel Molina a LA NACION-. Lo presentó el rector de la Universidad de Buenos Aires en ese momento, Guillermo Jaim Etcheberry. Me pareció un tipo muy cálido, muy preocupado por hacerse comprender por un público masivo, buscando constantemente ejemplos de la vida cotidiana. Era católico, de izquierda y gay: o sea, en el mundo de hasta hace veinte años, o incluso más cerca, era un ser muy contradictorio y poco aceptado en cada uno de los casilleros que habitaba. Formado por los alemanes y muy cercano a las preocupaciones de los franceses: intentaba unir Nietzsche, Heidegger (que recién habló en los años 60 sobre Nietzsche) y Foucault en su preocupación por desmontar lo que llamaba, como Lyotard, los ‘grandes relatos’, el nacionalismo, el marxismo, y proponer el ‘pensamiento débil’ y un estilo de vida relajado”.
Murió el filósofo Gianni Vattimo a los 87.
— daniel molina (@rayovirtual) September 19, 2023
Vattimo propuso un "pensamiento débil". Sostenía que vivimos en un universo comunicacional perpetuo dominado por la información multimedia, que es esencialmente contradictoria, sesgada y efímera.
Creemos en algo que se diluye rápido.
“Era muy crítico de los medios porque según él configuraban el ámbito en que vivimos, que es multimedia, con verdades parciales y contradictorias que van cambiando rápidamente, arrojándonos a un sinsentido -agrega-. Vivimos en una Babel informativa, decía. Se hablan mil lenguajes y nadie entiende nada”. Además del clásico El pensamiento débil, Molina recomienda la lectura de Creer que se cree y Verdad o fe débil. Diálogo sobre cristianismo y relativismo.
El investigador del Conicet y profesor de la Universidad Nacional de San Martín Iván Schuliaquer también entrevistó a Vattimo e incluyó esa conversación, titulada “Los medios ante el fin de los gradnes relatos”, en el volumen El poder de los medios. Seis intelectuales en busca de definiciones.
“Para pensar sus aportes en los temas de comunicación, democracia y política, Vattimo tiene un libro de fines de los años 80, La sociedad transparente -dice Schuliaquer-. En ese libro hay un planteo muy interesante. Él viene trabajando sobre la idea de la muerte de Dios, y contra el pensamiento fuerte propone su idea del pensamiento débil. Entonces, el Dios débil, el pensamiento débil y también la verdad débil. Dentro de la verdad débil, algo muy importante fue para él la proliferación de los canales de cable, porque el poder de la verdad durante mucho tiempo lo tenían los medios de comunicación. Con esa proliferación, Europa y Estados Unidos ya no podían pensarse como el centro del mundo occidental; para él, el cable lo que empezaba a mostrar era que había mundos distintos, que había historias, ideologías, formas de ver el mundo, territorios diferentes, historias distintas. Y entonces esa verdad de los medios que parecía tan fuerte también empieza a erosionarse y a volverse más débil. Corrige esa posición cuando, pocos años después, en Italia, la figura central de la política pasa a ser Silvio Berlusconi”.
“En esa línea, si bien él no lo ha trabajado en libros, aunque lo ha pensado y lo ha dicho, internet al comienzo era una multiplicación de eso, del pensamiento débil, de la verdad débil, de la muerte de Dios -agrega-. Pero para él hay una dificultad con la atomización que generan las redes e internet: ve una relación entre la proliferación de información, la cantidad de comunicaciones permanentes y masificadas y la individualización que hace que todos estemos más separados y más desorientados. Se consideraba un ‘catocomunista’, católico y comunista a la vez, mezclando dos disciplinas que no necesariamente han sido compatibles en el siglo XX. Decía que durante mucho tiempo lo que nos daba la Iglesia era la explicación de las Sagradas Escrituras a través de un mediador. Y señalaba que lo que provocan internet y las redes, en este mundo de sobreinformación, es la falta de una instancia mediadora, lo que genera desánimo, apatía e individualismo”.
Según Schuliaquer, el filósofo italiano anticipó una “disputa en términos comunicacionales y políticos” que consistiría en el modo de generar ese espacio de mediación que durante mucho tiempo había ocupado la Iglesia para los creyentes. “Su idea era que todavía entre ese mundo de proliferación y saturación de información, de datos, seguía habiendo una necesidad humana de encontrarse con otro que pueda explicar ese mundo y participar de una sociedad”.