Para fomentar la actividad cultural y comercial, nace la Cámara Argentina de Librerías Independientes
Podrán asociarse librerías de todo el país, incluidas las virtuales; las cadenas con más de tres sucursales quedan excluidas
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LA NACIONDaniel Gigena
De la unión nace la fuerza y por decisión de varios libreros se creó la Cámara Argentina de Librerías Independientes (CALI). En un mensaje compartido días atrás en la cuenta @cali.camaradelibrerias de la red social Instagram, se informa que “después de meses de trabajo” se acaba de conformar la CALI. Su misión principal es “trabajar para promocionar, estimular y fomentar la actividad cultural y comercial de las librerías independientes, fortaleciendo, revalorando y resignificando su papel fundamental para el conjunto del ecosistema librero presente y futuro en la Argentina”.
“La tendencia y la coyuntura hacen imprescindible que las librerías, representadas en su amplia diversidad, se sienten en la mesa de negociaciones con el resto del sector del libro y con las autoridades de gobierno, para definir políticas de fortalecimiento hacia el futuro -prosigue el comunicado-. Entendemos la importancia que tienen las librerías no solo como puntos de ventas privilegiados por el contacto con los lectores, sino también como espacios culturales de encuentro, intercambio y vinculación con sus propios entornos”.
Y concluye: “Las librerías construyen su identidad promoviendo y fortaleciendo la diversidad cultural, la bibliodiversidad, el federalismo y el constante diálogo con todo el sector”.
Pese a la crisis socioeconómica, se siguen abriendo librerías en el país. Sin contar las virtuales y según un informe de la Fundación El Libro (que podría ser revisado), en el país hay más de mil librerías. En la ciudad de Buenos Aires y la provincia de Buenos Aires se concentra más del 50% de los puntos de venta de libros.
La comisión directiva de la CALI está presidida por Mónica Dinerstein (de la librería porteña Tiempos Modernos) y Cecilia Fanti (Céspedes Libros, CABA). La secretaria es Laura Forni (Librería Tren Nocturno, Banfield) y el tesorero, Damián Cabeza (La Libre, CABA). Los vocales son Natalia Miranda (Libros del Arrabal, CABA), Carolina Elorza (Mal de Archivo, Rosario), Edio Bassi (Fedro Libros, CABA), Claudia Domínguez (MG Libros, de la localidad santiagueña de Frías), María Eugenia Pons (Ponsatti Libros, de la localidad santafesina de Funes) y Juan Pablo Armenio (Tiempo Libro, Lanús). El vocal suplente es Marcos Almada (La Coop, CABA) y el revisor de cuentas, Tito Villar, de Saint Exupéry, en Bella Vista.
“Entre colegas fue muy bien recibida la noticia y con mucho interés en asociarse -dice Fanti a LA NACION-. Así que creo que rápidamente lograremos una cámara representativa del sector y su diversidad y complejidad. Más allá de los objetivos mentados en la carta es muy importante haber logrado una figura que nuclee a nuestro gremio y que pueda dialogar con otros sectores de la cadena. En lo personal pienso que es fundamental que fortalezcamos el diálogo y la relación entre pares reconociéndonos como parte de una cadena mayor, y que siempre es vulnerable”.
En la fundación de la CALI participó activamente la librera de Parque Patricios premiada en la edición de la Feria de Editores este año, Tamara Cefaratti, de Vuelvo al Sur. Al ser una cámara de librerías independientes, las cadenas de librerías, como Yenny, Galerna, Estación Libro y Cúspide (y cualquier otra que tenga más de tres sucursales) quedan excluidas. No pasa lo mismo con las librerías virtuales, que sí pueden asociarse.
Como todavía se aguarda la aprobación de la Inspección General de Justicia, la CALI no tiene asociados; los libreros esperan la culminación de ese trámite para unirse a la cámara.
Por Daniel Gigena
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