Pandemia mediante, la Sagrada Familia tendrá en 2021 una torre de 138 metros
La pandemia del coronavirus, que castigó duramente a España, obligó a replantear los planes. Pero la Basílica de la Sagrada Familia, una de las obras cumbres de Antoni Gaudí en Barcelona, no se rinde y ya tiene nuevos objetivos. "A mediados de 2021 finalizará la construcción de la torre dedicada a la Virgen María, que tendrá una altura de 138 metros y estará coronada por una cruz de doce puntas que iluminará el majestuoso templo por las noches", adelantó a LA NACION el arquitecto José Manuel Almuzara Pérez, presidente de la Asociación Pro Beatificación del notable artista catalán.
Con el avance de la pandemia, las obras de la basílica se paralizaron el 13 de marzo, lo que dejó en suspenso el sueño de terminar la construcción en 2026, año del centenario de Gaudí. También se cancelaron las visitas guiadas para los turistas –unas 15.000 personas por día pagaban una entrada de 20 euros-, lo que redujo la fuente principal de ingresos. En agosto se habilitaron visitas los sábados y domingos, 9 a 15, para residentes en Barcelona y alrededores, con una afluencia de 4000 personas por semana.
"Las cuentas hablan por sí solas. Antes se recaudaban 100 millones de euros y este año solo se habrán reunido 17 millones", reveló Almuzara Pérez, al explicar las nuevas metas fijadas por el arzobispo de Barcelona, cardenal Juan José Omella, y la Junta Constructora de la Sagrada Familia, que preside el arquitecto Esteve Camps.
La paralización de las obras, que ahora serán retomadas, no impidió el recorrido de Almuzara Pérez por distintas ciudades del mundo –ahora lo hace por Zoom- para transmitir el significado de una de las principales obras del llamado "arquitecto de Dios", cuya vida es estudiada en el Vaticano para proclamarlo beato e incluirlo en el camino de la santidad. El especialista, que se define como "gaudinólogo", ofrecerá un ciclo de charlas por videoconferencia sobre "Arquitectura y simbolismo en Gaudí", los días 6 y 13 de octubre, en el Jockey Club de Buenos Aires, que ya tiene su capacidad completa.
–¿Cómo afectó la pandemia el avance de las obras?
–Hasta la pandemia, el empeño estaba puesto en completar las torres de María y de los cuatro evangelistas, Mateo, Marcos, Lucas y Juan, que ya están avanzadas en un 75 por ciento. La torre de María será la segunda más alta, después del Jesús, que Gaudí planificó con una altura de 172,5 metros y que se esperaba concluir a fines de 1922.
–¿Qué grado de avances tienen las obras?
–Actualmente, las seis torres ya superan los 100 metros. Pero hubo que replantear los plazos. La buena noticia es que en las próximas semanas se retomarán las obras.
–¿Hay fecha para la finalización de la basílica?
–La finalización de la parte arquitectónica estaba prevista para 2026, pero no se podrá terminar la construcción arquitectónica para el centenario de la muerte de Gaudí. Me recuerda su famosa frase, cuando le preguntaban por la finalización de la Sagrada Familia: "Mi cliente no tiene prisa".
–¿Qué quedaría, además de las torres?
–Para 2026, la Sagrada Familia iba a tener todos los elementos que previó Gaudí, algunos de los cuales aún faltan. Entre ellos, la sacristía de la fachada del Nacimiento y la capilla de la Asunción, en mitad de la fachada del ábside. Ambas estarán unidas por un tramo del claustro, todavía por hacerse. Hay obras complementarias que favorecerán a la ciudad: el metro tendrá un acceso directo al templo y se mejorará el entorno con un plan urbanístico. Queda por aclarar cómo se terminará la fachada de la Gloria.
–¿Qué representa la obra de Gaudí en la arquitectura?
–Los diseños y las obras de Gaudí no dejan indiferente a nadie. Atraen e impactan, especialmente su obra magna, la Sagrada Familia. Gaudí y Frank Lloyd Wright, dos de los arquitectos más importantes del siglo XX, superaron los academicismos y eclecticismos, y ejercieron una gran influencia en las posteriores generaciones. Muchos arquitectos contemporáneos siguieron criterios, de Niemeyer a Foster, pasando por Nouvel, Hundertwasser y Frank Gehry, entre otros.
–¿En sus comienzos se destacaba?
–Cuando se graduó en Barcelona, en 1878, el director de la Escuela de Arquitectura, Elías Rogent i Amat, dijo al entregarle el título: "Hoy hemos dado el título a un arquitecto que será o un loco o un genio".
–¿Le transmitió un mensaje al mundo?
–Gaudí sufrió la incomprensión, la envidia y el abandono. Perdió a su madre y varios hermanos siendo muy joven. Yo hablé de él en mis conferencias a presos en una cárcel de Chile, a niños abandonados que viven en albergues en Arequipa, a familias en Fukuyama y a personas con síndrome de Down. Muchos se conectan y se sienten identificados. Recordaba, además, que el trabajo es fruto de la colaboración en conjunto y que no hay nadie inútil. Todos tienen algo que aportar.
–¿Avanza en el Vaticano el proceso de beatificación de Gaudí?
–Se trabaja en Roma con la Positio, el estudio sobre la vida, la práctica de las virtudes y la fama de santidad. Al igual que las obras del artista, se avanza sin prisas, estudiando a fondo los contenidos biográficos, los testimonios y los escritos. No podemos pronosticar una fecha concreta.
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