Paisaje en blanco y negro
Un escritor ignoto, un periodista desempleado, un diario en decadencia y un amor fracasado conforman la atmósfera de El público, logrado relato de Bruno Galindo
Con cierto enfoque ensayístico, El público es un relato de temas que se superponen y se entrelazan, como en un juego de cajas chinas. Se habla de algo y luego una evocación lleva a otro asunto que, a su vez, desemboca en nuevas situaciones. La deliberadamente confusa técnica agrega otro ingrediente, que suma mayor complejidad: el fenómeno del déjà vu , con la diferencia de que aquí la sensación de haber vivido algo le ocurre no a quien debería experimentarla, sino a otro, que lo observa.
Bruno Galindo nació en Buenos Aires en 1968. Emigró a España con sus padres siendo muy niño, de modo que tiene ambas nacionalidades. En Madrid, donde reside, se dedica al periodismo referido a variadas expresiones musicales. Ésta, su primera novela, está encabezada con la doble definición que el diccionario da para su título: "1. Notorio, patente, manifiesto, visto o sabido por todos. 2. Conjunto de personas reunidas para asistir a un espectáculo o con otro fin semejante".
El relato se inicia con la difícil situación de un diario que ha perdido sus lectores potencialmente más importantes: los situados en la franja etaria que va de los 25 a los 40 años, lo cual implica una deducible perspectiva de extinción. En una reunión de directivos del periódico, el diagnóstico de expertos en marketing da como resultado la decisión de lanzar una revista bautizada Premium , con promociones de los objetos más suntuosos imaginables y destinos turísticos capaces de tentar sólo a extravagantes multimillonarios, de jeques árabes para arriba.
El protagonista de la novela es un periodista cuarentón, de izquierda y desocupado, a quien se le ofrece ingresar en el staff . Acepta, pese al conflicto entre sus ideas y semejante producto de elite. Por esos días, ha muerto un escritor polaco que admiraba, Josek Briznewicz, con libros tan extraños como el tipo de ceguera que lo afectaba: sólo podía ver al atardecer y en las primeras horas del día. A raíz del amplio conocimiento que tiene de Briznewicz es invitado a un programa televisivo, referido al polaco. Allí Nuestro Hombre conoce a Nuestra Mujer, con la que vivirá un intenso romance (como ellos, el Escritor, el Jefe de Sección, etc., los personajes son nombrados así, obviando identidades para convertirlos en una suerte de arquetipos).
La de por sí agobiante atmósfera de la historia -en la que no hay ni la pausa aliviadora del humor, salvo que se tomen así los disparatados contenidos de Premium - se enrarece aún más cuando Nuestro Hombre comienza a recibir unos inquietantes anónimos que finalizan sólo cuando también es despedido de la publicación, sin explicaciones de ningún tipo. Es otro ángulo del muy manifiesto sentido crítico que el autor transmite respecto de una sociedad que parece oscilar cada vez más entre lo temible desconocido, la acobardada sensación de la vacuidad de la existencia y la endeblez de las relaciones, en un mundo de comunicación surtida por la frialdad de la tecnología en detrimento del contacto esencial.
Por eso, el texto adquiere progresivamente el carácter de un abrumador paisaje en blanco y negro (como el que exhibe el cine expresionista alemán, el del Fritz Lang de Metrópolis ), que habla de la declinación y la muerte de todo: la de un diario en proceso terminal que sucumbe a lo frívolo y descabellado; la de un escritor ignoto, partícipe desvaído de un intrascendente diálogo televisivo; la del amor, que se insinuaba cálidamente integrador, y la de una claudicación idealista para escapar de otra muerte: la que trae consigo la desocupación, ese temible flagelo en aumento, capaz de borrar nombres y reemplazarlo por números de una estadística que sobrevivirá sólo hasta que se confeccione la siguiente.
- El público
Bruno Galindo
Lengua de Trapo
219 páginas
$ 170