Palabra de mujer: las pioneras del feminismo vuelven a hacerse oír
"Emancipadxs", muestra que organiza la Biblioteca Nacional, recupera testimonios de, entre otras, Alejandra Pizarnik, Alfonsina Storni y Victoria Ocampo, con reivindicaciones muy actuales
Las grandes mujeres de la cultura y de la ciencia, que marcaron la historia argentina hace más de un siglo, hacían los mismos planteos que las feministas de hoy. Igual salario por igual tarea. Participación en los espacios políticos, jurídicos y legislativos donde se discuten las leyes. Reconocimiento al doble trabajo que implica ocuparse de las tareas domésticas. No a la trata de personas ni a la violencia familiar. Decisión sobre el propio cuerpo y no al modelo de mujer como objeto sexual. En el siglo XXI, siguen vigentes muchas de las demandas de las pioneras del feminismo en la Argentina.
"No hay mujer normal de nuestros días que no sea más o menos feminista. Podrá no querer participar en la lucha política, pero desde el momento que piensa y discute en voz alta las ventajas o errores del feminismo, es ya feminista, pues feminismo es el ejercicio del pensamiento de la mujer en cualquier campo de la actividad", dijo Alfonsina Storni en la década de 1920. Feminista de la primera hora, madre soltera a los 20 años y consagrada poeta, Storni enfrentó toda clase de prejuicios no solo por haber osado tener un hijo sin estar casada, sino también por sus versos, considerados "inmorales".
La cita de la autora de "Tú me quieres blanca" está destacada en la sala Leopoldo Marechal de la Biblioteca Nacional, junto con frases de otras mujeres, en la muestra "Emancipadxs. Estereotipos, luchas y conquistas": Alejandra Pizarnik, Victoria Ocampo, María Elena Walsh, María Luisa Bemberg y Angélica Gorodischer, que se reivindican feministas, cada una a su manera. Fiel a su estilo, Ocampo declaraba: "Lo que los hombres, fuera de una minoría que bendigo, no parecen comprender es que no nos interesa en absoluto ocupar su puesto, sino ocupar por entero el nuestro".
"A lo largo de nuestra historia, las mujeres fuimos excluidas no de la escena pública, como se quiere hacer creer, sino del relato de los acontecimientos públicos. Sin embargo, fuimos parte imprescindible en la construcción de la nación. Las sociedades de nuestro continente, marcadamente patriarcales, nos asignaron lugares subalternos, poco dignos de ser destacados o siquiera mencionados", dice Elsa Barber, directora de la Biblioteca Nacional, en el catálogo. La exhibición está integrada por materiales poco conocidos del acervo, como las primeras publicaciones escritas y dirigidas por mujeres (La Aljaba, La Camelia o Álbum de Señoritas, del siglo XIX) y las tesis de graduación de las primeras universitarias argentinas: Cecilia Grierson, Elvira Rawson, Elvira López y Alicia Moreau. "Las pioneras señalaron el rumbo y alumbraron el camino hacia las grandes conquistas", agrega Barber, primera mujer en alcanzar la dirección de la BN.
Además de plantear un recorrido histórico por hechos y conquistas, la muestra rinde homenaje a las figuras que fueron claves en la lucha de las mujeres argentinas. No puede faltar, claro, Eva Perón y el derecho al voto femenino, en 1947. Tampoco Julieta Lanteri, que en 1911 se presentó a votar con el argumento de que la carta de ciudadanía argentina que acababan de otorgarle (había nacido en Italia) la habilitaba para hacerlo. Como si fuera poca osadía, Lanteri esgrimió que nada le impedía ejercer un cargo público. Así, en 1920 se postuló para diputada. Obtuvo 1313 votos. Todos de hombres. "Lanteri se mete de lleno en la política con una gran astucia: va a la letra de la ley. Después funda el Partido Feminista Argentino y se presenta como candidata, algo que tampoco estaba explícitamente prohibido", cuenta Jorgelina Núñez, coordinadora de la muestra junto con María Fernanda Olivera. De la investigación también participaron Evelyn Galiazo y Lucía Cytryn.
Astucia, osadía y perseverancia son rasgos comunes de estas mujeres pioneras de variadas disciplinas, tan distintas entre sí, pero con objetivos y reclamos comunes. Como los de las primeras universitarias, "que ingresaron a fuerza de tozudez en espacios donde no eran aceptadas", explica Núñez. Desde la Asociación de Universitarias Argentinas, creada en 1904, organizaron en 1910 el primer Congreso Femenino Internacional en Buenos Aires. "Tenemos un folleto de aquel Congreso, donde entre otras cuestiones se votó a favor de que la educación fuera laica, mixta e igual para ambos sexos -agrega la investigadora-. La BN conserva también las tesis de graduación: sus investigaciones estaban dedicadas a los problemas del sistema genital y reproductor femenino".
Alicia Moreau escribió en 1919 un texto controvertido para la época: "La emancipación civil de la mujer". Había ingresado a la Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires en 1907. En 1914 se recibió con diploma de honor con la tesis "La función endócrina del ovario".
Sobre el voto femenino, Moreau ya proclama a principios de 1900: "Recuerden que los verdaderos derechos se deben conquistar, que es necesario vencer los rutinarios retrógrados, los temerosos de lo nuevo, los amantes del pasado, que es necesario vencer el temor de los políticos que ven con recelo esa incógnita que encierra el voto femenino". Otra de las fundadoras de la Asociación de Mujeres Universitarias Argentinas fue Elvira López, la primera mujer graduada en Filosofía y Letras, en 1901, con una tesis titulada "El movimiento feminista".
La cuestión del cuerpo, tan vigente por estos días, estuvo presente desde temprano en los discursos de las primeras feministas. Pero fue Victoria Ocampo quien hizo visible la discusión sobre el derecho al aborto legal y seguro en un medio de difusión. En 1970, dedicó un número triple de la revista Sur a la mujer. Esa edición especial incluyó una encuesta realizada entre 74 jóvenes de entre 15 y 35 años y entre 49 figuras del ámbito de la cultura con preguntas sobre el trabajo, la religión, la política, la educación, el matrimonio y la sexualidad, entre otros temas.
A la pregunta "¿Cree que las leyes que rigen el control de la natalidad o el aborto deben estar en manos de la Iglesia o de los hombres que gobiernan, o bien de las mujeres -protagonistas de este problema- que, sin embargo, hasta ahora no tienen voz ni voto en algo que les concierne por encima de todo?" Alejandra Pizarnik respondió: "Cada uno es dueño de su propio cuerpo, cada uno lo controla como quiere y como puede. Es el demonio de las bajas prohibiciones quien, amparándose en mentiras morales, ha puesto en manos gubernamentales o eclesiásticas las leyes que rigen el aborto. Esas leyes son inmorales, dueñas de una crueldad inaudita".
El 26 de junio se cumplen 200 años del nacimiento de Juana Manso, considerada la "primera feminista argentina". Además de su tarea en favor de la educación para mujeres y hombres, Manso editó en 1864, junto con Eduarda Mansilla, La Flor del Aire. Periódico Literario Ilustrado Dedicado al Bello Secso. Esa publicación pionera para mujeres se exhibe en una vitrina, cerca de una pila de revistas femeninas actuales con dietas para lucir siempre flacas y consejos para tener la panza chata y los glúteos bien firmes.
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