Palabras para festejar el Día Mundial de la Poesía
"La poesía es una manifestación de la diversidad en el diálogo, de la libre circulación de las ideas por medio de la palabra, de la creatividad y de la innovación. La poesía contribuye a la diversidad creativa al cuestionar de manera siempre renovada la forma en que usamos las palabras y las cosas, y nuestros modos de percibir e interpretar la realidad. Merced a sus asociaciones y metáforas y a su gramática singular, el lenguaje poético constituye, pues, otra faceta posible del diálogo entre las culturas", postula el documento que la Unesco dio a conocer en París, en 1999. Desde ese año, el 21 de marzo se celebra Día Mundial de la Poesía.
Con actos, lecturas y acciones en la vía pública en varias ciudades del mundo, el género literario asociado con la belleza verbal, la expresión de sentimientos, la observación del paisaje y las reflexiones sobre el lenguaje, la denuncia de las injusticias y el tributo a las tradiciones populares se convierte en centro de atención de los pueblos (en parte, ese es el sentido de los días internacionales). En muchos países, grandes poetas son portavoces y emblemas de las literaturas nacionales: Dante Alighieri en Italia, William Shakespeare en el Reino Unido, Aleksandr Pushkin en Rusia, Johann Wolfgang von Goethe en Alemania, José Hernández en la Argentina.
"Este día tiene como propósito promover la enseñanza de la poesía, fomentar la tradición oral de los recitales de poesía, apoyar a las pequeñas editoriales, crear una imagen atractiva de la poesía en los medios de comunicación para que no se considere una forma anticuada de arte y restablecer el diálogo entre la poesía y las demás manifestaciones artísticas", se destaca en el documento de la Unesco.
Si se implementara tan solo la mitad de ese programa de política cultural propuesto por el organismo internacional, la diversidad lingüística y la experiencia estética estarían garantizadas por décadas. En la Argentina, gran parte de la tarea de promoción de la poesía la llevan a cabo asociaciones y entidades que agrupan a escritores, poetas, editores y libreros.
Elegimos a diez representantes de cinco países de América Latina, dos muy populares y dos no tan conocidos por los lectores, y acercamos una agenda de lecturas y presentaciones de libros en la ciudad de Buenos Aires, desde hoy hasta el sábado.
Argentina
El despertar, de Jorge Luis Borges (El otro, el mismo, 1964)
Entra la luz y asciendo torpemente
de los sueños al sueño compartido
y las cosas recobran su debido
y esperado lugar y en el presente
converge abrumador y vasto el vago
ayer: las seculares migraciones
del pájaro y del hombre, las legiones
que el hierro destrozó, Roma y Cartago.
Vuelve también la cotidiana historia:
mi voz, mi rostro, mi temor, mi suerte.
¡Ah, si aquel otro despertar, la muerte,
me deparara un tiempo sin memoria
de mi nombre y de todo lo que he sido!
¡Ah, si en esa mañana hubiera olvido!
Prólogo para un otoño, de María Negroni (Cantar la nada, 2011)
nadie sabe
qué sabe un cuerpo
a la hora de perderse
más aún
si en tales circunstancias
la crispación civil
los besos pálidos
como oriundos de ningún
nadie sabe cómo y cuándo
en su rapaz ternura
las palabras
tan poco y tanto oscuro
el sentimiento
ciertamente
una victoria contra qué
mis reinos sin tu boca
mi muy torpe noche
Chile
Orinoco, de Pablo Neruda (Canto general, 1950)
Orinoco, déjame en tus márgenes
de aquella hora sin hora:
déjame como entonces ir desnudo,
entrar en tus tinieblas bautismales.
Orinoco de agua escarlata,
déjame hundir las manos que regresan
a tu maternidad, a tu transcurso,
río de razas, patria de raíces,
tu ancho rumor, tu lámina salvaje
viene de donde vengo, de las pobres
y altivas soledades, de un secreto
como una sangre, de una silenciosa
madre de arcilla.
Ahora sí que tú y yo estamos más lejos, de Enrique Lihn (Álbum de toda especie de poemas, 1988)
Ahora sí que tú y yo estamos más lejos uno del otro
que dos estrellas de diferentes galaxias.
Ningún astrónomo logrará tenernos juntos
en su vertiginoso campo visual
ni el fotógrafo de Cartagena ante su Polaroid
así fue hace la infinidad de siete años
el resto de las imágenes son nubes de la memoria
y de aquella y de todas se ha retirado la vida.
Perú
Piedra negra sobre una piedra blanca, de César Vallejo (Poemas humanos, 1939)
Me moriré en París con aguacero,
un día del cual tengo ya el recuerdo.
Me moriré en París y no me corro
tal vez un jueves, como es hoy, de otoño.
Jueves será, porque hoy, jueves, que proso
estos versos, los húmeros me he puesto
a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
con todo mi camino, a verme solo.
César Vallejo ha muerto, le pegaban
todos sin que él les haga nada;
le daban duro con un palo y duro
también con una soga; son testigos
los días jueves y los huesos húmeros,
la soledad, la lluvia, los caminos…
Felizmente no tengo nada en la cabeza, de Blanca Varela (Concierto animal, 1999)
felizmente no tengo nada en la cabeza
sino unas pocas ideas equivocadas por cierto
y una memoria sin tiempo ni lugar
nada para poner
nada para dejar
sino huesos cáscaras vacías
un montoncito de cenizas y
con suerte algo de polvo
innominada nada
en lo que fue mi cabeza
México
Vida entrevista, de Octavio Paz(Condición de nube, 1944)
Relámpagos o peces
en la noche del mar
y pájaros, relámpagos
en la noche del bosque.
Los huesos son relámpagos
en la noche del cuerpo.
Oh mundo, todo es noche
y la vida es relámpago.
Tarde en cámara lenta, de Gabriel Zaid (Reloj de sol, 1995)
Tu cuerpo, el mundo, corre.
Mis ojos, el mundo, también.
Nadie ama dos veces con los mismos ojos.
Contemplar: confluir.
Uruguay
Sueldo, de Mario Benedetti (Poemas de la oficina, 1953-1956)
Aquella esperanza que cabía en un dedal,
aquella alta vereda junto al barro,
aquel ir y venir del sueño,
aquel horóscopo de un larguísimo viaje
y el larguísimo viaje con adioses y gente
y países de nieve y corazones
donde cada kilómetro es un cielo distinto,
aquella confianza desde nos cuándo,
aquel juramento hasta nos dónde,
aquella cruzado hacia nos qué,
ese aquel que uno hubiera podido ser
con otro ritmo y alguna lotería,
en fin, para decirlo de una vez por todas,
aquella esperanza que cabía en un dedal
evidentemente no cabe en este sobre
con sucios papeles de tantas manos sucias
que me pagan, el lógico, en cada veintinueve
por tener los libros rubricados al día
y dejar que la vida transcurra,
gotee simplemente
como un aceite rancio.
Estar solo, de Ida Vitale (Palabra dada, 1953)
Un desventurado estar solo,
un venturoso al borde de uno mismo.
¿Qué menos? ¿Qué más sufres?
¿Qué rosa pides, solo olor y rosa,
solo tacto sutil, color y rosa,
sin ardua espina?
Para agendar
Hoy a las 20 se presenta el libro Madrigal del Diablo , de Jorge Rivelli con la participación de Adriana Litwin, Luis Tedesco, Jorge Aulicino y Santiago Espel. En Tano Cabrón (Jean Jaurés 715). Entrada libre y gratuita.
Mañana a las 19 los poetas Valeria Pariso, Jotaele Andrade y Diego Roel presentan sus libros de poemas en La Casa del Árbol (avenida Córdoba 5217). Entrada libre y gratuita.
A las 21, Ciclo Monserrat y Máspoesía participan mañana del cruce poético +Monserrat #2, con Giselle Hidalgo, Aye Cara, Pola Po, Macarena Cifuentes, Adrián Agosta y Pola Gómez Codina. En Gascón 326.
En el marco del ciclo Transpolar, poesía + narrativa, el sábado a las 19 se presentan Silvia Castro, Adriana Francia, Lidia Rocha, Eduardo Mileo, Miguel Martinez Naón y, desde Rosario, Alejandra Mendez Bujonok. La curaduría de Transpolar, que inicia su séptima temporada, es de Fernando Gabriel Caniza. A las 19, en librería Aquilea (avenida Corrientes 2008). Entrada libre y gratuita.
También el 23, en el Espacio Y Lugar Cultural (Mansilla 2986, entre Agüero y Laprida), de 19 a 21, tendrá lugar La Noche del Sol, encuentro de poesía, con Susana Szwarc, Daniel Arias, Graciela Zanini y Adolfo Ponto. Coordina Alfredo Luna. Entrada libre y gratuita.
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