Pandemia, grieta, trabajo, parejas y humor: todo es político según Tute
“No gire el libro, gire usted la cabeza. Mire las cosas desde otro ángulo”. Con esa advertencia contundente recibe Tute a los lectores de su nuevo libro, Todo es político!, editado por el sello independiente Hotel de las Ideas. Con más de 200 páginas, reúne los cuadros de humor publicados en los últimos años y toda su producción gráfica creada desde el inicio de la pandemia.
Dedicada a su madre, Cristina Marcón, y a su hermano Tomás, que murió en noviembre de 2019, la recopilación refleja la mirada del autor de Batu sobre cuestiones como el debate por la legislación del aborto, el lenguaje inclusivo, las grietas sociopolíticas, los cacerolazos y la diversidad sexual. Así, en las viñetas aparecen barbijos, micrófonos con fundas de plástico, pañuelos verdes, mujeres y niñas empoderadas, políticos chantas, empresarios miserables, parejas desparejas, miserias de toda clase. Entre otros personajes hay un hombre con “el puño lleno de posverdades” y un nene que le propone a la madre “reperfilar la penitencia”.
“La mayor parte del material es de los últimos cuatro años. El 95 por ciento salió publicado en LA NACION y hay algunos pocos cuadros inéditos. Como dice el título, yo creo que todo es político. En cualquier tipo de relación hay siempre un trasfondo político en términos de lucha de poder, que se pone en juego en todos los ámbitos: no solo en la vida sociopolítica de un país, también en el trabajo, en la pareja, en los vínculos. Este libro tiene un foco especial en la vida política del país porque lo produje fundamentalmente durante el gobierno de Mauricio Macri, una etapa que viví con mucha angustia. Digamos que el período de Macri fue muy inspirador para el humor”, dice Tute, que considera que hace “humor de autor”.
Así lo explica: “Para mí, el humor es personal, proviene de un lugar profundo que no tiene que ver con la alegría sino con cierta melancolía. Yo lo saco desde un lugar más melancólico que gracioso. También, de la mirada sobre el mundo. Por eso propongo en la tapa no girar el libro sino mover la cabeza para ver las cosas desde otro ángulo”.
El humor como salvavidas frente a la angustia; el humor como reflejo absurdo de una realidad que es más absurda aún. Todo eso es el humor de Tute para Tute: “El humor nos da una visión distinta de la realidad, un pensamiento lateral crítico que genera cierta identificación. Uno propone una mirada que no deja de ser un reflejo de lo que piensa. El humor es una suerte de espejo incómodo porque uno se ve reflejado, se reconoce y, al mismo tiempo, ve las partes que preferiría no ver”.
Que el humor (y todo lo demás) es político es una idea que siempre tuvo, asegura, “pero a veces cuando se habla de política uno piensa en cuestiones partidarias o de gobiernos puntuales”. “Yo creo que lo político está en todos los ámbitos del ser humano. Un pensador decía que cuando uno sale a la calle y decide si toma para la izquierda o para la derecha ya está tomando una decisión política”, agrega entre risas.
Es por eso que no esquiva temas sensibles como la legalización del aborto, la diversidad sexual, los derechos de las mujeres, la violencia de género. “En el libro están todas las cuestiones: también el feminismo, las minorías, en un cuadro hay una travesti. Creo que es la primera vez que sale publicado un chiste en un diario con un personaje que es travesti. Son temas de los que quiero hablar. Tengo la tranquilidad de conocer mi posición frente a esas cuestiones y por eso lo que produzco va siempre en el mismo sentido. No es una preocupación: es como una suerte de compromiso conmigo mismo. Mi trabajo tiene sentido solo si me expresa”.
¿Busca hacer un guiño al lector cuando dibuja, por ejemplo, a un empleado que pide aumento salarial frente a un jefe que lo hace sentar en una silla diminuta? “Sí, totalmente. Hacemos uso del humor, tanto desde la producción como desde el lado del consumidor, como un mecanismo de defensa frente a las cosas que nos duelen. Ante la agresión y el dolor, nos defendemos con humor. Eso lo hacemos individualmente y colectivamente”.
Buena parte de los chistes tienen que ver con la pandemia. “Frente al gran temor que nos generó a todos, la angustia por las muertes, la incertidumbre, también producimos humor para defendernos. Mi cuadro diario en LA NACION fue acompañando el proceso de la cuarentena: de pronto, los personajes empezaron a usar barbijos, los exteriores se convirtieron en interiores, las conversaciones giraban en torno a la pandemia, al virus, la distancia social, los cuidados”.
Como la mayoría de los dibujantes y humoristas gráficos, Tute trabaja en su casa desde siempre. Por eso, dice, el confinamiento no le cambió demasiado la rutina laboral. “No hubo una gran diferencia. Pero la cuarentena trastocó mi vida, como a todo el mundo: se terminaron los encuentros sociales y se sumaron otras actividades, como las tareas de la casa, la cocina. Te diría que tuve más laburo que nunca”.
En el terreno creativo considera que le fue bien: “Seguí trabajando como siempre y además surgieron proyectos nuevos como el ciclo de entrevistas Preguntas dibujadas para mis redes y mi canal de Youtube, que sigue hasta mediados de febrero. Ya preparo la segunda temporada para mayo con personalidades internacionales”.
El 30 de septiembre pasado, cuando murió Quino, Tute y sus colegas despidieron al maestro por las redes con mensajes y dibujos conmovedores. En algunos de los cuadros de Todo es político!, hay escenas con chicas y chicos que remiten directamente a Mafalda y a Libertad. Por ejemplo, la nena que no quiere una muñeca que llore sino “una que luche por sus derechos”. ¿Homenaje, influencia, todo eso junto? “Por supuesto que aprendí del maestro Quino el recurso de poner en un niño palabras y pensamientos de un adulto. Como humorista gráfico, uno tiene la posibilidad de decir cualquier cosa a través de un nene o una nena. Por suerte, los chicos y adolescentes de hoy tienen una cabeza muy elástica. Hoy, felizmente, los pibes nos enseñan a los grandes”.
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