Pagan US$ 100 millones por una calavera de diamantes
Es una obra del polémico artista británico Damien Hirst
LONDRES.- En una operación que suma otro récord a la exitosa y mediática carrera del artista británico Damien Hirst, una calavera de platino con diamantes incrustados, creada por él, fue vendida a un grupo inversor no identificado, por 100 millones de dólares.
El cráneo, molde de uno real de un ciudadano europeo de 35 años del siglo XIX, está revestido con 8601 diamantes, incluido uno que vale 8 millones de dólares, en medio de la frente.
Según informó la galería londinense del artista, White Cube -donde la millonaria calavera se exhibió por primera vez con considerable polémica en junio pasado-, Hirst no ha querido perder totalmente el control de su obra y ha puesto una serie de condiciones a los compradores, quienes las aceptaron sin chistar.
Así, el cráneo de diamantes se exhibirá en museos de distintas capitales del mundo en los próximos tres o cuatro años, y el grupo inversor que adquirió la obra se declaró dispuesto a pagar en efectivo, sin pedir descuento alguno sobre el precio, que fijaron inicialmente Hirst y su galería. Según el agente comercial del artista, Frank Dunphy, "la venta se cerrará dentro de tres o cuatro semanas". Generalmente, la galería se queda con el 30% y el autor con el 70% de la operación.
El polémico creador, de 42 años, fue noticia en junio pasado, cuando se convirtió en el artista vivo más caro del mundo: Lullaby Spring, una instalación de remedios multicolores creada por él, fue rematada en 19,2 millones de dólares en la casa Sotheby s de esta ciudad. Con esa cifra, superó en 3,6 millones de dólares el récord que el pintor figurativo Lucien Freud, también británico, había obtenido sólo tres días antes.
Un estilo personal
La calavera que reafirma la posición dominante de Hirst en el mundo del arte es todo un ejemplo de su estilo, que genera tanta fascinación como escepticismo.
El propio artista financió la confección del cráneo -recientemente dijo no recordar si le había costado 10 o 15 millones de libras- y, como suele reconocer sin pruritos, su participación en la obra fue mínima. La pieza fue en realidad fabricada por Bentley & Skinner, una conocida joyería de la londinense Bond Street, y se comenta que es el encargo más caro desde las joyas de la corona británica. En efecto, en sus pinturas, esculturas e instalaciones, Hirst tiene la idea y deja que sus "obreros" -tiene más de 120 personas que trabajan para él- la materialicen.
Hirst es dueño de una fortuna de más de 300 millones de euros y las ventas de su última exposición, en la galería White Cube, sumaron unos 190 millones de dólares. El británico saltó a la fama en los años 90, gracias a la difusión que le facilitó el coleccionista Charles Saatchi, a partir de su participación en la muestra Sensation, que reunió a un grupo de jóvenes británicos cultores del shock art. En esa muestra, Hirst mostró por primera vez su obra más conocida: un tiburón conservado en formol.
Por ahora, el mercado sigue favoreciendo a los maestros fallecidos, pero el arte del siglo XX gana posiciones. La obra más cara del mundo es hoy Número 5 (1948), del expresionista norteamericano Jackson Pollock, rematada por 140 millones de dólares en noviembre de 2006. Le sigue Woman III (1952), de Willem De Kooning, subastada en ese mismo mes por 137,5 millones de dólares.